Casualidades

Extraordinario. Algo fuera de lo común. 

Cada vez era menos probable que pasara algo extraordinario. A pesar de poner la palabra el el "whasap" como una reivindicación. Hasta la había buscado en la RAE. Era una definición preciosa. Utilicé mi nada extraordinaria llave para abrir el portal y minutos después el cotidiano mando a distancia para encender mi televisión donde emitían una programación previsible. 

"¿Has visto Ms Sunshine?" me había preguntado cierta persona.

Pensé, seguro que me la ha recomendado porque es una fábula horrible sobre la familia. Cambié de canal: pelí de misterio, pelí de espías, telediario, .... ay, que vida tan poco extraordinaria. En la televisión pública un plano medio de Cleant Eastwood mientras bebía una cerveza ocupó la pantalla. Otro que estaba triste.

"You are my sunshine" dijo de pronto dejándome patidifusa. ¿En inglés? pensé yo. ¿Se ha estropeado la tele? "because you are my sunshine and you never know how much i love you"...

Y repitió aquello de "te quiero, te quiero, te quiero, te quiero... because you are my sunshine" como tres veces. Y no dejes que tu luz deje de brillar.

- Pero ¿quién? -me interrogué mentalmente-. No dice a quién. No dice a quién quiere. Tampoco quién canta.

Ya es casualidad. Y el tipo seguía: porque te quiero, te quiero, te quiero y nunca sabrás cuánto...

Pero seamos lógicos y científicos. Vale que me había dado como un salto el estómago con la casualidad de la palabra sunshine. Pero una no puede pensar que el Universo le ha mandado una canción de amor a través del televisor. (jijiji). Es un poquito... bien, harto poco probable. Y además, en caso de hacerlo, ¿Cleant Eastwood?... claro que de ser una ñoñería de película no habría prestado nada de atención. Esta iba de un señor enfermo y una hija adicta al trabajo. A la hija un tipo le decía en la oficina: "Esta bien que no tengas familia" y ella le contesta: "Sí la tengo y no es asunto tuyo". Me cayó bien, parecía lista. Pero al poco rato, a los diez minutos, me di cuenta de que el televisor me molestaba.

El ruido. Me molestaba bastante. Quiero silencio. Lo vi clarisimo y lo apagué.

"You are my sunshine...." repetía para mis adentros mientras buscaba el libro de la Señora Dalloway. Qué absurda casualidad. Abrí el libro. Estaba tan cansada que lo leí a saltos:

"Mira... -mira... ¡Mira!... Mira"

¿¿¿Pero qué??? ¿Aliteración? pensé con el libro entre las manos. Está usando un recurso. Todos los párrafos empezaban por "mira". Mira mira mira....entre exclamaciones. Como inicio de diálogo.  
Cerré el libro.

"Debo admitir que no me gusta Virginia Woolf. La entiendo pero no me gusta, así que tarde o temprano habrá que admitirlo".

Que no te guste un clásico nunca es bueno si eres escritora. Pero ante todo, soy honesta.
Dejé mi mano deslizarse hasta el libro de cuentos Zen que tenía al lado. Estos sí. Estos me hacen reír. Abrí el libro de cuentos zen. Pero estaba muy cansada para leer así que mis ojos se posaron directamente en un párrafo del final de uno de los relatos. Ni siquiera me importó no leerlo desde el principio. Decía: "Yo soy Ku. También tú eres Ku. Por tanto, yo existo en ti y tú existes en mi. Tú y yo somos la unidad universal, ku. Si me comes, te comerás a ti mismo. Si te comes a ti mismo, es que estás loco."

Cerré el libro de golpe.

"Te puedes comer a ti misma" había dicho esa persona cuando le pedí algo extraordinario.

¡¡JAJAJAJAJAJA!!!

Y entonces, mentalmente, me dirigí al "niño cartero" de mis cuentos.

"¡¡Lo estás haciendo tú!!" le dije. Entiéndase que un personaje, a fin de cuentas, es parte de mi mente.

El silencio fue mi respuesta. Pero no un silencio vacío, no. Era un silencio de "vamos a jugar al escondite". A ver, ¿quién había abierto el libro por ese párrafo? Desde luego, el que me dijo la frase no.

Le había pedido, a esa otra persona, algo extraordinario y esa otra persona (quizá, quién sabe, igual todo esto es mentira) había contestado algunas frases, entre ellas la de Mss Sunshine y luego eso de "te puedes comer a ti misma" cuando hablábamos de ahogar (yo) la monotonía en una gran comilona.

Que luego eso se cruzara en mi camino... es casualidad. Bien podía haberme fijado en la palabra camión y en una canción titulada sapos y culebras.

Decidí dejar de leer, me tapé con una manta y cerré los ojos. "Qué tontería" me dije. Aunque por otro lado... había algo extraordinario, ¿no? (jijiji). Bueno, da igual. Aunque todo sea casualidad. Y de pronto, abrí los ojos como platos en medio del a oscuridad al darme cuenta de una cosa.

"¿cuál había sido la palabra del libro de Dalloway que se repetía y se repetía?"

Mira.

Me incorporé. La leche. ¡¡El Universo habla!!

JAJAJAJ!!!




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