Voy a escribir dos cuentos que me han contado, a modo de metáforas para la vida moderna...

"Imagínate que te levantas por la mañana y sales muy contenta pensando en tus cosas, y de pronto, te tropiezas con una baldosa mal puesta en el camino. Te enfadas. Mucho. Muchísimo. Te has hecho daño y continúas tu camino muy enojada.

Al día siguiente, por la mañana temprano, sales de casa otra vez. Vas andando, feliz, hasta que tropiezas con la misma baldosa. De nuevo, te haces daño. De nuevo, te enfadas. Te cabreas, protestas, te enojas. Pasas una semana enfadada.

Un día más tarde, sales de nuevo de casa, vas andando y tropiezas con la misma baldosa del camino, haciéndote daño de nuevo. Con el mismo resultado que las veces anteriores.

La piedra está mal puesta. Es un error del Ayuntamiento, no está bien colocada.

Ahora bien, si sales de casa quince días después, haces el mismo camino y tropiezas con la misma piedra. Dime, ¿de quién es la culpa?"

Esto es una trampa colosal. Pues cada persona es de una manera. Y cambiar no es tan fácil como decir, "espera que lo voy a hacer de otra forma". Cada uno es como es. No obstante, aprecio la intencionalidad de transmitir el mensaje de un modo tan... original.

Metáfora número dos:

"Vives en una jungla, donde hay diferentes animales y muchos, muchos leones. Los leones muerden. Dan zarpazos. Arañan. Rugen. Cuando los leones se enfadan, puedes hacer varias cosas. La primera, subirte a una escalera muy alta y hacer lo que las urracas: te escondes entre las hojas, ahuecas las alas, y esperas. Porque los leones allí no llegan. Asumes eso, y ya está,... pero sin enfadarte.

O bien, si eso no te hace feliz, te defiendes.

Lo que no puedes hacer, es no querer arañar a nadie, pero enfadarte porque los demás te arañen a ti. La clave es la convivencia. Es aprender a vivir en esa jungla."

Saludos,

Nelly.