Empatizar vs Compartir

A menudo resulta bastante complicado saber cuál es el equilibrio justo entre ser empática y condeder demasiado.
A mí me ocurre y esta entrada va dirigida a todos aquellos a los que les pase lo mismo.
Imaginaros que tengo una compañera de trabajo, casada con dos hijos (es un caso ficticio), que me pide un día que "termine por ella un informe", dado que quiere irse pronto a casa para ver a sus pequeños.
Imaginaros también que yo ese día tengo un cumpleaños importante. Cuando a mí me dicen una cosa así, siempre me pongo en la piel del otro y consiento en realizar el favor que me piden.
Supongo que a muchos nos pasa.
¿Por qué? Porque entre mi deseo de ir al cumpleaños y las razones/moral que me indican que haga lo contrario, siempre prevalecen estas últimas.
Ahora coged ese ejemplo imaginario y multiplicadlo por cinco veces al día, para elevarlo luego al cuadrado, ¿qué ocurriría al final de la semana?

Seguramente, estaríais agotados.

Como resulta tremendamente complicado "ganar espacio" cuando la situación te enfrenta directamente a los deseos del otro ("yo quiero ver esa pelí...", "yo quiero ir a ese restaurante,...", "yo quiero que me ayudes en esto porque...", "yo quiero que me consigas lo otro,...") vamos a empezar por lo sencillo, que consiste en saber en qué situaciones digo la frase:
- Lo entiendo pero no lo comparto.
Para mí empatizar conlleva invariablemente conceder, perdonar o permitir. Y ya va siendo hora de cambiar eso.
Tras mucho pensar, me di cuenta de que sí existe una situación muy clara, en la que utilizo esa frase, "lo entiendo pero no lo comparto". Con los debates políticos de la "tele".
A veces los pongo de "ruido de fondo", mientras estoy haciendo otra cosa. No le presto demasiada atención -algunos tertulianos dicen barbaridades-, pero si que a menudo, si un tertuliano habla bien, me detengo a escucharle y me digo: "Entiendo lo que está diciendo, y por qué lo está diciendo. Pero no lo comparto".
Y cuando me pregunto a mi misma, divertida, porque discrepo me doy cuenta de que tengo datos, ideas y valores, a menudo incluso hechos, que demuestran lo contrario.

Pues bien, de eso se trata. De las convicciones, al fin y al cabo.

Si la gente nos pide cosas o simplemente sin hablar imponen sus ideas y deseos, es porque los que estamos al otro lado lo permitimos. Y eso ocurre porque no sabemos verdaderamente si sus ideas, necesidades o deseos son más importantes que los nuestros.
Conseguir espacio para nosotros mismos es una labor importante. Empatizar esta bien, pero supongo que lo primero de todo es empatizar con nosotros mismos, con lo que cada uno siente, y una vez conquistado ese terreno, entonces sí, podemos lanzarnos a ayudar a los demás.
Nelly-filósofa.
:0)

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