Descubriendo Tenerife (parte I: Teide, Masca y delfines)

(¡LOGRÉ SUBIR EL VÍDEO DE LOS DELFINES!)

Este es uno de los artículos más interesantes que he escrito para la sección (quitando el viaje a Yukatán que no pude reseñar). Voy a guiaros por esta isla del 2000 km cuadrados coronada por un volcán. En el aeropuerto me recogió un microbús, y no recuerdo que le dije al conductor pero le debí caer bien porque me contestó:

- Siéntate delante conmigo y te voy contado cosas de la isla.

Mi hotel era la primera parada pero me dijo que me iba a dejar la última, y así dimos un paseo por Costa Adeje mientras me contaba las diferecias según el tipo de turismo que recibía cada zona, y visitamos un hotel de super-lujo. Le dije que había ido a presentar un libro y él me contestó que había dos buenas excursiones que no me podía perder.

Teide-Masca y un paseo en catamarán para ver a los cetáceos que habitan las aguas entre islas, que alcanzan los cuatro mil metros de profundidad. El conductor me contó que el robot de la Nasa, Curiosity, había hecho pruebas en el Parque Nacional del Teide, porque el paisaje era lo más parecido a Marte que había en la Tierra. Me contó también la fama de los penínsulares allí y muchas cosas más, muy interesantes. Casualmente las dos excursiones que nombró eran las que yo quería hacer, cuyos itinerarios había consultado en Internet antes de partir. Con una sola dferencia: la excursión del Teide no era la que yo había elegido, la que yo vi era más corta. Pero como el guía me habló tan bien de ella (me comentó que sería cansada pero que merecía la pena), la elegí y visité de este modo el macizo de Tena y el barranco de Masca, además del mítico Drago milenario.

Teide · Masca


Parque Natural del Teide (foto Nelly)

Salimos muy temprano por la mañana y la guía nos advirtió que en muy poco tiempo íbamos a subir 2400 metros de altura. La cima que veis en la foto que he tomado está, de hecho, a 3000 metros. El Teide es un volcán joven que procede de otro gigantésco que colapsó sobre sí mismo, y cuya caldera medía aproximadamente 6000 metros desde el nivel del mar.

Cuando llegamos a los Riscos de García (en la imagen), que aparecían en los viejos billetes de mil pesetas españoles, noté dos cosas extrañas. Es lo que llaman el mal de altura pero aunque sé lo que es, resulta mucho más extraño cuando lo sientes en realidad. Voy a intentar describir la experiencia. Vereis, si alguna vez habéis tomado agua embotellada con la rara sensación de que no os quita la sed, esto es el simil más parecido: al bajar del autobús y plantar mis pies en el suelo rojizo la labor automática de respirar pasó de un nivel inconsciente a un nivel consciente... y acuciante. Yo respiraba, sí, ¡¡pero no sentía que que el aire sirviera de mucho!! Para el cuerpo esto resulta de lo más extraño, sobre todo si no te lo esperas. No es que el aire fuera pesado, al revés, ocurre lo que al beber agua embotellada demasiado ligera: tu bebes pero no te enteras, y sigues bebiendo pero no te quita la sed como el agua de grifo. Pues con el aire de la caldera del Teide, igual. Así que tu cuerpo te dice: ¡respira!  y tú contestas: ... si ya estoy respirando. Lo cual de entrada crea confusión y molestias.

Y empieza la problemática... Porque a las cinco o seis respiraciones de pronto mi percepción del mundo pasó a un modo "low energy". Como cuando estas escribiendo al ordenador y la pantalla de pronto cambia su brillo. Se apaga, por falta de energía. Me mareé. Y entonces teníamos dos problemas: primero, por un lado un mundo extraño y lunar frente a mí, y tenía unas ganas inmensas de ir a explorarlo. Por otro, esa sensación de que algo no va bien, como si el cuerpo no me siguiera. Me sentí como un pescador en medio del mar intentando arrancar una lancha motora. Tiras de la cuerda y quieres ir a explorar, pero el estúpido motor no enciende. Esos instantes de ser consciente de mi cuerpo no me gustaron en absoluto. Porque íbamos en direcciones muy opuestas. Para mayor extrañeza mía, ocurrió a continuación algo que terminó de enfadarme del todo: ¿sabéis las respiraciones profundas que se hacen a conciencia?, esas en las que hinchas el pecho y sigues inspirando hasta que notas que usas partes del pulmón que normalmente, por vagancia, no se emplean. Bien, esos movimientos hay que hacerlos a posta, pero sin pedirme permiso mi cuerpo lo hizo de modo automático. Pasó del modo respiración normal al "gran y enorme respiración sin pedir permiso", como un acto reflejo, y tal demostración de adaptación automática al medio me enfadó. Me alegré de abandonar el volcán. Era muy raro.

Vimos mares de tierra y ríos de piedra pomez, parecía que la montaña había escupido de su interior churros de granito y feldespato. Había una piedra negra: obsidiana. Los guanches la usaban para hacer herramientas cortantes, ya que no conocían los metales. Decían los guanches, habitantes primigenios de las islas, que el demonio vivía en el Teide y tenía un nombre pero ya no me acuerdo. No me extraña que pensaran eso, a buen seguro se mareaban cada vez que subían hasta allí...

foto Nelly, cerca de Santiago del Teide



Después del Teide bajamos por el valle de Orotava , vertiente norte de la isla, donde se forma un mar de nubes que la pared del volcán contiene.
Bajamos hasta Garachico y luego vimos el Drago Milenario (planta que simboliza la isla a nivel turístico) y comimos en Icod de los Vinos.
Luego fuimos a Masca. Una de las partes más hermosas de la visita: me encantó. Tengo unas fotos preciosas pero solo voy a poner en las que no salgo (pero sí, tengo una foto preciosa con el barranco de fondo) La carretera que nos llevó hasta allí la conozco de anuncios de coches. Tiene gracia, me he preguntado varias veces dónde estaría, y cuando la cruzamos pensé: “¿no es esta carretera?” Le pregunté a la guía y me dijo que sí, le sorprendió un poco el detalle y yo le dije que es tan nueva y con unas curvas tan marcadas que era imposible no fijarse. Bueno, al menos para los publicistas obsesivos. No son pocas las localizaciones de películas y anuncios de la isla, es normal, tiene un relieve muy particular. Aquí van un par de fotos que hice en el barranco de Masca:





Regresamos de nuevo a la vertiente sur, desértica, mientras la guía nos contaba cosas del origen, la economía, las leyendas y la flora de la isla. Un montón de datos terriblemente interesantes.
Y así concluyó la visita y dio paso a la excursión del día siguiente, que partía de Puerto Colón, en catamarán. El objetivo era ver los cetáceos que pueblan las aguas de la isla, podría explicaros mucho de ellos pero creo que voy a poner un vídeo porque a veces las palabras no llegan para definir la emoción, je je je:

(el vídeo no se ve bien, voy a intentar ponerlo desde mi móvil)





Debido a la profundidad que alcanza el agua en tan poco tiempo, viven calamares gigantes, lo que atrae a su vez a las ballenas. Vimos calderones tropicales, o ballenas piloto, y una ballena sin identificar a la que acompañaban varias familias de delfines.

foto by Nelly



A mí me da la sensación de que Julio Verne viajó por la isla para inspirarse sobre paisajes y flora, y fauna también, para varios de sus libros. Los climas volcánicos son… peculiares. La tierra es de color muy oscuro, todo es muy árido, pero de pronto ves una flor que de tan amarilla o tan roja, o tan violeta, brilla como si fuera fluorescente. Ese contraste entre piedras  y desierto y semejante explosión natural resulta… bueno, ¿queréis otro símil? Este para las chicas: es como si de repente os cambiaran todos los colores de vuestro vestuario y maquillaje sustituyendo los pasteles por metalizados. Los chicos que piensen en lo mismo pero con la pintura de sus coches. Resulta… bueno, diferente.
En la segunda parte de este cuaderno hablaré de La Laguna y Santa Cruz, ciudades del Norte de la isla.

¡Saludos!
Nelly

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