Aprendiendo...


Hace mucho que no os cuento qué cosas he aprendido. Y tengo dos lecciones muy importantes. Veréis, seguro que os ha pasado alguna vez que una persona os da una mala contestación y vosotros os quedáis bloqueados. A mí me pasaba mucho. Especialmente, con la gente borde. Tiendo a ser bastante amable con los demás de modo que, cuando recibo una respuesta desagradable, me pasan dos cosas por la cabeza. La primera es contestar a esa persona como creo que esa persona se merece. Pero nunca lo hago, primero porque puede asustarse, y segundo porque luego me siento fatal. Eso me lleva a la segunda opción, que era no contestar en absoluto. Tal circunstancia hacía que luego me sintiera aún peor. Así que, como veis, la situación no tenía remedio. Es lo que los psicólogos llaman "un doble vínculo", o al menos yo lo estudié así. Casos en los que hagas lo que hagas, te sientes mal o peor. A elegir. Hasta que cierta persona me puso en una tesitura difícil hace unos meses y luego me dijo: "bueno, si no contestas, no te hundas por ello".
¿?
¿Cómo?
La frase, tan sencilla, la llegué a desentrañar tres semanas después (os asombraría lo que tardo en entender ciertas frases sencilllas). Veréis, yo pensaba que la clave estaba en controlar a las demás personas para que no fueran bordes. Y eso es muy difícil. Imaginaros que tenéis una jefa que nunca os da los buenos días, lo primero que pensáis es ¿por qué?, ¿qué hago mal para que no me salude? Y ese no es un buen enfoque. Especialmente por lo que os voy a contar a continuación (por cierto, esta situación era un ejemplo ficticio, para que me entendáis).
A la par que esto sucedía, otra amiga me dijo que me tomaba las cosas de un modo demasiado personal. Esto me lo han dicho siempre. Pero, ¿qué otra forma hay de tomárselas? De tanto repetir las cosas, o quizá porque tengo cerca a dos personas muy asertivas, el caso es que me dediqué a escuchar y observar a mi alrededor. Y llegué a una conclusión asombrosa. 
Descubrí que eso de "esto sólo me pasa a mí...", es mentira. La gente se porta mal y ofende a todo el mundo. No es algo contra nosotros.
Un buen día, una persona vino a criticar a otra que se había portado fatal conmigo (hace dos años). Y ella se quejaba exactamente de lo mismo. Durante una hora. Menudo cabreo tenía. Entonces me di cuenta de que no era yo la que tenía el problema, sino la otra persona (la que se portaba mal con nosotras) y me hizo gracia ver lo enfadada que estaba la chica a la que había ofendido esta vez, y lo mucho que la criticó por ello. 
Seguí escuchando y seguí muy atenta a todo y dos semanas después, una persona me vino a decir que no era justo que yo consiguiera determinadas cosas y ella no. Me lo dijo muy enfadada, metiéndose conmigo y con determinadas personas por nuestro éxito. Pero lo dijo de un modo muy agresivo. Tanto, que un tercer testigo se quedó callado como diciendo "mi amiga se está pasando tres pueblos". 
Yo no contesté, pero en vez de hundirme o asustarme, decidí tomármelo de un modo distinto. De un modo no personal. 
A menudo la gente que tiene envidia se porta mal y ataca al objeto de sus celos. Y es así de claro, hace dos años una persona me insultó porque le conté un éxito en el trabajo, y ahora otra me echaba en cara los éxitos míos y de otras personas diciendo que no era justo que nos beneficiaran (aunque todos tenemos las mismas oportunidades). Esto me recuerda a una vez que gané un concurso y un participante indignado puso a caldo el cuento. Yo le dije: "oye, no entiendo tu actitud, pero me parece muy poco elegante lo que estás haciendo, entrar en el hilo del vencedor para insultar a todo el mundo, al cuento, al autor, al jurado...".
Un compañero me dijo después que debería haber contestado a las palabras injustas, pero no lo hice. No me gusta entrar en polémica.
Luego, en casa, no me hundí en absoluto. Al revés, pensé, jo, pobre, que cabreo tiene.
El cabreo le duró una semana. Ahora ya está mejor :)  ^^
Todavía hay una cosa que me falta por aprender: la gente asertiva no se compara. Y no sé cómo lo hacen. Yo estoy acostumbrada (ahora ya no tanto), con ciertas personas, a que me cuenten durante cinco horas seguidas sus problemas y acto seguido digan una frase que me da a entender que se sienten muy superiores a mí. Y eso me choca. Pienso, pero vamos a ver ¿quién lleva dos horas llorando? ¿Tú o yo? Pero es como si primero se desahogaran, y acto seguido para sentirse bien, te dicen: "bueno, pero al menos yo no tengo lo que tú". Y les miras con cara de: ¿tía, tú te estás oyendo?
Ejemplo: cinco horas de llorar por un marido infiel, golfo y desaprensivo, y que luego te digan: "bueno, ¿y tú qué tal con esa cosa que tienes por esposo?". Eso me revienta.
O que lloren durante cinco horas y luego te digan: "me siento una fracasada, mi trabajo es un rollo, blablablabla.... Como tú y yo nos parecemos en..." Esa frase me desquiciaba. Hace un año tenía veinte amigas que si las ponías juntas en un cuarto ni se hablarían de lo diferentes que eran, pero todas creían que me parecía a ellas. ¡Jo, pues sí que soy camaleón! 
Entonces alguien me hizo notar la diferencia entre amigo y conocido. Y me di cuenta de que amigos, lo que se dice amigos, sólo tenía un puñado. Y ninguno de ellos decía esa frase.
Al revés, decían cosas como "perdona que te diga esto, Nelly, pero aquí te has equivocado", o "Nelly, qué guapa estás hoy", o "Nelly, cuánto me alegro de tus éxitos" (y lo decían de verdad). 
Lo dicho, la gente asertiva no se compara y no sé cómo lo pueden hacer. A mí no me gusta que me "vendan la moto". Que una persona, por ejemplo, triste por su matrimonio, me venga a contar que tiene ocho mil amantes, y acto seguido me suelte una frase dando a entender que es estupenda y yo no. Para empezar, lo de los ocho mil amantes es mentira. Que por cortesía lo escuche no significa que luego, ya me parece el colmo, la persona se dedique a dar a entender que su fantasía -porque es una fantasía-, es más estupenda que mi realidad (cuando ni siquiera la conoce).
En fin, son menesteres normales de la interactividad con las personas. Yo soy un poco torpe con estas cosas, pero espero que esto os haya podido servir de inspiración. La moraleja es: no tomarse las cosas como algo personal porque cuando alguien nos hace algo es probable que le haga eso mismo a todo el mundo y, esto ha sido importante, no castigarnos a nosotros mismos por nuestra forma de ser (me dan ganas de gritar ¡¡eureka!! al deciros esto). Si conseguís interiorizar esto, la situaciones ya no tendrán tanta carga negativa. Ya no irán contra vosotros y seréis mucho más libres.
Saludos,
Nell.
(posdata: a este paso monto un consultorio psicológico, me pregunto si esto podría usarse para un libro....)
;)
  
fuente de la imagen: http://ahlzahirpromocionliii.blogspot.com.es/2012/02/seguimos-aprendiendo.html

2 comentarios:

Aelo dijo...

Pues... que triste consuelo el tener algo que alguien no cuando el resto de tu vida es un desastre. No conseguiré entender nunca que hayan personas que se pueden pasar en ello.

Sobre las malas maneras de los otros, mi abuela suele decir que si yo tengo dificultades con una persona, puede que el problema sea yo, pero cuando somos dos, tres, veinte quienes tenemos dificultades con la misma persona, es simplemente que el problema es la persona y no hay que preocuparse más al respecto.

Nelly dijo...

^^ Pues respecto al aprendizaje de hoy, he descubierto lo que me da envidia: ¡¡¡¡la gente a la que no se le nota nada de lo que piensa o siente!!!
Los malos, malosos. No los entiendo.
Y estoy verde de envidia, verde.

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises