1) Conocer vuestro ritmo de escritura. Cada autor trabaja de una manera, hay quienes prefieren hacerlo por la mañana, otros por la tarde, a otros les da lo mismo. Hay quien considera un éxito escribir dos hojas al día y quienes pueden hacer diez de un tirón. Es importante que os conozcáis a vosotros mismos para poder planificar un proyecto editorial. Puede que haya concursos interesantes a los que os queráis presentar, o fechas más o menos adecuadas según el calendario editorial para mandar los manuscritos. 

2) La concentración: si estás escribiendo y cuando te interrumpen, te asustas, es bueno. Mucha gente dice, "escribo mientras hago otras cosas en facebook, google, etc." Al principio creía que esto era una forma válida como las demás (yo pongo música en algunas ocasiones, en otros idiomas siempre, o instrumental), pero ahora veo que ninguna de esas personas ha publicado. Sin embargo, los escritores que conozco... más de una vez se han reído de la anécdota compartida que consiste en estar metido en la labor y cualquier suceso externo, un timbre del teléfono, alguien que se te acerca y no has visto, provoca que te de un ataque al corazón, jajajaj. Bueno, no tan exagerado, pero realmente llega un punto que estás tan "en otro mundo", en "otra historia", que cualquier cosa que te devuelva a la tuya de golpe, cualquier estímulo nimio que no asustaría a nadie, te sobresalta. 

(Evita distracciones, busca tu espacio y tu tiempo).

3) Provoca las situaciones que sabes que te van a inspirar. Bueno, esto no es tan fácil, pero tiene que ver con los bloqueos creativos. Todo bloqueo se cura escribiendo o bien... dedicándote a otros menesteres durante un rato, o incluso días. Pero a lo que me refiero es a que hace años yo decía: "este fin de semana me quedo en casa a escribir". Y eso no funciona. Por muy idealizada que esté la imagen de "escritor en una cabaña tranquila sin nadie que lo moleste", y si bien es cierto que es "un oficio solitario", porque escribir requiere eso, la verdad es que a mí la idea de aislarme del mundo no solo no me inspira, sino que me deprime. Por el contrario si me iba de fiesta al día siguiente podía escribir cinco horas seguidas que las ideas no se me acababan. Así que tenéis que conocer lo que os hace falta. Puede ser que vuestro caso sea al revés, puede que necesitéis días previos de silencio, soledad y tranquilidad. Fijaros en qué os hace escribir y buscarlo, provocar esas situaciones. Y disciplina. Hay que echarle horas, muchas.  

4) Comparte y rodéate de gente con tus mismas inquietudes. No hay nada que anime más que tomar un café con editores y escritores. Si tienes un proyecto a medias, charla con ellos, que te cuente qué hace cada uno, a qué obstáculos se enfrenta. Hablar de proyectos con otras personas impulsa el tuyo. No sé la causa, quizá se forma una energía creadora extraña, jajajaja. Ahora entiendo que los artistas se juntaran en comunidades, no sólo es "porque nos dedicamos a lo mismo", es que se aprende. Sólo de estar juntos, se aprende. No perdáis el contacto, aunque sea muy de vez en cuando, con gente de la profesión. Y alejaros de las envidias. 

5) Busca una meta. El mundo esta lleno de oportunidades. Si una historia no funciona, a por otra, y si esa no funciona, a por otra más. Una de las cosas que más me gustó la primera vez que escribí una novela, y era casi una niña, es que el material "con el que trabajar", era infinito. No tenía limitaciones. Me presenté al Premio Planeta con trece años y cuando fui a recoger el manuscrito me dijo quién me atendió: "¿lo has escrito tú? ¿me lo dejas?" Bien, desde mi perspectiva de entonces, si no había ganado es que "no era bueno". Y no se lo dejé... luego a los veinte me acordé de esto y pensé, ¡¡¡¡¡¡pero serás....!!!!! ¡Era una niña!

Al final, fijaos, ha sido mi editorial. Solo que años más tarde.

Lo dicho, no rendirse.

Nunca.

Saludos,

Eva (Nelly)