Guía práctica para la vida moderna,...

fuente foto
Hace mucho que no hablamos de las cosas que he aprendido. Así que os voy a dejar las últimas anotaciones hechas en mi cuaderno, por si acaso os sirven.
En primer lugar he aprendido que el mundo es un lugar bastante más grande de lo que nosotros vemos a diario. Porque la mayor parte del tiempo estamos en nuestro propio mundo. ¡Y todo nos parece muy importante! Pero en verdad las cosas no tienen tanta importancia como podemos pensar, y si cambias de habitación, de lugar, de entorno... todo es mucho más relativo. Lo que antes era un problema grandísimo resulta que no tiene ni la más mínima importancia si lo apartas un poco y te dedicas a poner tu esfuerzo en alguna otra cosa.
En segundo lugar, he aprendido que a veces -si estas dudando entre dos opciones ninguna de las cuáles te hace sentir bien-, la elección adecuada es una tercera que probablemente ni siquiera has contemplado. Por ejemplo, imagínate que te devanas los sesos pensando si debes ir a visitar a tu suegra, o acompañar al dentista a tu mejor amigo. Pues si no eres capaz de decidirte y hagas lo que hagas todo esta mal y alguien se va a enfadar, lo mejor es que llames a ambos y les digas: "me voy a la playa". Esto, por supuesto, es un ejemplo. No pretendo que abandonéis a un amigo en momento de necesidad, ni nada así. Es sólo que hay muchas más opciones en la vida de las que nos imaginamos, y a menudo el problema está en que lo reducimos a dos. ¿Visto de rojo o de negro?
Pues vete de verde.
En tercer lugar, he aprendido que las cosas no se dividen en "correcto" e "incorrecto" desde el punto de vista moral. Se dividen más bien en "buenas y malas para nosotros". Ejemplo, imagínate que tienes que empezar un proyecto y resulta que puedes elegir entre irte a salvar ballenas y dar clases en un prestigioso instituto europeo. Seguramente tu familia te dirá que des clases, es más, puede que a todo el mundo le encante la imagen de profesor que sin duda tendrías. Pero, ¿y si no te hace feliz? Pues... es mejor ser un feliz incomprendido, que un "adecuado" y correcto infeliz para el resto de tus días. Y ojo, que esta decisión es de valientes,...
En cuarto, he aprendido que cuando no puedes controlar algo, lo mejor es controlarte tú y evitar situaciones embarazosas. Por ejemplo, imagínate que te encantan las galletas de chocolate. Y un día, encuentras en un quiosco la galleta más redonda, sabrosa y original del mundo. Pero no tienes dinero para comprarla. Bien, tienes muchas opciones, sin duda, pero si no te gusta la cara de loca que se te pone cada vez que ves esa galleta... lo mejor es no pasar delante del quiosco. Alguno dirá, ¡¡¡obvio!!! Pero es que no lo es. ¿Cuántas veces no tropezamos siempre en la misma piedra??? Pues hombre, haz algo distinto. Si yo sé que al llegar al andén de metro clavo el tacón en el mismo agujero, una y otra vez, irremediablemente. Pues una de dos, o me pongo zapato plano, o cojo el metro en otro lado. Porque enfadarme cada vez que me caigo en el mismo sitio no me va a servir de nada. Y esto que parece tan obvio, repasad, repasad, que a más de uno seguro que le pasa.
Dicho lo cuál, espero que este cuaderno de hoy os sirva para ser más felices.
Un abrazo,
Nelly. 


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises