Sueños que son historias: La Casa interminable.

imagen CC (clic a la fuente)


Hace unos pocos días me dio por contestar a una encuesta de internet en la que preguntaban ¿qué le dirías a un extraterrestre si le conocieras? Sólo que la pregunta te la hacía un marciano directamente.
Me hizo gracia y en un alarde de diplomacia científica contesté con unas cuestiones tan diligentes como ordenadas, con un lenguaje perfecto y cortés. Además de neutro, todo hay que decirlo. Luego me felicité por mi buen hacer.

Pero esa noche, curiosamente, soñé con un alienigena propio de un film de terror, similar a un dinosaurio pero de aspecto evolucionado, con una cabeza redonda, unos dientes afilados como cuchillos y una lengua bífida de serpiente. Caminaba sobre dos piernas y llevaba ropa, como los seres humanos. Pero sin ser moda terráquea, claro. No me fijé mucho porque estaba espantada.

¡¡Qué susto!!

Me desperté. Respiré hondo. Y dije: "bueno. No importa. Me esta bien empleado por creerme una embajadora galáctica ja ja ja" Luego me hizo gracia el hecho de haber elegido un dinosaurio como base para una raza extraterrestre. Los dinosaurios no evolucionaron... o si lo hicieron, creo recordar que fue hacia las aves. ¿Y para qué necesitaría una criatura extraterrestre tantos dientes? No, mejor no me lo digáis...

Al día siguiente la luna llena iluminaba el cielo. Una podría esperar soñar con cosas hermosas y relajantes. Pero no. Y este sueño empieza a requerir preguntas conscientes.

Tengo un sueño que se repite (seguramente más de uno pero este comienza a ser molesto), de una casa que nunca acaba. Aparentemente, alguien podría pensar: "ah, pues qué bonito". Pero no es bonito en absoluto. Lo he tenido ya tantas veces que nada más sentirlo lo reconozco. Veréis, las casas comienzan y acaban. Es lo normal. Tienen una distribución, unas habitaciones, unos metros cuadrados.

Este sueño, en todas sus variantes, trata de una casa sinfín. Así que salgo de un salón y llego a un cuarto, en el cuarto hay salidas hacia otras muchas estancias. Ni siquiera es una casa normal y corriente. ¿Habéis visto el Castillo Ambulante? ¿El cuarto de Howl? Por favor, buscadlo en internet y pasadlo a imagen real. En mi sueño hay cuartos así. Y cada cosa a la que te acercas es un objeto.. real. Increíble. Puedes levantarlo, examinarlo... cosas de plata, de oro, de madera... relojes, sujeta-velas, bolígrafos, mesitas, plumas, zapatos, telas de mil... texturas. 

En esta variante del sueño, yo vendía la casa. No me extraña. Sé que al fondo del todo hay un jardín. Y cristales. Las primeras veces que soñé con la dichosa casa me asustaba mucho y las habitaciones estaban oscuras. Incluso había una tetería dentro de la casa. Esta vez era aún más surrealista, existían unas escaleras hasta una segunda planta. La segunda planta... era todo espacio diáfano. Un piso donde se podría rodar una película de palacios. El suelo era de madera, las paredes de mármol, había columnas y un techo pintado. Como un principal de un piso burgués del Madrid de los Austrias, solo que más alto, con espejos por todas partes (con un armario hecho de espejos al fondo) y sin una sola columna en medio. Era todo espacio abierto. Como un salón de baile. Cuando lo vi pensé: "leche, ¿esto estaba aquí antes?" ja ja ja!.
Esa planta diáfana tenía al menos doscientos metros cuadrados. Había ventanales y daban a la calle. Una calle de una ciudad corriente y moliente. Es como poner un diamante en medio de un puesto de naranjas. ¡No tiene sentido!

Uno de mis compañeros de trabajo quería comprar la casa y había invitado a todos sus amigos a llevarse lo que quisieran de ella. Esto era así porque... había millones de cosas. Bajé las escaleras, encontré una tienda de objetos de madera (souvenirs), esencias, pulseritas y ropa hippy y velas en medio de un pasillo. Uno de los personajes del sueño se acerca y levanta un portavelas con forma de estrella (fijaros, por favor, hasta que punto el sueño parece real). Le digo: "oye, que eso no podrás llevártelo sin más!!!".
Y me mira y me dice: "¿por qué no? Todo lo que hay aquí lo puedes llevar si quieres".
¡¡¡Pero que esto es una tienda!!! le dije.
¿Se puede saber qué hace una tienda en una casa?
¿Os imagináis el tamaño del pasillo para que dentro quepan tenderetes de feria?

El dependiente del puesto sale de detrás de la cortina de faldas, bolsos, telas colgadas, y mira lo que ha elegido el personaje y dice: "ah, pues muy bien".
Y el personaje se lo lleva.

Me quedo pensando.

- ¿Oiga, me puedo llevar lo que quiera? -le pregunto- ¿¿Todo??.

- ¡Pues claro! ¡Elige! 

Esto es de locos. Atravieso otro pasillo, llego a un salón rectángular. Allí una chica está eligiendo kimonos. Hala, toma ya. Kimonos. Vestidos de seda, de princesa oriental, colgados en un perchero en medio del salón. No hay puertas, cada cuarto mide como treinta metros cuadrados y encima a veces tienen escaleras dentro de ellos. En una esquina hay objetos de teatro. ¡Espejos de esos con luces todo alrededor!

De ahí voy por unas escaleras que dan a un baño. El baño tiene una fuente de spa y es de color rosado. Pero es que la ducha es una puerta a otra habitación. Esta es azul. Sobre ella (sobre la ducha) hay unas escaleras a un patio que lógicamente no puedo alcanzar. ¿Pero dónde puñetas estoy?

Vuelvo hacia atrás. Me encuentro a un agente inmobiliario y al comprador de la casa. 

- ¿Qué habitación has elegido para ti? -le pregunto (casi me da la risa, ¡menuda casa!).

- Esta -me dice.

Me lleva por uno pasillo hasta unas escaleras blancas y al bajarlas hay un cuarto en desnivel. Tiene chimenea. Una mesa de madera, una colcha azul. La cama está casi en el suelo. El techo es abovedado, parece de esos techos de casas viejas, pero está hecho así a propósito. La pared del techo hace un entrante sobre la cama, se inclina sobre ella como si le diera cobijo. Ese cuarto es casi una casa completa. Y lo más raro que he visto de todas las habitaciones. Pero mi compañero es muy "grunge". 

- Ah... -contestó.

"Debí imaginarlo", pienso.

Vuelvo de nuevo a otra estancia (parece un pasillo) y reparo en una puerta pequeña. Creo que es la salida, la abro y resulta ser un baño (más bien, un lavabo) pero... de menos de diez centímetros. Como si estiras de los extremos un lavabo para que quede... fino como un espagueti. Cierro la puerta. "Esto es de locos". ¡Estoy en loquilandia! Abro otra puerta para irme. Error. Es un armario. 

Subo a la segunda planta. Mirándola me olvido del cáos se la planta inferior y pienso: "¿pero de verdad quiero vender esto?". Yo tengo otra casa. Sin embargo... aquella sala tan amplia... de palacio antiguo... tan límpia, tan ordenada... en fin. Bajo de nuevo y le pregunto al comprador: "Oye, ¿la vas a comprar de verdad, no?" Él está en un cuarto que parece un despacho levantando una pluma de oro de un tintero y se acerca a un escritorio a firmar algo:

- Aún tengo que firmar -me dice.

- ¿Firmar qué? ¿La venta?

- No -contesta-, firmar la hipoteca. La casa la compro, claro.

- Ah.

Eso me tranquiliza. Más que nada porque los "invitados" se están llevando todo. ¡¡Ah, que me olvido de algo!!! Lo que yo me llevé. Veréis, en un baño muy raro había cámaras de fotos. Pero... todas. JAJAJAJA!! A ver, así no me explico. Había una polaroid, había cámaras antiguas*(eran adornos)... y nuevas. Me gustaron. Y... había tantas cosas que... bueno, solo tengo dos manos. Elegí tres pero quise volver a por más. Cuando el comprador me aseguró que sí, que se quedaba la casa, pensé "pues me las llevo". Voy a por el resto.

Y traté de volver a buscarlas pero aquí el sueño cambia.
Me topé con un fantasma. De hecho, con dos. Y esta parte no la voy a narrar. El primero era un tramposo (una mujer, joven, morena, había sufrido un accidente de tráfico y a consecuencia de él perdió un brazo y más cosas... Pero al principio no me lo mostró). Sólo os diré que acabé subiendo a la segunda planta asustada y allí había un segundo fantasma (en camisón), que a su vez se cruzó con el primero. Empezaron a discutir

Y me desperté.
Puestos a elegir fantasma el segundo era mejor, dado que no ocultaba lo que le había pasado (lo que os debe hacer imaginar que la causa de su muerte saltaba a la vista). 

Tengo que reflexionar sobre qué significa que los espacios no terminen donde deberían terminar. Es temática habitual de sueños que tenía de niña. Sólo que con un ascensor y plantas teóricamente inexistentes. Por ejemplo, le das al botón del bajo y el ascensor sigue bajando y ves que pone "planta menos 23". ¿¿Qué hay en la planta menos 23?? O peor ¡¡¡Por qué puñetas hay una planta menos veintitrés!!!!! ¡¡si no existe!! Ese tipo de cosas.

Por cierto, si tenéis alguna idea, me decís.
Algo lógico y científico. 
jajaja, sé que esto es complicado! Saludos!!

2 comentarios:

David Hernando (Davidel) dijo...

Veamos por donde lo cogemos... Me siento muy identificado contigo respecto a los sueños, también de niño e increíblemente reales. He soñado también con una casa en alguna ocasión, y tiene similitudes. Como que es enorme y nunca se acaba y en varias estancias están en penumbra. Bien yo voto por que la casa representa nuestro coco. Si somos tranquilos tendremos una casa tranquilas, si somos inquietos pues ocurren cosas como las que has contado, aunque también puedes tener ambas cosas dependiendo de tus pensamientos en esos momentos de tu vida. A mi me ha encantado tu odisea Jaja.
Curiosamente la semana pasada soñé que entraba a tu casa de getafe y a tu habitación... Es muy interesante lo que vi, si quieres algún día te lo cuento.

Respecto al extraterrestre dinosaurio, para mi que has soñado con un reptiliano de esos!! Jajaja.
Saludos nelly!

Nelly dijo...

Jajajaj! Qué original...sì, tenemos que tomar un café y me cuentas qué habìa.
Respecto al marciano...hay tantas teorìas absurdas sobre ellos que menos mal que yo creo en la ciencia. No solo en la ciencia pero desde luego no en marcianos lagarto jajajja

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