Estudiando la casualidad - La ciencia de lo sutil


Esta mañana bajaba la rampa del garaje (mi garaje tiene dos entradas, por la que yo entro y otra que da a la calle de atrás, que está en cuesta y por la que está prohibido salir debido a su mala visibilidad). Es un garaje muy grande. Tiene tres niveles. Yo estoy en el intermedio.

Mientras bajaba hacia la puerta de repente me vino a la mente una frase del Muso de ayer:

"¿Tú qué necesitas?"

No me la dijo a mí, se la dijo a otra compañera. A partir de aquí la entrada va a dos colores (¡como Maichel Ende, jajajaja) El color azul es lo que yo pienso. El morado es mi pensamiento contestando. 

"¿Tú qué necesitas? ¿te has fijado en esa frase? (me visualizo en su lugar, me pongo en su lugar) Esta cediendo el espacio. ¿Pero te das cuenta de esa frase? ¿Dónde está alguien para decir esa frase? Siempre es el otro, le da el espacio al otro. ¿Y es correcto hacer eso en el trabajo? ¿Lo puedo usar?. Eso es un truco de coachi...." 

Justo en ese instante, oigo un ruido muy raro a mis espaldas.

"Oh, venga ya..."

cloc, clank, clin clonk, clunk.

Me giro y veo una bolsa de chetos bailando y bajando por la rampa del garaje. Mientras pienso, ¿¿en serio?? Me quedo mirando la bolsa en medio del silencio de la noche y de pronto me doy cuenta de que esa bolsa me ha sacado totalmente del estado mental que llevaba. Y de lo que iba pensando. De investigar al Muso.

Y todavía mirando la bolsa, pienso: Qué sutil. 

"Una bosla de chetos. Una sencilla bolsa de chetos... y se te va por completo la pinza. Y te olvidas de todo eso que pensabas. Entiendo. Así que así funciona, ¿eh? ¡¡Una bolsa de chucherías!! jajajaj"


Estoy investigando las casualidades.

Porque creo que hay algo más ahí. Y en medio de tan animado momento de reflexión conmigo misma (si os fijáis, mi pensamiento no me había contestado) subo al coche, arranco, y me dirijo a la salida que está prohibida porque no se ve nada pero que siempre salgo por ahí porque, más en este turno, no me encuentro un coche ni pa´tras.

Abro la puerta, comienzo a subir la cuesta. Y bastante antes de llegar arriba, mi pensamiento hace acto de aparición:

"cuidado con el coche"

Llego arriba de la cuesta despejada y me respondo: "¿Coche? ¿Qué coche? ¿ya estamos con las cositas que se adivinan? ¿Tú ves algún coche? ¡No hay ningún coche! Ni en la salida, ni viniendo por la calle... te has equivo..."

Giro el volante, a la izquierda  (los coches suben de la derecha que es para donde yo miro) y me encuentro, POR PRIMERA VEZ EN OCHO AÑOS, un coche plantado en medio de la calle (a oscuras) que casi me como!!!
Freno en seco.

La leche.
¡JAJAJAJA!
No puedo con esto. No puedo, de verdad.

Y sí, sí... es eso lo que no comprendo.

Sin embargo, te acercas al Muso, le cuentas estas cosas (que están prohibidas de contar, o deberían) y contesta: "Pues claro". Como si fuera lo más normal del mundo.

¿¿¿Puede alguien explicarme lo que está pasando aquí????


¡¡ Saludos!!

2 comentarios:

Davidel dijo...

Llevo parte de la mañana pensando en la historia interminable, en que es el libro de fantasía que más me impacto y gusto. Hasta estaba pensando en comprarme algún día una copia del libro original... Me meto en tu blog y hablas de Michel Ende jajajaja. Si, el tema de las casualidades mola jjj
Buen día!!

Nelly dijo...

jajajaja!! JAJAJAJAJ!!! esto no es normal...

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises