Descubriendo a Hermann Hesse


Este es el aspecto del cielo de Madrid hoy, sábado 25 de enero. Ha hecho un día realmente precioso, con temperaturas primaverales. Frente al palacio real que veis en la imagen se estaba celebrando una sesión de fotos, aunque a los transeúntes no nos quedó claro si era una modelo o solo una novia con pretensiones, je, je,je. Espero de verdad que fuera para un anuncio de perfume... :)

Mis pasos me llevaron hasta allí porque me habían recomendado un libro de Hermann Hesse, Siddhartha, autor del que había oído hablar pero que no había leído hasta ahora; al encontrarlo me picó la curiosidad por otro situado a su lado en la estantería, así que al final compré los dos:


Y pensé: "me los leo en un pispás" Pero empecé con el de los cuentos y la verdad es que no se puede terminar uno y empezar otro sin dejar pasar al menos diez minutos porque te hacen sentir cosas muy especiales. 
Me gustan todos los cuentos que he leído hasta ahora: uno de un artista que pinta una menudencia, ja ja ja pero lo hace con tanto sentimiento que otro quiere seguir sus pasos y no puede. Uno de un joven al que le dicen que debe cantar solo canciones alegres y se encuentra consigo mismo en un viaje sin retorno a través de un río caudaloso. Y otro realmente bonito, de un niño mensajero...

Me he quedado totalmente asombrada, no esperaba ni el lenguaje sencillo y fluído, ni la profundidad, ni la espiritualidad de este autor, que dice cosas sin decirlas. Y me chifla esta frase:

"...sentía algo muy particular frente a este extranjero, pues en muchos aspectos se revelaba como un espíritu sutil, maduro e incalculable, y en otros, sin embargo, parecía como un niño pequeño al que hay que tratar con cuidado y sin tomarlo demasiado en serio".

Me encanta. Un niño mensajero. Ya veis, como el de Cuentos de Nelly. 
Así que en vez de leer todas las historias de un tirón, tengo que dejar pasar un rato entre una y otra, porque son estupendas y realmente te dejan como ... no sé qué palabra busco, es como un regusto al final, como cuando ves un cuadro y te tienes que alejar un par de metros para saber qué es exactamente lo que te provoca esa sensación.  

Luego empezaré el de Siddhartha. 

Por cierto, internautas, mañana si me da tiempo publicaré una entrevista en el blog de un lector ocasional, al que invité a participar a raíz de una conversación un poco disparatada. Él nos va a dar su visión del mundo, (un tanto pesimista en mi opinión), pero bueno, los enfoques diferentes son los que enriquecen los contenidos. Y él es un gran lector ( aunque tiene pendiente saber qué es La Princesa Prometida... ) .

Un abrazo,
Nelly. 

2 comentarios:

Ginger dijo...

Como te comenté en el foro Siddhartha me gustó mucho en su momento (tanto que unas amigas y yo tuvimos un debate intenso sobre el libro y no paré de hacer anotaciones).
Ya me contarás qué te parece.
Besos!

Nelly dijo...

Pues me encantaría que lo comentáramos: me parece que Siddhartha de niño era como una promesa de alguien increíblemente importante, luego cuando conoce a Kamala me gusta mucho la historia, pero a partir de ahí, cuando se pierde a sí mismo, se vuelve como el resto, luego se queda tan solo... luego su hijo lo odia.

Me entristece bastante.

¿Tú qué opinas? Al final Gotdiva lo reverencia como ... como a Gotama, ¿no? se inclina ante él y ... no sé, a mí me dejó un regusto... un poco melancólico.

Sin embargo quién me lo recomendó dice que no es una historia triste.

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