Me ha pasado una cosa muy curiosa cuando he ido a registrar mi novela.
El señor que estaba haciendo el trámite me dijo:
- ¿Crees en los números y el destino?
Le miré.
- ¿Cómo... por qué? es decir, sí, pero... ¿por qué?
- Porque tu número de registro es capicúa.
- ¡¿De veras?!
- Sí -contestó-, ¿qué crees que significará?
Sonreí.
- Que me voy a hacer famosa.
Lo que no sabe el señor, y me di cuenta al llegar a casa, es que si sumas los números del registro... da mi edad. No sólo es capicúa...
Luego fuí al banco a pagar las tasas y tuve que consolar a la cajera, porque el señor que iba delante de mí le dijo unas palabras bastante desagradables. Cuando se marchó... bueno, no sé qué le dije a la cajera pero me miró, con lágrimas en los ojos.
- Hay mucha crispación, ¿verdad?.

Hablamos un ratito y luego le dije:
- Que tengas muy buen día.
Y me lo agradeció un montón. Sé que cuando un señor se porta así de mal contigo, si luego otro cliente es amable... en cierto modo te compensa.
- Muchísimas gracias -me dijo la cajera-, te deseo a ti lo mismo.
Un día tengo que escribir una obra que enseñe a la gente que con ser sólo un poquito más agradable con el de enfrente el mundo sería un lugar mucho mejor.
Saludos!!!
Nelly.

Link de la segunda imagen: quinceteens.com/¡cinco-tips-para-verte-bella/