La impaciencia
El otro día, meditando, me di cuenta de una cosa. Soy una impaciente terrible. Para corroborar tan asombroso descubrimiento consulté a una persona que asintió repetidamente con la cabeza antes de decir: pues sí, no es que seas muy paciente, no.
No se trata de a la hora de tratar con las personas. Se trata de a la hora de obtener resultados.
Vamos por partes: imaginaros que abrís una tienda que vende balones de playa, junto a una bonita ensenada. Cuando la abrís os dicen: "te va a ir de maravilla!". Tú te lo crees... y vendes más balones de playa que nadie. Al año siguiente, también. Y al siguiente también. Pero de pronto... pasan dos meses y no vendes ni uno. O, si lo vendes, resulta que el proveedor te ha subido los precios y no ganas nada.
Y te estresas.
Claro,...
Hace tiempo, alguien me dijo: "No confundas hacer bien tu trabajo, con llegar al resultado que deseas".
¿Cómo que no?
- Pues no, porque no es lo mismo.
¿Nunca os ha pasado que, de tanto esforzaros en algo, no os sale bien? A mí sí.
Siempre he pensado que sabiendo cómo hacerlo, se podía conseguir todo. Pero, ¿y si no es verdad? La vida me ha demostrado que en ocasiones los resultados no dependen de nosotros (por mucho que cabreé el asunto). Os voy a poner otro ejemplo. Hace unos meses decidí seguir varios periódicos/programas televisivos que analizaban todo este tema de crisis. Escuché opiniones de izquierda y de derecha, de centro. Escuché políticos, analicé noticias. Cada día había una subida de impuestos nueva, para bajar la famosa prima de riesgo en este país. Pasaron meses. Meses de "vas a pagar más porque así baja".
Un buen día, un señor trajeado que cobra sin duda mucho dinero, salió de una reunión de señores trajeados -ninguno de los cuáles tenía pinta de sufrir las consecuencias de la crisis-, y dijo a los medios una frase. Una sola frase. Que incluía una posibilidad.
La prima de riesgo bajó casi cien puntos.
Por una frase.
Y analicé: "¿He hecho yo algo diferente de la semana pasada a esta? seis meses de subidas de impuestos continuas, de oír hay que hacer esto para que baje la prima. Mis esfuerzos no han servido para nada. Ahora un tipo rico dice una frase, rodeado de sus otros colegas ricos, y la prima baja. Luego, ¿depende de mí? ¿depende algo de nosotros?"
No.
¿Sabéis porqué estoy desencantada de la política? Porque todo es una manipulación. Se escriben ríos de tinta, se dedican horas de debate a temas designados por los dueños de los medios (los políticos) y al final no hay ningún poder independiente y todo es un juego. Un juego en el que ellos ganan, y los que tratamos de hacer las cosas bien... les pagamos su salario.
El día que vea a un político al encender la tele que diga: "antes de subirles a ustedes los impuestos voy a hacer que todos los políticos cobren el sueldo medio, porque aquí nos sacrificamos todos o ninguno", ése, ése día sentiré que estoy trabajando en equipo.
Hoy necesito un libro que hable de héroes anónimos y sufridos que salgan adelante contra la adversidad.... ¡y no tengo! así que... ¿Italo Calvino, quizá? Alatriste es demasiado pendenciero, y Los Pilares de la Tierra contiene demasiadas injusticias... Como escoja a Dickens me voy a deprimir más.
Nelly :-( qué duda...
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2 comentarios:
Qué no tiene un libro con héroes anónimos y sufridos?! ¬¬
Yo pensaba en Los Miserables porque el personaje principal es muy interesante. No sé, me apetecía leer algo así.
¿No trata de un reo que al ser perdonado se acaba perdonando a sí mismo y emprende una nueva vida? Es interesante, ¿no? ¿somos quienes creemos que debemos ser o podemos ser de otra manera?...
Y también es interesante que el comisario se suicide, en palabras de una persona a la que respeto su opinión cinematográfica (debatíamos de la pelí) porque "Jean Valjean le perdona y él es incapaz de perdonar".
Algo así buscaba yo...
Aunque hoy no es ayer, porque ayer me daba igual el mundo... hoy me da igual pero al menos soy consciente de estoy también enfadada conmigo misma. De ahí lo de leer Los Miserables...
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