El sueño de los Selenitas

He soñado algo muy, muy raro. Incluso para la mente de una escritora.

Soñé con la Luna. No era uno de esos sueños en los que te ves a ti misma, sino de esos otros en los que tu perspectiva es exactamente la misma que tienes despierto: ves el mundo que te rodea pero nada más, y lo ves a través de tus ojos.

¿Y qué vi? Pues la Luna. La Luna gigante, sobre un cielo azul claro. Contemplé nuestro satélite brillante y enorme. Más o menos así (la foto es mía, así que...supongo que simplemente soñé con ella, aunque los colores eran diferentes, un plateado más puro y un azul similar al de la instantánea):



Bien. ¿Y qué hice? Después de observar los mares, las montañas y los valles con detenimiento, me puse a gritar:

- ¡¡¡Eeh, Selenitas!!!

Lo sé, despierta es una auténtica locura. "Eh, Selenitas", nada menos. No podía soñar... no sé, con cosas un poco más factibles. 

- ¡Eh! ¡Habitantes de la Luna...!!

Sólo de pensarlo, ahora despierta, me entra la risa.
Bien pues... después de gritar y gritar a los "selenitas", como no me oían, pensé, ¿qué puedo hacer? Pues... ¿qué haríais vosotros? Lo más lógico: volar y acercarme.
Pero no pude elevarme demasiado, llegó un punto en que no iba más alto.  Qué injusto, pensé, debe ser por mi centro de gravedad. 
Allí estaba la Luna, un enorme globo plateado que parecía de nácar, y yo que apenas me había acercado unos cuantos metros a ella. Seguía siendo una perspectiva totalmente terráquea de nuestro satélite.

- ¡Eeeeeeh! -grité más fuerte (Supongo que los selenitas no tenían teléfono)-, ¡¡¡Eeeeeeh!!! ¡Estoy aquí! ¡Quiero conoceros! ¡Eh, Selenitas!

Este sueño es una auténtica locura. Vislumbré un puntito entre la Luna y yo, apenas una mancha diminuta en el firmamento. ¿Eso es un Selenita? No podía verlo bien, parecía una mota de polvo en la atmósfera... escudriñé el cielo con una mano sobre mi frente, tratando de dilucidar si se movía o no. 

Aquí me falta una parte del sueño... pero sí os puedo decir que al final me caía a la Tierra y me cortaba, una herida sin importancia, en un dedo. El índice, para ser más exactos. ¿Y qué hice en este sueño sin pies ni cabeza? Pues un remiendo. Hilo y aguja y a coser. Como quien arregla una media rota.
Entonces me desperté, quizá por el dolor de aquella pequeña herida, y ocurrió algo que no me hizo tanta gracia. ¿Sabéis cuando ponéis la mano sobre algo caliente y la retiráis pero seguís sintiendo el calor? Se llama "memorial sensorial". Bien, pues el dolor de la herida estaba allí. Despierta, seguía estando allí. Nítido y real como una herida de verdad. Sólo que no había herida alguna.
¿Como puedo sentir algo que no existe?, pensé perpleja y asustada.
A nivel de experiencia cognitiva os diré algo: la mente es increíble. Por eso cuando mis amigos me dicen: "qué suerte, recuerdas tus sueños", yo contesto un "bueno", un tanto neutro. Por supuesto, es fabuloso sentir que vuelas con todo lujo de detalles... pero también asusta.
A nivel científico es verdaderamente desconcertante. 
Saludos!
Nell.

1 comentarios:

Victoria dijo...

Jajajaja... ya te imagino! ñ_ñ

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