3 Actividades que recomiendo: Escribir, leer, meditar.

Estas tres actividades tienen un misterioso algo común.
He comenzado mi nueva novela. Estoy leyendo Stephin King (It) y continuó meditando (aunque no sé para qué, jajajaja...)
No, sí que lo sé. Antes de meditar tienes que "ofrecer" ese tiempo por algo. Por algo positivo para todos, se entiende.

Con las dos primeras actividades siento que desaparezco. Ya sea leer o escribir. Se desvanece todo, menos la historia. Es una sensación muy agradable, porque es como si viajaras a otro mundo. Durante ese tiempo te están contando o estás contando. Ambas experiencias son muy placenteras.

La de meditar es distinta. Si con esas dos previas "se desaparece", con meditar me ocurre un poco lo contrario. "hay demasiado yo por todas partes". Ufff, es como entrar en una jaula de grillos. 



Si alguno está aprendiendo a meditar (os invito a ello), seguro que sabe de lo que hablo cuando notas una resistencia a dedicarte a esta actividad porque sabes que estás mal. Pero si por el contrario te encuentras bien sí que te apetece, claro, y es igualmente una actividad, un espacio de tu vida, maravilloso. Ahora bien, imaginaros que "os encontráis mal" y os ponéis a meditar. Va a ocurrir algo curioso, no solo tiene un efecto inmediato en el resto de actividades que hagáis ese mismo día (lo he comprobado. Científicamente: funciona). Si meditáis el tiempo suficiente todo ese "yo", que está mal y está tan ajetreado, inquieto... se va a convertir en ....

... ¿qué palabra busco?
Vacuidad me parece demasiado... bueno, de gente que sabe más que yo. No me atrevo a usarla.

Comenté antes que leyendo y escribiendo, desaparece todo. Bien, desaparece todo pero porque queda la historia, nada más. Te atrapa, te absorbe. Como cuando practicas un deporte. Creo que esto es ni más ni menos que concentración.  Pero mucha, mucha, concentración. Una concentración fabulosa. No existe nada más que lo que lees, lo que escribes. Nada más.  

Al meditar no hay "un algo" en lo que concentrarse. Queda un vacío diferente. Yo no sé si bueno o malo, diferente. Como más hueco. Más ausente. No hay historia con la que llenar esa concentración. No hay nada. Sólo algo indefinible... una continuidad. Una continuidad en cambio constante. 

¡Probádlo vosotros! Es un poco difícil de explicar.

Las 3 son actividades maravillosas, sobre todo si lees cosas que te aportan y te enseñan.

Y para terminar vamos con algo que "no recomiendo", aunque lo hacemos todos (me podéis llevar la contraria): ver la televisión. Si podéis desligaros de la televisión un tiempo... yo sé que hay que estar informados y todo eso, pero el bombardeo constante de "negatividades" que escupe la pequeña pantalla... ufff!! Deberían revisar eso. Un canal abierto a un número potencial de seres humanos tan alto... se podría usar con más sentido común. Aparte de los documentales, el cine y las series... ¿no sería ideal dar un espacio a las "buenas noticias"? No sé, que se vean las acciones buenas de la gente. Es que parece que solo nos fijamos en lo malo.
(ea! ¿quién está conmigo?)

Saludos!!!
Nell. 



13 comentarios:

Anónimo dijo...

después de "leer" esta reseña y de "escribir" este comentario he "meditado" y reflexionado, que nelicioso!!!

Manuel Delgado dijo...

Escribir, leer, meditar. Tres acciones, y para mí un punto en común: preguntar, o más bien, preguntarse "¿quién soy?". Que traducido podría significar también descubrirse, encontrarse, transformarse como el agua del río de Heráclito.

Al leer yo me siento como Bastian Baltasar Bux: “La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros. Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...”

Es descubrir partes de uno mismo que no sabía que tenías, rincones misteriosos, unos luminosos, otros más oscuros. Pero siempre tan tuyos como podrían ser un brazo o tus cabellos. Nuestros, sí... pero en eterna mutación, cual escalera de Hogwarts.

Escribir es sin embargo diferente para mí. Si leer es como salir a la playa en busca de conchas y deleitarse con los hallazgos que el mar se complace en arrojar a nuestros pies en la arena, escribir es encontrarse desvalido frente al mármol con una idea sin forma rondando por la cabeza: puede tornarse obsesión si no se acierta a añadir una buena dosis de paciencia y de sangre fría al guiso. Pero allí, dentro de ese mismo mármol que nos mira fluyen las infinitas posibilidades que se nos ofrecen, y el conocimiento de nuestras limitaciones al saber que, cual Robert Frost, nos convertiremos necesariamente en cada cruce y en cada piedra del camino que tomemos.

En ambos casos la ilusión de la historia, bien la leamos o la creemos, nos escamotea de la auténtica realidad: en todos los casos la historia siempre somos nosotros, si es que el yo tiene acaso algún significado concreto. Creo que por ese mismo sendero caminó Pessoa en su Libro del Desasosiego al afirmar que “los viajes son los viajeros”. ¡Y qué metáfora tan hermosa: la historia, leída o creada, es un viaje sin retorno a nosotros mismos! (¡la madre de las paradojas!)

La meditación discurre, por contra, a través del abismo que nos mira, y nos desafía mientras lo miramos. Puro atrevimiento ese el de ir a las profundidades. Desprovistos de tiempo no puede haber historia, ni narración. El tiempo es todo percepción, pero ¿y dentro de nosotros? ¿A qué referencia agarrarse? ¿Sobre qué suelo sostenerse? No hay arriba ni abajo. Pero quien quiera que sea, o lo que sea, si tiras una piedra a esas honduras la palabra que suena cuando la piedra toca el agua es simplemente monosílabica: “yo”. La profundidad es ardua; por eso, todas las grandes tradiciones de meditación suelen recomendar comenzar el “buceo” agarrándose a algo familiar, sea ese algo la respiración, sonidos repetitivos o simplemente el sonido del corazón que palpita.

La meditación nos ayuda a acceder a rincones inaccesibles. Nos despoja de nuestras referencias familiares y nos ayuda a desnudar una porción de la realidad que se ve eclipsada cada día por los estímulos más apremiantes del exterior. Nos ofrece trascender de nuestra mera animalidad, de nuestra dimensión más corpórea al menos durante un breve período de tiempo. Y por un momento sentir que estamos subidos a hombros de gigantes.

Sin embargo, de entre todas las intensas transformaciones del yo que pueden conseguirse yo me quedo con una: la compasión, entendiéndose como bondad hacia los seres.

Antes de terminar quisiera añadir una cuarta forma de encuentro con el yo trascendente y en constante mutación: la plenitud de la fusión de nuestra atención con las notas musicales. ¿Quién no ha cabalgado sobre una melodía hasta encontrar el cofre de monedas al otro lado del arco iris? :-)

Nelly dijo...

Voy a imprimir tu texto, Manu. Quiero leerlo despacio. Hablas de una fase de meditaciòn que yo no he alcanzado puesto qie estoy aùn en la de "agarrarse a cosas familiares". Bueno, depende del dìa claro, pero me ayudan.
Haces referencia a Bastian lo que hizo que algo en mi interior diera un golpecito. Y yo pregunté "¿de qué conozco ese párrafo...? Yo lo he leìdo antes...aaah!! Jajajajaj. Ya". Tengo que releer tu texto (es curioso, casualidades de la vida, llevo un avatar en el "wasap" con un dragòn y Chihiro. El avatar es Haku, el rìo que la salvò de morir ahogada y que conoce su verdadera identidad. Y ella, enterrado en sus recuerdos guarda la verdadera identidad de él. Digo que es curioso porque el rìo se representa con un dragòn clavadito al de la Historia Interminable).
Que la hayas mentado es casualidad, sin duda, pero el final de tu texto...Eso no..no puede serlo.
Asì que dado que no he contado a nadie nada de...
¿Nos conocemos en persona?

Nelly dijo...

Voy a imprimir tu texto, Manu. Quiero leerlo despacio. Hablas de una fase de meditaciòn que yo no he alcanzado puesto qie estoy aùn en la de "agarrarse a cosas familiares". Bueno, depende del dìa claro, pero me ayudan.
Haces referencia a Bastian lo que hizo que algo en mi interior diera un golpecito. Y yo pregunté "¿de qué conozco ese párrafo...? Yo lo he leìdo antes...aaah!! Jajajajaj. Ya". Tengo que releer tu texto (es curioso, casualidades de la vida, llevo un avatar en el "wasap" con un dragòn y Chihiro. El avatar es Haku, el rìo que la salvò de morir ahogada y que conoce su verdadera identidad. Y ella, enterrado en sus recuerdos guarda la verdadera identidad de él. Digo que es curioso porque el rìo se representa con un dragòn clavadito al de la Historia Interminable).
Que la hayas mentado es casualidad, sin duda, pero el final de tu texto...Eso no..no puede serlo.
Asì que dado que no he contado a nadie nada de...
¿Nos conocemos en persona?

José Cruz dijo...

Pues yo voy a resumir mucho, tres palabritas de nada: come, reza, ama.

Anónimo dijo...

Pues esta preciosa reseña ha cumplido su función de manera nelly-ciosa. Yo he escrito, he leído y he meditado.

Nelly dijo...

Jajajajaj!! Me encanta. ¿Qué tal las experiencias?

Manuel Delgado dijo...

Nelly, me alegro que mi reflexión te haya dado que pensar :-) En estos tiempos de pensamiento único y encefalogramas planos es sumamente estimulante leer reflexiones como la que escribiste y que dio lugar a mi comentario. Sin embargo no tengo el placer de conocerte en persona. El final de mi texto es bastante sencillo: ayer estaba escuchando el primer movimiento del concierto para violín de Barber mientras escribía, y en un momento dado asocié esa imagen del arco iris con la sensacion de plenitud que me provoca. Llámalo casualidad, serendipidad o pensamiento convergente...

Nelly dijo...

Tengo que buscar esa melodía...
Un día te contaré la casualidad =) Ha sido una casualidad bastante "poderosa". Pero todavía no puedo revelar nada, Manuel.

José Cruz dijo...

Ya estamos con las casualidades.

Nelly dijo...

Joer, José...lee su pregunta final...
Que tù sì sabes quién protagoniza mi nuevo libro 😊...vamos, que habrá sido casual pero...si no ves ahì algo de magia...

Manuel Delgado dijo...

Esta es la mejor versión que conozco, con la New York Philarmonic Orchestra dirigida por Leonard Bernstein y con Isaac Stern como violín solista. El final del primer movimiento es apoteósico... https://www.youtube.com/watch?v=MdRD6gEa9CY&t=751s ¡Que la disfrutes!

Nelly dijo...

Ayer probé a meditar con mùsica pero no tenìa claro si estaba en la página de Youtube correcta asì que...¡¡Gracias por el enlace!!! Lo escuchar y te cuento

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