Qué de casualidades...

Esta semana me han ocurrido extrañas casualidades.... Como si mi "colgante brújula" me guiara por los caminos que quiero recorrer hasta los lugares exactos que necesito.




Empecemos por lo más inocente: anoche dije "¿Sabes qué me apetece? me apetece tomarme un helado paseando por el Palacio de Oriente, como solíamos hacer en verano...."

Era casi medianoche y llovía. Pero a los pocos metros una joven con una bandeja que había estado llena de yogurth helado pero a la que solo le quedaban dos tarrinas, nos dijo: ¿Os apetece probar?

¿? Ya sé que uno puede decir: bueno, es una casualidad pequeña.

Vamos a por la siguiente:

El pasado día 20 fue el cumpleaños de una amiga a la que no veo desde hace cinco años. Le tengo gran cariño pero la vida a veces nos separa. Al llamarla por teléfono se alegró muchísimo.  Y como no podía ser de otra manera, hablamos de quedar. Hay que elegir un día, es que es muy difícil vernos, etc. etc.

Bien. Tras el regalo inesperado del helado, anoche fui a un pequeño restaurante del centro de Madrid. En una zona donde hay miles de restaurantes y este es probablemente el más pequeño y escondido. Esta en una calle cuesta abajo (o cuesta arriba, claro, según se mire....) Y no sólo es pequeño, sino que al ser oriental tiene un nombre que casi nadie recuerda (ahora no sé si porque es raro o más bien porque casi todos se llaman igual y no destaca). Es más, hemos pasado por delante millones de veces y la casualidad hizo que lo conociéramos en fin de año porque era el único vacío y con unos precios buenísimos. La comida está tan rica (las dim sun), que repetimos.
Bien, pues abrí la puerta, con mi tarrina de helado, bajé dos escalones, miré a un lado y a otro constatando que el éxito de su comida lo había hecho tener las mesas llenas y.... en un rincón, ¿a que no sabéis a quién vi?
Ella me miró pero no me reconoció. Yo volvi a mirar porque NO ME LO CREÍA. Era mi amiga. Habíamos hablado esa semana diciendo lo difícil que era vernos y las ganas que teníamos y las dos... entrábamos en el mismo restaurante, a la misma hora, en el centro de Madrid. 
Qué abrazos.
En serio, besos, abrazos,sonrisas. Increíble casualidad.

Pero a lo mejor esto os sabe a poco y decís: "bueno, ocurre a veces que pides un helado y te regalan uno y ves a tu amiga cuando querías verla pero no había forma". Así que vamos a por la casualidad número tres (y dejando de lado las laborales, que esta semana también han sido intensas). Buscaba yo un proyecto literario en el que colaborar y también un agente. Lo del agente, lo he dicho varias veces en un foro, me tiene desconcertada. Tengo amigos que lo han pasado fatal y yo no sé bien cómo funcionan. Al no tener referentes (exceptuando a Eduardo Melón que seguramente ni se acuerde de mí, pero yo sí porque en la presentación de Jerónimo Tristante comenté algo acerca de las personas en vaqueros con americana y gafas de pasta, hablé del los clichés o algo así... ¡¡¡justamente estaba Melón detrás, ¿y a que no sabéis cómo iba vestido?!!! Me dijo: "creo que no necesito presentarme. Sí, soy uno de esos agentes en americana, vaqueros y gafas de pasta") Enrojecí hasta.... bueno, hasta el alma. Pero la verdad es que me parece un tipo fenomenal en su trabajo, no hay más que ver el éxito de mi amigo. Y la anécdota fue graciosa. ¡Ya es casualidad, también! Pero bueno, el caso es que casualmente por una amiga me salió la posibilidad de colaborar en un blog literario y, casualmente, ella misma me dijo que una amiga suya conoce una agente muy buena.
Así que en una semana, de repente Y SIN YO PEDIRLO a esa persona en cuestión, llego hasta mí el proyecto de entregar un CV editorial para ver si me aceptan.
También me han dado la página del agente y tiene unos autores muy importantes.
Así que ^_^ con toda la ilusión del mundo, voy a continuar trabajando...

Por otro lado, la casualidad hizo también que un amigo mío, autor, me dijera "tengo otro conocido con una lista de editoriales de la temática que estás escribiendo ahora, el próximo fin de semana te las llevo". Así que... todo se mueve. Que es lo que quería yo. Movimiento. Y la verdad es que estoy un tanto sorprendida.

¿Será el collar de brújula que me he comprado?
Teniendo en cuenta lo pequeños que somos (sí, ayer fui de nuevo al Planetario), me pregunto si estas cosas pasan por mera casualidad o sí realmente... las atraemos nosotros o qué.
No sé. ¿Qué pensáis?

fuentes: varias, destaco La arañita campera.blogspot.com


Un abrazo,
Nelly. 







2 comentarios:

Victoria dijo...

Dicen que las casualidades no existen y que todo ocurre por algo... pero cuando no sabemos porqué ocurren podemos hablar de casualidades, no? jejeje

Nelly dijo...

Pues,... la verdad es que fue todo bastante "mágico" jejejejej...

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