¿Sabes de dónde viene tu inseguridad?

Porque yo, la mía, sí.
He hecho un asombroso descubrimiento personal. Veréis, hablo con mucha gente últimamente. O mejor dicho, negocio. La primera vez que hice una pregunta a un cliente... su respuesta me sorprendió al tildar la cuestión de absurda. Lo curioso es que al hacersela a otro cliente, tuvo que interrumpir la conversación para pensársela, de lo buena que le parecía. Pasado un tiempo de observar respuestas pensé, ¿por qué lo que a unos les parece absurdo a otros les resulta acertado? Siguió pasando el tiempo, y me di cuenta que lo mismo ocurría con las propuestas (a la hora de negociar). La gente es terriblemente distinta. No os imagináis hasta que punto, a pesar de ciertos aspectos comunes, la gente es diferente en sus prioridades.
Tras todo esto, vino la anécdota de hoy: volviendo a casa en metro, una señora se quedó mirando mis sandalias. Son una sandalias preciosas, lo sé porque -en primer lugar lo son-, y en segundo me lo ha dicho mucha gente. Pero la señora las miraba con cara de... que no le gustaban nada. Y en vez de ofenderme, incomodarme o pensar "cielos, voy horrible", me quedé mirando para ella -que apartó la vista como quien descubre a alguien pensando algo malo- y me dije: "vale, a ti no te gustan mis sandalias, pero a mí sí". De igual modo que a un cliente no le gustaba una propuesta de negociación, y a otro ésa misma propuesta le entusiasmaba. Entonces mis ojos resbalaron hasta la señora que viajaba enfrente, quien llevaba una apretada minifalda-cinturón rosa y un jersey a punto de estallar- realmente desfavorecedor. Mi primera idea fue pensar "cielos, menos mal que no voy como ella". Pero luego reflexioné y me dije: "Si yo preguntara a esa señora, seguro que me diría que va guapísima. Porque ella se ve así" Y entonces volví a mirar a la primera señora y me di cuenta de que la opinión que ella tuviera de la ropa de la susodicha probablemente no sería ni la mía, ni la de propia señora.
Y tras observar con detenimiento a todos los del vagón, me di cuenta de algo. Es imposible gustar a todo el mundo. Imposible.

Por muy bien que hagas un trabajo, por mucho que te esfuerces en un texto, por mucho que cuides algo... es imposible que todo el mundo coincida en una opinión (favorable o no). Por favor, ¡si no nos ponemos de acuerdo ni en el color que tienen algunas cosas! :)

Hace unas semanas una amiga mía me dijo que cada persona tenía sus valores, y yo le contesté que había valores mejores que otros. Ella dijo que no, sólo diferentes. Yo discrepé, y sigo discrepando. Pero... es que la clave de la conversación no estaba ahí. Claro que hay valores mejores que otros, si no, no los defendería ni serían mis valores. Pero es que esos valores son los mejores para mí. La clave de esa conversación era el para mí.
Cuando una persona es insegura, lo que le mina es que los demás no vean las cosas como ella las ve. Y como no lo entiende, automáticamente piensa que o ella se equivoca, o los demás han de estar equivocados. Si ella se equivoca entonces es que no ve las cosas del modo adecuado. En cuyo caso, se deprimirá. Si son los demás los que se equivocan se pasará el día justificandose o convenciendo al otro de su visión.
Qué derroche de energía... jajajajaja.
Ambas posturas o pensamientos están mal. No hay respuestas correctas en muchas cuestiones importantes de la vida, sólo existe la respuesta de cada uno. Y una vez te das cuenta de eso, ya no te importa que los demás no compartan tu visión, porque es tuya. No de ellos.

Y volviendo al tema de los valores. Pongamo un simil, imaginemos que la ciudad fuera una jungla. En la jungla hay leones, hay cebras y hay hormigas. E incluso buitres. Los valores que cada uno tiene y defiende son suyos, pero una cebra no compartirá los valores de un buitre. Ni el león de la hormiga. Habrá personas a las que le importe la honradez, otras la ética, otras la honestidad, otras ... etc. etc. Y habrá a quién no le importen ninguno de esos valores. Quien premie la astucia, el descaro o la ambición...
¿Para qué querría un león convencer de sus valores a una hormiga? ¿o un águila a un guepardo?
No tiene sentido. La inseguridad viene de no saber que todos somos diferentes. Cuando respetas tus propias ideas respetas también las de los demás.
Besos,
Nelly.

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