"A sangre fría" de Truman Capote y reflexión sobre los proyectos.


Ayer se cayeron cual fichas de dominó varios proyectos que tenía. El primero, en lo profesional, porque Anaya me escribió una carta diciendo que la tercera novela juvenil... no la publicaba. Lo malo es que la leí justo cuando me ponía a escribir mi cuarta novela (cuarta desde que he publicado), lo que me cortó la inspiración de golpe.
En segundo lugar, así como otros fines de semana se juntan planes, éste ninguno de los que tenía en mente ha salido bien. Con lo que me quedo sola. (Lo que sumado a otra circunstancia bastaría para entristecerme...) pero!... je je je. Pero he descubierto un secreto. Veréis, realmente el "no" de Anaya ya lo tenía la semana pasada, pero yo era feliz porque en el fondo y sin palabras "jugaba" con la posibilidad, es decir... tenía ahí un proyecto o un deseo que me hacía feliz. Lo que he descubierto es que la mente necesita proyectos (bueno, eso en verdad ya lo sabía), y que los proyectos tienen dos posibles finales: que salga como esperamos (¡¡alegría!!) y que no (derrumbe). Lo curioso es que salga como esperamos o no, acto seguido buscamos un nuevo proyecto. Con lo cuál, ... en ambos casos sirve el hecho de que tener algún proyecto nos hará más felices (o más bien evita tristezas). Estoy hablando del "conocido plan B".

"Ah, tengo a los amigos encerrados por culpa de los exámenes, o de viaje, o malos, o ocupados". Bueno. Eso significa que hoy podré recuperar el tiempo perdido el viernes con mi novela. Es un proyecto distinto. De hecho, me he levantado muy temprano para que me de tiempo a todo lo que quiero hacer hoy.

Y una de las cosas que quiero hacer, es hablaros del libro de Truman Capote.

A SANGRE FRÍA.

Lo voy a mandar también a "Libros que Voy Leyendo", pero antes lo reseño aquí. Se trata de una obra muy conocida del periodista y escritor Truman Capote, ambientada en Kansas, en 1959. Narra la historia de unos crímenes terribles.
Tiene tanta fama que la empecé con unas expectativas muy altas y tengo que decir que aunque el libro está bien, es tal la fama que tiene que no ha alcanzado lo que yo esperaba.
(Se sabe quién es el malo desde el principio) No destripo nada que no se diga en la contraportada de la obra.

La sorpresa más grata que he tenido con él es la dedicatoria, de hecho. Está dedicado a Harper Lee. Abrí los ojos como platos al verlo puesto que Harper Lee es la autora de Matar a un Ruiseñor (libro que pronto saldrá en ese otro blog que os he comentado al principio. Una cosa que me encanta de poder escribir ahí es que leo clásicos y no los tienen aún reseñados, es fantástico). El libro de Harper es maravilloso, me encanta... pero no me voy a explayar, diré como apunte que el final y la opinión del sheriff frente a la de Atticus, así  cómo el caracter de Atticus y sus normas y... bueno, es una delicia de libro. 
Volviendo a este, es muy bueno, pero no tanto como el de la amiga del autor. 
Es que resulta un poco triste. Lo que tiene son descripciones psicológicas magistrales de los malos. Empiezas sintiendo unas cosas por unos personajes y otras por otros, y al final le da la vuelta y acabas odiándolos a todos.
No a todos, claro, Nancy y Kenyon me caían bien, y la yegua, también. Pero es un libro triste, es un libro de "por favor, dime que no está basado en hechos reales". Se le cae a una el alma a los pies. Se ve que en la época la narrativa impregnada con tintes judiciales estaba de moda, ja ja ja...
Mi valoración es que hay que leerlo, porque es buen libro, muy bien narrado y de hecho puede que vuelva a leerlo (sí, soy de las que lee los libros varias veces. Se lo dije a un amigo hace semanas y me preguntó por qué hacía eso, en su opinión era una locura. Claro que él no lee)
Pero a mí me habría gustado no saber quiénes eran los asesinos. De hecho, hacia el final es que me daban ganas de... de darles un buen azote a tiempo y ponerlos a trabajar (me salió el instinto maternal). ¡Vaya bicharracos! Son muy fáciles de imaginar.

Bueno, si logro terminar el libro de budismo hoy también lo reseñaré. Estoy con un libro denso-denso, complicado, complicado. Apasionante, también, aunque muy difícil. Con ese libro he llegado a un pacto conmigo misma: aprenderé lo que pueda y lo que no me resignaré (en vez de pelearme con el mundo para aprender un poco más) y os lo comentaré con mi análisis desde el punto de vista occidental.

Un abrazo,
Eva-Nelly.


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