Las claves del realismo sucio en una película.

¡Por fin saco un hueco para escribir en el Blog!
¿Sabéis que no me gustaba nada que la gente empezara las entradas así? "Por fin tengo un rato..." o "he estado muy liada para..."
Ya. Qué cosas. 
No me gusta empezar una entrada así, ni leer una con ese principio, porque el Blog es algo sagrado. Decir "no tengo tiempo para el blog" (para escribir) es como decir "no tengo tiempo para mí". Para ser. No me da tiempo. ¡Pues vaya! ¡No tienes tiempo para lo principal!
Si recordáis los propósitos del 2017, uno de ellos era no estresarme. Pero con cada vez más demandas a mi alrededor... no puedo decir que lo haya conseguido esta semana.
Sin embargo, como dijo el Muso: "¿sabes que está en tu mano (me falta la palabra que utilizó aquí) todo ese estrés?"
¿controlar, manejar? ¿qué palabra usó? ¡Dichosa memoria selectiva!

Bueno, vamos al tema. Ayer vi por séptima vez esta película:
DANS LA MANSION.
Creo que es de mis favoritas.
En ella el profesor trata de guiar a un alumno aventajado para que sea un buen narrador. Es absolutamente maravillosa. El tono irónico de todo el film. Las situaciones. Es genial.
Y sobre todo me fijé -una vez más-, en lo de "acercarte al personaje sin juzgarlo"




Este chico, Claude, comienza su andanza narrativa describiendo el inconfundible olor de la mujer de clase media. Sólo por el tono de la redacción, que intriga a su profesor de lengua, apunta maneras de genio. Tiene una voz narrativa. Lo que pasa es que está loco, ¡jajajaj! No puedo evitar sentirme identificada cuando mira a la gente preguntándose ¿y cómo será?. "¿Cómo serán sus vidas?" "¿Qué harán?" "¿Qué sienten?" "¿Qué decisiones toman?" "¿Por qué las toman?". 
Miles de novelas andando por la calle, cada una es una persona, con una historia a sus espaldas.
Me siento muy identificada con Claude en la película, en algunos momentos. Incluso en aquellos en los que piensas: "Se le va la pinza". (Al profesor también, no os creáis). Los seres humanos somos muy contradictorios. 

Esto que he dicho antes de preguntarte por la gente como si fueran novelas no significa, ni remotamente, que sólo porque una historia sea cierta su destino es la librería. Me explico: una vez una persona escribió su vida y se la dio a un profesor de escritura creativa. Le vino a decir -y es muy común este error en los principiantes-, que por ser verdad ya es publicable. Esto no es cierto.
Un escritor tiene que tener un estilo, una voz, saber posicionar al narrador y saber llegar al lector.
Me voy a saltar las lecciones básicas porque no se trata de repetir lo de siempre, ni dar un curso en esta entrada.

De lo que quería hablar es de ciertos aspectos que se soslayan en el film y se acercan al "realismo sucio" (corriente de EE.UU, nacida aproximadamente en los años 70)



Pero antes tengo que dejar algo claro. No he leído a Charles Bukowski, ni a Carver, ni a Palahniuk (aunque lo haré), por tanto lo que yo voy a hacer aquí es hablaros de un tipo de narrador que considero un "genio" o que tiene "una maestría inalcanzable" y que corresponde al realismo sucio. Pero lo voy a ilustrar con libros que en otros blogs se catalogan como "gran novela americana" o "realismo" o "contemporánea" sin más. Ponerle la etiqueta que queráis.

Me refiero a Anna Gavalda. (Juntos, más). Jonatan Franzen (Libertad), a Salinger y a Eugenides. 

El realismo sucio tiene una cosa, para mí, mágica. Y en esta película el profesor lo dice muy bien al chico (sin nombrar la corriente porque se ve que es algo importante para todos los géneros): 

- Lo difícil es acercarte a los personajes sin juzgarlos

Mirad, en Libertad nos encontramos la historia de tres personas. Una chica muy competitiva, un rockero y otro personaje que a juzgar por lo poco que recuerdo de él a mi mente no le debió impactar mucho (y sin embargo, es el verdadero compañero...). A lo largo de la historia voy a ver (vais a ver, si lo compráis) la vida de los tres. El problema o la genialidad surge cuando empiezas a entender a los tres. Y frente a una misma situación, tu mente da la razón a todos. 

Eso es lo que... me causa celos. Celos del escritor. Celos porque crea ese efecto en el lector. No se posiciona.

Son 3 personajes enfrentados. ¿Cómo puede alguien presentármelos de tal manera que soy capaz de tomar partido por dos corrientes opuestas ante el mismo suceso conflictivo? Es decir, lo normal es vivir la vida desde tu punto de vista. Tú, lector, yo, emisora de este mensaje. Y esta circunstancia evita, impide, te atrapa, te mantiene prisionero o prisionera, en un punto de vista que es tuyo y no de los demás. Es nuestra condena. Somos seres humanos, ocupamos un espacio en el Universo. Todo lo que vemos es a través de nuestros ojos, por tanto, todo es subjetivo. (buscar *subjetividad en la wikipedia, hay gente que no tiene claro a qué me refiero cuando hablo de esto). 

Ya lo decía Einstein: todos tenemos un asiento cósmico. Por tanto, no puedes ver las cosas como son. Las ves desde tu asiento. Y por mucho que te duela tu asiento es tu asiento y no el asiento del que está al lado. 

Eso a mí me cabrea muchísimo. Porque, sobre todo años atrás, buscaba desesperadamente "la verdad". Y resulta que no hay dos verdades iguales. No sabéis lo que tarde en darme cuenta (posiblemente, hasta que encontré el budismo y al muso) de que en este universo, tu verdad y mi verdad son igualmente válidas.

Ambas son verdad.

Dicho de otro modo, un seis visto desde una perspectiva es un seis, pero si alguien lo ve desde otro lado es un nueve. Y lo que es aún más terrible, si yo no soy humano a lo mejor ese número ni siquiera existe... o es otra cosa diferente.

Pero antes de entrar en temas metafísicos y en la cuántica... volvamos a la literatura.

Esto que yo os acabo de contar, se intuye cuando te fijas, o lees a un autor de realismo sucio. O cuando alguien como Franzen te escribe la historia de tres personajes y "te obliga" (no sé qué otra palabra usar), a vivir la historia de los tres. ¿Cómo puedo entender a los tres? ¿En qué mundo vivimos en el que los tres tienen su razón? y lo más importante: "si los tres tienen su razón y les entiendo, pero no la comparto del todo, ¿desde qué perspectiva estoy mirando yo?".

Esa es una pregunta que me viene a la mente cuando pienso en la luz. Si nada va más rápido que la luz, ¿dónde está el referente desde el cuál mido? ¿qué esta parado en el Universo? ¿Más rápido respecto a qué? Cuando viajo en coche (siempre me ha fascinado el movimiento relativo) y me adelanta un vehículo y veo como se acelera respecto a mí, como se aleja, y me doy cuenta de que respecto a mí va a 10 kilómetros por hora... y sin embargo, según mi cuentakilómetros va a 100 (porque yo voy a 90)... me encanta ver eso porque veo 3 velocidades en una misma escena. Se usa mucho en la publicidad de vehículos, fijaros bien porque el efecto no es algo ajeno al lenguaje audiovisual. Las tres velocidades en la misma escena. La cámara en movimiento. 

Volviendo al realismo sucio. No todos los libros son iguales pero el narrador tiene un rasgo común: no juzga al personaje. En algunos manuales te indica que tampoco rellena todo los huecos, deja que el lector saque sus propias conclusiones. Dicho de otro modo: te mete en el libro. Te obliga a darte cuenta de que estás. Durante toda la narración. Tú, estás, y tienes un punto de vista ajeno a los personajes y a la vez, eres el personaje. 

Y aquí viene la pregunta. La genialidad. Mientras ocurre todo ese proceso (los personajes y yo) decidme:

¿Dónde está el narrador?

Ese es el enigma para mí. ¿Qué tipo de "voz narrativa" consigue ese efecto? Mirad, la juvenil, la que yo empleo, no persigue ese efecto. Ni lo persigue ni es necesario porque un niño quiere vivir una aventura, no sentir lo que se siente con esos libros. 
En mis relatos, tampoco la empleo. No es necesario. Tengo 8 hojas para transmitir un mensaje, conozco efectos y herramientas, las empleo, y lo transmito. Ya está. Puede quedar mejor o quedar peor, pero no supone un ejercicio complicado para mí.

Yo narro. Te cuento, te describo, todo a través de mis ojos. Todo con mi voz. Es una voz propia, eso es uno de los primeros rasgos del escritor. Y, por supuesto, me voy a esconder. Todo buen narrador desaparece. De acuerdo. Pero está. Lo ves estructurando las frases, usando el omnisciente, escondiéndose tras un personaje... el 80% de las novelas que leo tienen al narrador al alcance de mi atención. Por ejemplo, Estephen King, que me encanta por otros motivos, tiene el "narrador a la vista".
Pero con Eugenides no. Con Eugenides no sé dónde está, le pierdo, y en la medida en que le pierdo me encuentro yo. Eso no se hace. JAJAJAJA!!!

... sólo puedo cerrar esta entrada con la frase... ¡¡Tanto por aprender!!

Saludos! =) 

2 comentarios:

José Cruz dijo...

Estos que nombras son maestros escritores. Salinger es brutal, pero ojo... que no me acaba de gustar, es curioso. Me encantaría ser capaz de escribir así, pero luego no acaba de gustarme. Menos El guardián entre el centeno, que es la leche, otras cosas suyas no me han llegado.

Nelly dijo...

jajaja! hay un capítulo de los Simpson en el que le dicen a un personaje: "Y todas las obras de Salinger,... excepto El Guardián entre el centeno". Me lo has recordado porque... ¡¡se me quedó una cara de boba!! Rápidamente, abrí Google y... descubrí que tenía otras cuatro, cinco, siete obras... jajajajaj Como me gustan Los Simpson.
Me alegro, Jose, que compartas mi opinión respecto a estos autores. Yo creo que hoy hasta he soñado con ellos.

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