Estaba Nelly leyendo una novela de Stephen King cuando de repente los protagonistas son atacados, nada más y nada menos que... por un hombre lobo. Un hombre lobo con cazadora de instituto. Con coleta y garras cubiertas de pelo. 

"Oh, venga ya!" Nelly aparta el libro. Lee tumbada, boca arriba. Fija la mirada en el techo y piensa: "¡Venga ya! ¿un hombre lobo? ¿En serio? No me extraña que él se ría..."

Retoma la lectura pero a medida que el autor avanza en su descripción, la risa le vence. Y esa risa mental aflora a sus labios dándole una expresión divertida.

"¿En serio? Un hombre lobo... ¿con cazadora de instituto?"

Flotando a lomos de un viento imperceptible llega hasta su rincón de lectura la voz del cartero de su ciudad imaginada:

"Son niños" , le dice. 

Nelly reconoce al instante esa inspiración tan esquiva y aparta el libro. Sólo ligeramente. 

"Es ridículo" piensa.

"Sigue leyendo" recomienda su inspiración.

Y así lo hace. Sigue leyendo. Leyendo y pensando en Stephen King, como a ella le gusta pensar en los autores. Lo imagina escribiendo aquella escena. "¿En qué pensabas?" Quiere entrar en su mente. Lo visualiza en el momento de narrar la historia.

Y el libro continúa: "... "o sueltas al muchacho o te rompo esa cabezota! (...) La bestia del sótano dejó escapar un ensordecedor rugido de ira... pero Richie creyó detectar otra nota en ese bramido: miedo, tal vez. O dolor".

Nelly aparta el libro.

"¿A qué reacciona?" Pregunta. Ajena ya a la historia. 

En su rincón de lectura solo hay silencio. Esta sola. No hay respuesta. "¿A qué reacciona?" piensa, más fuerte. "El personaje, el malo.. Eso, ¡puñetas, ¿a qué reacciona?!" insiste.

Lee el párrafo de nuevo. Le gusta meterse en la mente del autor. Los autores dan pistas. Ellos están en sus textos, la forma en que su mente funciona está allí, en la historia.  

"¿Es a la ira?" piensa. "¿Es que los niños se enfadan y entonces el malo retrocede? ¿a qué reacciona?"

"A la unión".

Las cejas de Nelly se elevan. "¿A la unión?" Relee el párrafo. "No lo entiendo. ¿Qué me quiere decir ... que los miedos de unos se arreglan con la presencia de otros?"

Ya lo entenderás.

Nelly deja el libro a un lado. A medida que sus ojos se cierran la figura del cartero de la ciudad de los cuentos se vuelve más clara. 

"¿Es cómo en el pistolero? ¿De eso va? ¿Qué tiene Stephen King con las uniones mentales? Porque en la Torre ocurre lo mismo. Todos los personajes se necesitan, todos encajan en un algo más grande... qué pesado, el tío. ¿Cómo lo llamaba? ¿Destino, ka o no se qué?"

El cartero no contesta. 

"Ya que estás..." Nelly sonríe "¿de dónde salió el personaje de Andy?"

Al cartero le da la risa. Le contesta algo así como que eso está fuera de su alcance. "Ya que vienes podías contar más cosas", protesta Nelly. "Todos los personajes escritores tienen la misma esencia de él. En todos se vuelca, ¿te has dado cuenta? Lo de vender los primeros cuentos, etc. etc. Siempre es él. Lo sé por su biografía... pero si es el escritor de sus propias novelas (y me consta que se basa en él para alimentar estos personajes), ¿por qué eligió ser tartamudo en It?". 

"buena pregunta", responde el cartero.

"¿Se esconde?" Nelly no consigue desvelar el misterio. Puede que nada sea cierto, o relevante, a lo mejor que un tartamudo brille no significa nada. Que haya tildado al personaje de "perfecto", puede que tampoco. Pero sin duda que describa a los personajes usando la técnica de "unos a través de otros" (es decir, son los personajes los que te dicen cómo son los demás) es algo de manual de escritor.

¡Aahhhh! ¡Cuantos misterios!