1. Hoy empiezo a cuidarme más y a ir al trabajo paseando tranquilamente.

2. Hoy me invento un personaje que me eche una mano en las labores difíciles (un papel que interpretar, me refiero).

3. Hoy llamo por teléfono a viejos amigos ¡para hacer planes que me apetezcan!

4. Hoy comienzo a corregir la novela que terminé la semana pasada.

5. Y a partir de hoy haré las cosas más despacio. Más concentrada en cada tarea.

Me queda otra cosa más, pero esta va a ser más difícil: "ponerme yo primero en la lista de prioridades". Esto va a ser super-complicado, porque la mitad de las veces (o más) ni siquiera sé qué me apetece.

He aprendido dos cositas en los últimos dos meses:

La primera, la atención. Nuestra atención es un arma muy útil y poderosa. Si te concentras lo suficiente no te aburres. Y te duele menos la cabeza si estás estresada. En las actividades que nos gustan ponemos la atención sin esfuerzo, pero en otras no. Y la clave está en saber concentrarse en todo momento en lo que hacemos (y tiene tela que diga esto yo que se me va la pinza que no sabéis cómo...)

La segunda cosa: la meditación me viene de maravilla. Mira que tenía amigas que me decían que todas esas cosas y filosofías me iban a gustar mucho pero no tenía ni idea de qué hacer, dónde estudiarlas, etc. Bueno, al parecer para las personas que tienen mi personalidad, o puede que para todas, los ejercicios de meditación son estupendos. La mente humana es muy compleja y fascinante. Resulta que hay que aprender también a usarla. Porque si no... es como mucha energía pero que al principio ni siquiera sabes que tienes y no te digo nada ya si directamente te peleas con ella. Vamos, que es como tsunami que ves venir desde el puerto sin diques que te aíslen. Viene bien hablar con alguien que entienda de estas cosas. 

¡ups, qué tarde es!

Saludos!!

Nell.