¡Un día genial en el trabajo!

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Ayer tuve un día estupendo en el trabajo. ¿Os acordáis que os dije que quería subir de nivel, que mi trabajo va por niveles y que es muy difícil? 
Bueno, pues veréis, hace cuatro años, cuando entré, uno de mis compañeros se pasaba el día diciendo que los clientes "no eran mis amigos". Cada dos por tres, me veía hablar con ellos y me decía "¡que no son tus amigos!" y se asombraba, "habla con ellos como si fueran sus amigos...". Él ya no está en la oficina pero era muy bueno también en el trabajo, me hacía reír mucho, de verdad, se metía conmigo y me hacía reír, era un descarado. Aunque en cuanto a nivel, yo era un nivel 4 y él mucho menos.

A lo que se refería mi compañero yo no lo tenía muy claro. Pasé unos años muy buenos y luego otro muy difícil (el último) y en éste último... perdí algo. Los clientes eran "problemas", me daban miedo... (en verdad era otra cosa, pero bueno...) mi trabajo era muy complicado, muy difícil... me ponían nerviosa. 
Pero llevo un par de meses que las cosas vuelven a ser como al principio.
Y entonces me he dado cuenta de algo. Cada cliente es único.

Ésa era la clave. No es que tratara a los clientes como si fueran mis amigos, es que los veía llegar como si fueran cajas cerradas llenas de sorpresas. Era como ¿y usted... mmmmh, a ver, quién es, qué necesita, cómo es, qué le hace falta?

Claro. Un cliente acostumbrado a un trato "frío" y muchas veces, por culpa de otras experiencias, nada eficiente, pues... bueno, no sé.

El caso es que ayer recuperé eso y, ¿sabéis qué pasó? Lo que me pasaba al comienzo:

- Póngame con su jefe -me dijo un cliente-, quiero decirle que es increíblemente amable y quiero que quede constancia de que jamás me habían atendido tan bien... y me siento escuchado.

- Es usted muy amable, señorita. Realmente muy amable.


Era la escucha.
Vale que me pongo nerviosa a veces y me adelanto, (como todo el mundo), pero cuando entré cada llamada de un cliente era una ventanita a otra vida. "Y cuénteme usted..." que quiero aprender, lo que me gustaba. Así algunos te contaban que había sido músicos y viajado alrededor del mundo, que tenían problemas con juicios pendientes o que su sueño era comprarse una harley. Escuchar.
Eso hace el trabajo divertido.


No siempre se puede pasar un día tan estupendo, ¿eh? también influyen las gestiones que te toquen. Pero la verdad es que cuando se tiene "cierta tranquilidad", sobre dichas gestiones, pues te gusta dar lo mejor de ti. Y los clientes de una empresa si se sienten bien atendidos son más felices, y si ellos son más felices, pues mejor para mí también. 

Aquel "¡no son tus amigos!" no era un problema, al revés. Era la diferencia, el toque original. Fuera ya la frialdad, ese "tú aquí y yo allí" tan propio de estos despachos. Pase y cuénteme, le quiero echar una mano. A veces me sentía como en los libros de detectives que devoraba de niña, todos los clientes llegaban diciendo: "tengo un problema" y el abogado, según el escritor, los escuchaba sin adelantarse dado que "era una obviedad que tuvieran un problema, sino no estarían allí".

La señora Asworth llamó un día a mi oficina. No es broma. 
Supongo que no era maga como la de mi libro, pero... fijaos de dónde salió el apellido. Ahora bien, ¿esa misteriosa desconocida sabrá que su hermoso apellido ha inspirado una historia que hace soñar a niños de tres institutos diferentes?  (y a todos los demás, claro, clic a enlace publicitario) Pues seguramente no.

Hace unos días escuché en una película una frase que me gustó muchísimo: "nuestras palabras tienen un importante efecto en el mundo". Como si nuestras acciones sirvieran... o fueran como muy importantes, como ondas de un estanque, ¿vale? Tú las inicias y al final de una pequeña buena acción puede ocurrir que pasen cosas estupendas. Yo tengo la teoría de que esto es igual. Y sé que si echas una mano a un cliente cuando te necesita (o a cualquiera), ésa persona siente gratitud y se siente más feliz de ver que todo funciona bien. Y seguro que eso influye en su estado de ánimo y seguro que ese día los que le rodean también son más felices.

Pensad en ello a ver qué podéis hacer para mejorar el mundo.
Y ahora, tras la clase de ética y moral (jajaja, ¡lo siento!) me voy a montar en bicicleta.
Saludos!!!!!
NELL. 






2 comentarios:

Ivan Rúmar dijo...

Muy inspiradora! Gracias por estos posts! ;)

Nelly dijo...

jejej, gracias, Iván. Eres un sol.
^_^
Nelly (Eva)

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