Sueños que son historias: el lama.

Iba a publicar una entrada sobre cine y tengo hasta el dibujo que había preparado para ilustrarla. Pero mi mente me ha hecho la puñeta y, aunque iba a descartar el sueño, creo que es interesante escribirlo.


Este es el precioso dibujito que había hecho para mi entrada de cine....


Ahora tendré que pensar en una imagen para cada película y ya las iré "criticando"  ^.^ en los próximos días. 

Mi sueño comienza con que yo trabajaba en una publicación (revista, prensa, etc.) y quería hacerle una entrevista a un geshe. Geshe es la palabra que oí que usaban en un Templo budista de Madrid para designar a un joven  (¿maestro? ¿aprendiz? ¿estudiante? ¿qué palabra uso aquí?), bueno, al que traducía al maestro más anciano que sólo hablaba en tibetano. Hace unas semanas -en la vida real- les mandé una propuesta de entrevista para la sección Conoce a nuestros lectores.... 

No han contestado.

¡Pero en mi sueño sí! jajajaja, ¡por favor! Es que me hace gracia cómo funciona la mente. Bien, se ve que lo deseo bastante. El caso es que en mi sueño iba a hacer esa entrevista, pero para llegar hasta el lugar en el que vivía el Lama (porque era un lama, creo), no sabéis la de cosas que tuve que pasar. Normalmente mis sueños son ordenados, los paisajes tienen sentido (aunque sean fantásticos), pero es que... aquí no había orden: lo mismo te agarraba la raíz de un árbol y te levantaba por los aires que tenías que atravesar una puerta dentro de una chimenea y al llegar al otro lado te atacaba una alfombra... No tenía sentido.

Después de muchas manchas de colores, arenas movedizas, bosques oscuros y un árbol del que mejor no hablamos porque daba pánico (la verdad es que asustar asustaba...) llegué al bar. Porque el geshe trabajaba en un bar, es más, tenían un bar. Y allí estaba él, un señor más mayor, y la camarera (una señora, la dueña del bar). Me puse hablar con el joven, pensando que era el geshe que yo conozco del templo budista. Hice la entrevista, les pregunté mil cosas y volví muy contenta a mi trabajo.

Entonces llega mi jefe y me pregunta si "esa" era la entrevista. Le digo: "sí", y me dice: "pero faltan cosas". Yo miré a mi jefe (hoy se va a reír porque a él el budismo no le interesa absolutamente nada, jajajja) Aunque mejor no se lo digo. Yo miré a mi jefe y le dije: "Pues si no quieres tú la entrevista, la quiero yo para mi blog!!!".

Y mi jefe me dijo: "Pero si falta el nombre"

¿¿??¿¿?????????

Me levanté de mi mesa y eché un vistazo a mis papeles. Dos cosas: la primera, mi jefe llevaba la razón. Faltaba el nombre del entrevistado. La segunda: ¡¡¡madre mía, ¿pero qué había escrito allí?!!! No entendía mis propias palabras, el lenguaje no era mío, había dibujos, esquemas, un alfabeto... ¿¿¿un alfabeto rarísimo??? Ni idea. Claro, jajajaj, es que era un sueño. Pero imaginaros mi desconcierto. Me enfadé, aquella entrevista era un caos, es como si le dices a tu cerebro: hala, pinta lo que se te ocurra en un papel. Nada tenía orden. 

Agarré aquel revoltijo de papeles (de colores) y vuelta a atravesar los tropecientos lugares extraños hasta el bar del geshe.

- Hola -le dije.

El mayor estaba apoyado en la barra del bar, la mujer barriendo, el joven vino a recibirme.

- Hola -me dijo.

Teníais que ver lo exacto que era: ojos, nariz, boca, ropa... era un ser humano completo. No faltaba ningún detalle. (eso es lo curioso)

- Oye, me falta tu nombre -le dije-, ¿no me lo has dado antes?

- ¿Mi nombre?

- Sí, tú eres un geshe, ¿no?

- Un lama -me dijo.

¿¿Un lama?? ¿y qué puñetas es un "lama"? Cada vez entendía menos. Miré al señor mayor que estaba junto a la barra. ¿Quién era el lama, él, el joven? ¿¿?? 

- ¿No eres el geshe que conocí en el templo de Madrid?

Y aquí viene la sorpresa:

- No.

- ¿Pero no nos conocimos en un curso de Lorig?

Esto fue todavía más gracioso:

- ¿Lo-Rig?

- ¿¿Y entonces de qué te conozco?? -le pregunté.

Nada tenía sentido.

- No nos conocíamos -me contestó-, simplemente viniste a preguntar. Yo nací en (me dijo un pueblo, ni lo había oído en mi vida, ni sé cómo se escribe), en las montañas. Mi familia era de pastores.

No recuerdo los detalles que me dijo. Una pena. Algo de que él y sus padres se mudaron, algo de que alguien era un religioso importante en la familia. No lo sé.

- ¿Y cómo te llamas?

Me desperté.

¿Lo veis justo? ¡No!, no es justo. Mis sueños necesitan un... manual. Una especie de libro que te diga qué lugares se van a visitar y a qué gente se va a conocer. Ahora imaginaros que ese bar exista de verdad, y que una familia china tradicional tenga un hijo de unos veintiséis o veintisiete años que hoy se levante, jajajaja, ¡con la extraña sensación de que lo han entrevistado! jajajajaja.

Saludos fantasiosos!!!
Nelly. :=)


2 comentarios:

Lau Rhead dijo...

Hola! Qué sueño más bonito. La verdad es que la mente es maravillosa para crear sueños pero cuando son de miedo o con alguna cosa que te atormenta como exámenes, entrega de trabajos, etc ya no es tan maravilloso. Gracias por compartir el tuyo, besos!

Nelly dijo...

ja, ja, ja...sí, tienes toda la razón!!!! Un beso, Lau.
Nelly.

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