Un día en Kayak

Esta bellísima foto es de: Daniel Jolivet

Mis amigos y yo llevábamos tiempo detrás de esta excursión. Pero el tiempo nunca nos acompañaba. Hasta hoy.
¡¡Ha sido una experiencia fantástica!!

Llegamos al embalse de Lozoya, por la mañana, temprano. Nos estaba esperando el profesor. Lo primero de todo, los chalecos. Yo pensaba que esto del remo era fácil... ¡pero menos mal que hago cardiobox! Requiere mucha fuerza. Mucha.
El profesor nos dio unas nociones básicas, viendo que éramos bastante espabilados, se lanzó a darnos consejos mucho más difíciles de seguir.

Sobre todo, me decía, no concentrarse tanto en el agua y sí más en el movimiento de los brazos. En vez de hacerlo continuo, me paro en un punto y luego lo retomo. Eso me suena. Me frenaba por inseguridad, hay que dejarse ir más. Me puse nerviosa y al principio no acerté. Pero cuando el profesor propuso una carrera,... de pronto dejé de pensar en si lo hacía bien o mal y... sabía cómo hacerlo. La gané, cosa que me sorprendió, y el profesor me dijo:
- ¿Ves? Ahora sí lo has hecho bien. Y antes no lo hacías...
- Son los nervios.
- ¡Ah!, entonces los nervios de la carrera te han venido bien. Te has concentrado en ir a tu ritmo y has ganado, porque lo demás te daba igual, sólo te has concentrado en tu movimiento, en tu ritmo...
- No, ahora no estaba nerviosa. Lo estaba antes.
- ¿Estas más relajada?
- Mucho.

Lo cierto es que la primera parte de la clase sólo pensaba en que lo estaba haciendo peor que los demás, y así no te sale. Pero... por otro lado, sabía que lo podía hacer bien. Y cuando me ponía a remar... no sé, todo iba como mucho más suave. Era como... bueno, el equivalente a sentir y no pensar.

Y remaba bien.

El profesor dijo, también: "qué raro, los tres lo habéis cogido el remo adecuadamente, con la pala de lado más largo hacia fuera. Que extraña casualidad... La gente no suele cogerlo bien sin más"

Es intuición.

Así que pasamos toda la mañana en el lago y cambiamos de piragua. No es tan fácil como parece, es agotador. Pero yo quería probar la del profe. ¡Qué piragua! Era mucho mejor, más rápida, más baja, de profesional.

Lo pasamos muy bien. Se deslizaba por el agua.

- Quiero que cerréis los ojos -dijo el profe-, porque estáis demasiado pendientes de todo, quiero que cerréis los ojos y sintáis sólo el movimiento.

Era muy difícil. Pero muy divertido. Si me preguntáis... se trata de... ay, no sé. Para que todo vaya bien hay que compensar el movimiento pero como te pongas a pensar... fuera! tambaleas, frenas, etc. Haces mucha más fuerza de la necesaria. Eso nos lo dijo el profesor, lo ideal es aprovechar la fuerza al máximo.

Una de mis amigas se cayó al agua. Pero eso también fue una lección. Ni se inmutó. Me pasa a mí y me torturo toda la mañana pensando que me he caído. Pero... pero ella no!!!!!!!!!.
Te caes, te levantas. Y listo.

- En lo que va de año -le dije, muy contenta, al profesor-, hemos aprendido a montar a caballo, hemos ido a museos, teatros, senderismo.. y ahora piraguas.
- Es una gran suerte -me contestó-, con gente como vosotros, da gusto.

La verdad es que el tema del deporte y de vivir muchas experiencias es fantástico. Además, no sabes lo que se siente hasta que no las pruebas, en serio. Aunque la clase de hípica fue más... bueno, supongo que podría entonces aprender piano y violín. ^_^

Y lo siguiente que queremos hacer es andar con raquetas por la nieve... y no estaría mal probar el windsurf.

Saludos!!
Nell.

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