fuente imagen: http://reinsforrenewal.wordpress.com/2012/07/28/207/

En inglés se escribe "trust" y siempre me ha parecido una palabra hermosa. Los angloparlantes dicen: "trust me on this" (confía en mi en esto o simplemente confía en mi). ¿En quién confiáis vosotros? Yo confío en mi mejor amigo, en el muso ... Y en unas pocas personas más. Muchas veces podemos confiar en alguien "en determinado ámbito" porque conocemos a esa persona y sabemos que no nos va a defraudar. Y, que si lo hace, no es con ningún tipo de mala intención.

En japonés se escribe: 

La confianza requiere dos cosas: el conocimiento y también fé. O, si queréis, esperanza. Optimismo, quizá. La anécdota de porqué trabajar la confianza viene por una cosa que ocurrió en mi trabajo.

Hace dos días nos regalaron un espejo. Pequeño, de tocador. Se supone que para animarnos.

Pero cuando las cosas iban mal, tomé el espejo y lo arrojé al fondo de un cajón, pues lo último que quería era verme cuando a mi alrededor todo gritaba "¡¡qué mal vamos, directos al fracaso!!"

PUM!

A la porra el espejo. 

Pero ayer... lo volví a sacar del cajón. Y aunque las cosas siguieron yendo mal... dio la casualidad de que mientras iban mal me miré al espejo... y me di cuenta de que lo que iba mal era las cosas, no yo. Y que de hecho yo seguía siendo la misma, fueran bien o fueran mal. Así que... las tres o cuatro veces que crucé la mirada con mi reflejo... las tres o cuatro pensé, "oye, pues lo haces todo bien... aunque vayan mal las cosas".

Y luego me puse a hacer cálculos y tampoco van tan mal. No van bien, pero bueno, unfortunate things happens. No van perfectas, pero es que no siempre tiene que ser todo perfecto. O como a mí me gustaría.

El muso me dijo "disfruta de lo que haces sin pensar tanto en el resultado" (yo lo traduje a términos más... inmediatos) Pero si lo pienso bien... se trata de agobiarme menos.

Y creo que de esto podemos aprender todos.

Seguro que lleváis muchos años viviendo con vosotros mismos (jajajaj, todos) y seguro que habéis salido de innumerables situaciones difíciles y complicadas, de esas que parecía que no tenían arreglo. Esto me he puesto yo a pensar por la mañana. Claro que intentar ser optimista dentro de una situación difícil a menudo resulta complejo, porque las emociones -según me dijo una persona en la que confío-, son una respuesta del cerebro destinada a ¡que actúes! Tu mente dice: "esto me hace daño, ¡haz algo!"  O "esto me duele", o "esto va mal", lo que sea, y controlarlas no es sencillo. Pero si nos paramos a pensar en el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos -que no siempre es fácil-, por lo menos en mi caso faltaría pensar en ese instante en un "bueno, no te preocupes, ya nos apañaremos".

Lógicamente, un torrente de ideas negativas intentará aplastarme como réplica, pero aquí hay otro factor que también es importante para la resolución de situaciones difíciles: el tiempo. Lo que parece tan terrible hoy, dentro de dos meses apenas tendrá importancia. Eso lo leí en un libro, la gente tiende a olvidar -a menos que se empeñe en no hacerlo-, las emociones negativas de hechos ya pasados.

Entonces, la idea es, durante el mes de noviembre, que confiemos un poco más en nosotros mismos. Por lo menos, yo lo voy a intentar. Y la única forma que se me ocurre es siendo consciente de cuáles son los puntos fuertes y cuáles los puntos débiles. A fin de cuentas, cuando confiamos en una persona es porque la conocemos, y con nosotros supongo que debe de pasar igual. Treinta y un años, dos libros publicados y otros tantos éxitos. No digo que las cosas no puedan torcerse... pero igual sí ha llegado la hora de relajarse un poquito y, sin perder de vista la meta, mirarla de soslayo para disfrutar del camino.

¿Qué opináis vosotros?

Saludos!!!

y muy feliz otoño (o primavera).

Nelly.