La herramienta perfecta para el escritor.


Sé que hoy en día se lleva lo táctil, pero yo soy de lápiz y papel:

Puca y yo aprendiendo cositas....

Aunque trasteo con los programas informáticos y lo cierto es que siempre acabo averiguando cosas, no me gustan las pantallas táctiles. Me encantan los cuadernos y los bolígrafos y soy muy visual, tanto en el lenguaje (¡Mira, ¿ves?!) como a la hora de aprender cosas. Pero necesitaba una herramienta para poder aprovechar esos "espacios muertos" cuando estás viajando de casa al trabajo, o si te toca esperar en el médico, en la peluquería, en la estación... o simplemente si haces un viaje.

Llevar los manuscritos contigo es una gran ventaja. Normalmente uso una pequeña libreta, pero luego hay que pasarlo a limpio (o si escribo fuera, siempre lo hacía en un cuaderno) y al final pierdes tiempo. ¡Ahora puedo tener un Word en cualquier parte!:


fuente:http://putoinformatico.blogspot.com.es/

Esto, amigos míos, es un Netbook (sí, diréis, "es antiguo, no está a la moda. Ahora se llevan las tablets", pero es que a mí me pueden las teclas). Es un "ordenador en miniatura", ocupa lo que mi agenda personal (medio folio), casi no pesa y tiene windows, office, y navegador. Tolera el photoshop pero no para trabajos con muchas capas. No importa, no pienso maquetar anuncios en él. ¡Es como llevar la oficina en el bolso!

Bueno, por si no se nota: estoy encantada.
Os pongo un enlace a un blog donde hablan de Toshiba, lo cierto es que yo lo compré de segunda mano. Me lo vendió un informático que lo compró para sus viajes, aunque en su caso, él no lo usaba. Yo en dos días lo he usado ya unas tres veces. 

Pero la historia del Netbook es aún más curiosa: un día me levanté con la loca idea de que necesitaba uno. De esas ideas que nacen en lo más profundo de tu ser y que no sabes de dónde vienen ni a donde te llevarán. Total, que como le doy mil vueltas a las cosas se lo conté a una amiga, en una estación de tren, describiéndole mis inquietudes por teléfono. Y entonces se acercó a mí una joven y me dijo:
- Disculpa, perdóname por escucharte pero estás buscando un netbook y yo vendo uno.
Lo más curioso es que no era su netbook el que yo compré finalmente. Ella me remitió a una página donde entré por casualidad y encontré otro más barato y que resultó ser el elegido. El joven que lo vendía era muy feliz de venderlo y yo muy feliz de comprarlo por una tercera parte de su valor. Es decir, si esa joven de la estación no se hubiera acercado a mí tras escuchar mi conversación telefónica, nunca habría encontrado el anuncio, y el Toshiba que tengo ahora sobre mi mesa... no estaría.

^_^ Y si siguiéramos con esta historia, ya sería una novela.... (cosas que provocan cosas que influyen a su vez en terceros acontecimientos...)

¡Un abrazo!
Nelly.

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