El enfoque de la mente

Seguramente habréis oído alguna vez la famosa pregunta: "si un árbol cae en medio del monte y no hay nadie alrededor para escucharlo, ¿produce algún sonido?"
Pues hombre, .
Menuda estupidez, pensaba yo. Si el sonido es una vibración de ondas que viaja a determinada velocidad, lógicamente, se produce las recibas tú o no.
Del mismo modo en cada debate deontológico de la carrera y más que nada impulsada por el rechazo al relativismo moral decía yo siempre: "aunque no nos pongamos de acuerdo sobre el color de una botella, esta sin duda tiene un color"
Y uno único y verdadero, les decía a todos.

.... qué equivocada estaba.

No en lo del relativismo moral, en eso no. Pero sí en lo de los colores. Veréis, dice mi fantástico libro que una forma de meditar puede ser fijarte en un objeto. Esto lo podéis hacer para descansar la mente. Por ejemplo, una mesa. Pero sin darle significado a la mesa, simplemente la miras y observas de qué color es.
Podéis elegir un libro o una nube para hacer este ejercicio. Me parecía bastante... bueno, extraño, mirar algo como forma de meditación, pero pensé, vale: una mesa. Seguro que os pasáis el día mirando cosas, así que no os va a resultar difícil, jajaja.
El problema vino cuando me paré a observar el color de la mesa. Desde mi punto de vista, era caoba. Pero entonces me dio por preguntarme por qué era caoba. La respuesta es sencilla: el objeto refleja una longitud de onda que mi retina transmite al cerebro donde produce la sensación de color caoba.
Y entonces me pregunté: pero, si mi mascota, por ejemplo, mirase esa misma mesa, ¿la vería igual?
En cierto modo no, si tenéis perros o gatos, la verían en blanco y negro.
Tampoco verían igual el tamaño.
A decir verdad, pensé, el color es una sensación de la mente.
De hecho, me dije, llegando más allá, a lo mejor algún ser mira esa mesa y no la ve marrón, a lo mejor ve átomos dando vueltas muy juntos de un color diferente. O quizá pueda ver las cadenas de moléculas que forman la mesa, y no le parezcan para nada sólidas como a mí.... porque puede que las vea así porque puede atravesarlas....

...... fantasmas, me dije, cada vez más divertida.

¿Y quién me dice a mí -me pregunté yo, que tan inocentemente había pretendido sólo mirar el color de una mesa-, que si podemos ver la mesa de distinta forma, no pueda haber distintos tipos de realidades y por tanto, digamos de dimensiones, aquí ahora y en este momento? Yo veo una mesa pero, ¿y si otro ser al que yo no veo ve otra cosa diferente?

Entonces me acordé de Somoza, de Zig-Zag, de todos los autores Cifi de la historia... y me di cuenta de que esto seguramente ya lo habían pensado antes, muchos otros, muchas veces.

Concluí que el color es sólo una sensación de la mente.
Y que ya tenía tema para una novela de Cifi o de fantasmas.

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