Cómo comprender un trabajo...

Tengo un trabajo con bastante estrés y a veces me genera angustia. Supongo que como a todos.
Pero a veces, para entender las cosas, hacen falta cuentos.


http://hellosugume.blogspot.com.es/2013/03/pruebas-en-acuarela.html

En la Ciudad de Los Cuentos la Alcaldesa estaba sentada en el despacho, pero no en la silla, sino en la alfombra, en un rincón, en el suelo, escudada por dos docenas de libros y con la cabeza entre las rodillas. En eso que alguien entró en su oficina de la casa consistorial, sin pedir permiso pero haciendo que la puerta emitiera un quejido en un tono bajo que ella conocía bien. Anunciaba una visita y ella no quería ver a nadie más que a la Luna que asomaba por la ventana.
A continuación, alguien apartó los libros, y ella alzó la cabeza para descubrir a Manuel, un profesor de física retirado. Llevaba una camisa azul de cuadros, gafas sin montura y la tela de los puños arremangada hasta el codo.
- ¿Escondida? -le preguntó.
Por toda respuesta, la alcaldesa se pegó más aún a la pared y bajó aún más la cabeza. Grandes lagrimones asomaban a sus ojos y no quería molestar a nadie, simplemente estar sola. 
- Nell, -comenzó el profesor-, ¿te puedo explicar algo para que entiendas mejor lo que pasa en algunas empresas?
Ella alzó el mentón y asintió con la cabeza, con un gesto más que compungido.
- Bien -dijo el profesor-, imagínate que la empresa fuera un ser vivo, ¿de acuerdo?
De nuevo, un mudo gesto de aquiescencia.
- Ahora imagínate que los que la integráis, al nivel que requiere este ejemplo, sois parte de la sangre de dicho organismo. Dime, ¿qué necesita un ser vivo para sobrevivir?
- Oxígeno -contestó Nelly.
- De acuerdo, esa labor es de los comerciales. Traen oxígeno a la empresa.
Nelly ladeó la cabeza, luego asintió.
- ¿Qué más necesita un ser vivo?
- Pues... -replicó ella más animada-, supongo que defensas y también plaquetas.
- Las plaquetas son las personas que reparan cosas cuando hay algún percance. ¿Lo comprendes?
- Entiendo.
- ¿Qué nos queda? -preguntó el profesor.
- Los leucocitos.
- Es decir, aquellos elementos que reaccionan a la agresiones externas para evitar que el sistema pierda su energía, ¿cierto?
- Cierto.
- Esa es tu labor. Y la de tus compañeros.
Nelly asintió otra vez, le parecía coherente, dado el ejemplo y se animó todavía más con aquella idea.
- Bien, ahora imagínate lo siguiente: los leucocitos para sobrevivir consumen hierro, ¿te parece bien?
- Bueno. No sé si lo hacen.
- Supongamos que sí, para este ejemplo.
- Vale.
- De acuerdo, pues ahora imagínate que lo que sea que está por encima de todos, en el sistema, dice: quiero que cada leucocito defienda tres células,... pero si defiende cuatro le doy una ración doble de hierro. ¿Lo entiendes?
- Sí.
- ¡Perfecto! -continuó el profesor-, ¿qué crees que harán los leucocitos?
- Defender lo máximo posible.
- Eso es, dejarse la piel defendiendo - enfatizó Manuel, que hizo una pausa y luego continuó-: ahora imagínate que de pronto el fin último de ese sistema decide que está gastando mucho hierro y lo reduce para los leucocitos, ¿qué crees que pasará?
- Se morirán.
- Un leucocito necesita muy poco para vivir, Nelly -contestó el profesor severamente.
La alcaldesa se quedó pensando. Él continuó:
- Puedes mantenerlo con raciones muy escasas, angustiado, boqueando y temblando, pero repeliendo los ataques que pueda.
- Dejará pasar muchas infecciones oportunistas.
- Eso no importa -repuso el profesor-, vamos a los grandes números. Dime, ¿qué crees que ocurriría?
- Pues nada, que lo pasarían mal.
- ¡Correcto! y ahora imagínate que, además, como el sistema no tiene esa cohesiónque tú le estás pidiendo, imagínate que como la instancia superior percibe que gasta más hierro del que quiere... decide crear unos organismos dedicados a quitarle todo el hierro a un leucocito cuando lo encuentra. Dime ¿qué crees que pasará?
Nelly se puso en pie, apartó los libros y paseó arriba abajo por el despacho de la casa consistorial. Ya no estaba tan triste, ahora más bien intrigada.
- Supongo que, aleatoriamente, mataría leucocitos.
- No los mata -repuso el profesor-, sólo los machaca un poco.
- jajajaj -a Nelly le entró la risa. Se estuvo riendo un buen rato.
Luego se sentó sobre la mesa del despacho. 
- Sigue... -pidió al profesor.
- Ahora imagínate que un día uno de esos organismos "quita hierro"* se encuentra con un leucocito orgulloso de defender lo que sea que está defendiendo porque en verdad no lo sabe. Es más, imagínate que se encuentra con un leucocito orgulloso de causa. Uno que blande espada y defiende con el corazón. Que cree en los cuentos de hadas y en que todo el mundo comparte unos valores.
- Sí.
- E imagínate que ese leucocito, al topar con el organismo devora hierro, se queda tocado y encima se siente culpable.
- jajajajaj -a Nellly le entró aún más la risa.
- ¿Lo comprendes?
La alcaldesa suspiró.
- No hay ética -dijo.
- No, estás equivocada -replicó el profesor-, no es que no haya ética, es que es un sistema, no posee las cualidades que tú demandas. Le estás pidiendo a un sistema numérico cosas que no tienen sentido. Ahora el leucocito tiene dos opciones: puede sentarse, llorar, deprimirse y sentirse culpable por haberse topado con los organismos quita-hierro que aleatoriamente recorren el organismo o....
- ¿O?
- ¿Tú qué crees?
- No lo sé -repuso Nelly-, ¡dime, ¿qué puede hacer ese leucocito?!
- Puede aprender a sobrevivir en el sistema.


hum. 
Interesante cuestión.
Nelly volvió a sentarse y se puso a pensar...

*(circunstancia en la que parece que unos departamentos van contra otros. Falta de visión conjunta)
** (a tener el cuenta el valor metafórico de la frase)

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