Reflexiones bajo el agua...

Hay quien canta... lo mío en la ducha es pensar, jajajajaj...
Veréis, ayer tuve un pequeño encuentro desagradable. Ni siquiera desgradable y ni siquiera encuentro: le ofrecí mi ayuda a una persona que no conozco, pero que me había dicho que había tenido mal día, y ni tan siquiera me contestó. En otra época, el asunto me habría preocupado, habría llamado a la persona, insistido, en fin...
Pero aunque si bien es cierto hoy por la mañana seguía preguntándome a qué esa actitud, una parte de mí ya tenía la respuesta: ¿y a tí que te importa? Si tú ofreces tu ayuda a alguien y ese alguien no la quiere, eso ya no es asunto tuyo. Sus razones tendrá. Ahora bien, no vuelvas a ofrecérsela nunca.
(¡¡Y esto lo escribo en el blog para que me quede claro, ¡¡¡¡Eva, que nos conocemos!!!!!)
Al tema, que bajo el agua me puse a pensar. Hace algún tiempo, una amiga mía, coach, me dijo que la confianza, al menos para mí, era como un banco de crédito. Según las cosas que te habían ido pasando... la cuenta bajaba o subía. Me encantó la comparación. Si la gente se portaba mal contigo, la cuenta bajaba. Si la gente te decía "confía en mí", y... bueno, si te hacían daño, la cuenta bajaba. Cuando un amigo hacía algo por ti o te era sincero, la cuenta subía. Hablamos largo y tendido de eso, creo que fue un gran acierto que llegara a decirme muchas cosas. ¡Y aún más que no me dijera otras que tenía que decirme yo! ¿Sabéis? Esa mujer me encanta, no sé si me leerá pero, ¡es que es tan... constructiva, activa, honesta! Tiene mucha fuerza, incluso cuando te cuenta algo malo.
(me dice que me haga coach yo, ya querría...)
Al igual que hay una cuenta de confianza, yo creo que todos deberíamos hacer una "cuenta de ahorros", de cosas buenas en nuestra vida. Por ejemplo, el pequeño desencuentro de ayer me importó un pepino cuando me puse a pensar lo rica que era en amigos. Y las cualidades buenas que tengo. ¿Véis? Intentad rodearos de cosas buenas, de gente buena, en serio, cuando llegas a una edad... todos lo valoramos mucho.
Ayer quedé con un amigo de la infancia y me vino a decir esto: primero, que una de las cosas que más ilusión le hacían eran contar con amigas como yo, y que no cambiara nunca. Segundo, que a pesar del tiempo (y esto me sorprendió), siempre me ha considerado una amiga (hacía cinco años que no nos veíamos, y más de diez que nos conocemos). También me dijo qué problema tenía, jajajaja, y lo que me reí. Me dijo que no solo era guapa, sino que era muy buena. Ya véis, menuda vergüenza. Debería conocer a una amiga mía, esa es una beldad, aunque ahora está triste.
Total, que si llenas tu cuenta de confianza de estas cosas, o mejor llamémoslo "cuenta de cosas buenas", las malas no te importan tanto.
Todos tenemos cositas que nos desgradan, ¿no? Aspectos de la vida que no van bien, pero si tenemos un buen amigo, o un proyecto o algo que nos inspire... ¿qué más da? Nos dolerá todo mucho menos.
Claro que no puedes evitar que algunas cosas te duelan.
Y me pasó algo más. Ya van varios amigos que me dicen que sé escuchar muy bien. Y me he dado cuenta de algo referente a la escucha. Me puedo pasar horas escuchando a alguien pero la gente ... luego si cuentas algo la gente te suelta frases que te dan a entender que... que no entienden nada. Y le dije a una amiga:
- A ver, lo que tu me cuentas para mí puede parecer fácil de resolver, pero si te escucho, veo que para ti no lo es. Entonces, si yo soy capaz de escucharte olvidándome de mí misma y mis soluciones, ¿por qué puñetas cuando yo hablo de algo que me importa todos me decís bah, olvídalo que tal y pascual? ¡Si ya apenas hablo! ¿Acaso cuando me venís con un problema yo digo: vaya estupidez, aunque para mí sea obvio? No. Y no lo hago porque si os escucho veo que para vosotros no es obvio... no sé, me pongo en vuestro pellejo todo lo que puedo y... y....
- Y eso se llama empatía -me dijo mi amiga-. Y muy poca gente la tiene, Eva.
Y así quedó.
La verdad es que el tema de escuchar.... Si escuchas a las personas se aprende mucho. Haced la prueba, pero no les juzguéis, sólo... escucharlos.
Y yo que sólo quería emborracharme, jajajaja
Y volví a casa con una rosa y un montón de halagos.
Hacedme caso: cread una cuenta de "cosas buenas". Y no juguéis con las personas para crearla. No utilicéis a la gente, esa es otra regla importante. Puedes hacer mucho daño.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises