Carta al periódico

De: Nelly.
Vía: e-mail al periódico local (entrega facilitada por cortesía del niño mensajero..)
Asunto: Conducir en Madrid.
(o la noche en la que la Alcaldesa tuvo un ataque de risa)

"Esta noche voy conduciendo por una importante calle de Madrid que desemboca en la calle (..) cuando de repente veo que un matorral se mueve en el carril izquierdo. Asombrada y asustada giro la cabeza para descubrir segundos después que no se trata de una señal de tráfico, ni de un árbol en movimiento, sino de un ciclista vestido de negro, sin casco, sin reflectantes y sin sentido común, circulando por el carril rápido. Contemplo con temor la sinfonía de luces de freno que se suceden delante de mí, y utilizo mis poderes de jedi para meterme en la cabeza del ciclista y desear que por favor, por favor, no gire a la izquierda. Me pregunto si piensa que brilla o es reflectante, mientras lo veo seguir recto aparentemente ajeno al hecho de que su bicicleta no frenaría un coche de ochocientos kilos a cuarenta kilómetros por hora. 
No obstante, me olvido pronto del ciclista porque al llegar a una rotonda tengo que frenar ya que un coche no usa el intermitente. Cuando le preguntó al otro conductor por qué no ha señalizado la maniobra me contesta que su coche lleva algo así como "un sistema telepático" que le indica a los demás sus intenciones, por descorteses o imprevistas que estas sean. Asiento con la cabeza y continuo mi camino por el único carril que queda libre de una vía de tres. Un poco más adelante encuentro un coche que circula muy lento. Decido adelantarle y señalizo la maniobra pero por algún tipo de brecha espacio-temporal cuando me pongo a su altura no consigo sobrepasarle ni pisando a fondo el acelerador. Vuelvo a situarme tras él y me pregunto si he calculado mal su velocidad pero a los pocos segundos volvemos a ir muy despacio. 
¿Qué puñetas pasa con la conducción de Madrid?"

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