Tiene tela la cosa.
Hablo con un cliente. Me indica una serie de cosas. Le contesto otras. Me pide otras. Contesto una tercera. Quedamos en que hablamos más tarde. Y voy a consultar.
- No me lo creo.
¿¿??
- Te está mintiendo.
Llamo al cliente de nuevo, hablamos sobre unas cosas, indica otras, y al final, dice:
- Bueno, se lo agradezco pero de verdad, déjelo, no pasa nada. Lo ha intentado.
Vale. Le digo que espere un momento. Porque sí, porque no me da la gana a mí de terminar así la negociación. Y vuelvo a consultar.
- Te está mintiendo.
A ver, no, no esta mintiendo. ¿Por qué? Porque yo no digo "déjelo, no se preocupe", sumado a una mentira. "Déjelo, no se preocupe" va unido a "de verás que no importa", a un "da igual, lo ha intentado", a un "decido tal cosa".
- Te está mintiendo.
Imposible.
- Vale, pues dile que no.
¿¿??
Bien. Vuelvo a hablar con el cliente, y me mentalizo de la derrota de mi negociación. Es más, le digo que entendiéndole perfectamente, le envío la solucitud que me pide... y finalizamos el trato. Mal para mí, por cierto, pero es lo que hay.
Atentos.
Un par de "blablablas", unas cuantas quejas... y va y me dice:
- Ah, pues, espere, espere, me parece bien lo que usted dice.
Si no llego a estar sentada, me caigo.
¿¿?? Le parece bien... Pero qué puñetas de... rayos de truenos de negociación. Será...
Le parece bien.
Esto... esto no es normal. Yo me voy a meter a jugadora de pocker. Y él otro lo sabía. ¿Cómo ha podido saberlo? ¿qué tiene, poderes? ¡¡Pues si él tiene poderes yo quiero poderes también!!
¡ESTO NO ES NORMAL!¡La gente es terrible!!!!!!!
Si esta persona en cuestión va a ser un personaje de cuento, os digo que no puedo convertirlo en personaje porque no tengo ni la menor idea de cómo sabe las cosas que sabe.
No es justo.
De todos modos, a mi no me gusta perder. Y soy muy cabezota cuando quiero aprender algo. Y pienso aprenderlo.
;) Nelly-divertida