El jueves llega Sethsû...

Le voy a comprar una "novia" a Ichiro.
Estuve a punto de no hacerlo porque hasta la semana pasada pensé que se moriría. Pero tras su "intento de suicidio" todo cambió, ja,ja,ja. Os cuento: le cambié el agua a una pecera más grande, de diez litros y pensé que se me moría. Se puso triste, triste, su color se apagó (es rojo), y... bueno, es que daba pena verlo. Y me preocupó bastante, pero es que los peces no duran nada...
Bien, entonces pasé unos días fuera de casa. Y al volver... seguía vivo. (Le había dejado comida y tal...). Así que le volví a cambiar el agua. Preparé la pecera pequeña, le puse un ánfora antigua, que hace de cueva. Compré piedras de río y grava azul, y preparé lo que yo llamaría "un pedazo apartamento submarino". Pero seguía pensando, "no va a durar nada".
Los cambios de agua de los peces son muy complicados. Y... como dijo un amigo, es verdad que si se asustan se mueren, es totalmente cierto. Así que con todo el cuidado del mundo, vertí a Ichiro en un cuenco japonés, para mezclar un poquito del agua nueva con la vieja y cambiarlo a la pecera. Como debía esperar diez minutos, me eché a descansar. Y de pronto oigo: "plop".
Me levanto. Miro a un lado. Miro a otro. Pienso, "bah" y me acuesto y entonces... entonces como que notas de estas cosas que notas sin saber porqué. Me levanté corriendo, me acerqué a la pecera y el pez estaba ya no digo fuera del cuenco.... estaba junto al teclado de mi ordenador. Un salto kilométrico para su tamaño.
Aaaaaaah!, "¿Pero qué haces pedazo de....???. ¡¡Cielos, me ha salido un pez escritor!!!" Ya está, me dije, se murió. Pero entonces empezó a dar saltos. Y yo casi que también. No sé quién estaba más asustado, si él o yo. Lo cogí como pude lo eché al agua, me senté a respirar y me dije, "se muere del susto". Fueron treinta segundos de quietud y preocupación. "Tengo un pez suicida" ja,ja,ja...
Y de pronto... echó a nadar.
Y yo le llamé de todo.
Lo metí de nuevo en la pecera, se puso como un globo de contento, y tras abrir de nuevo sus aletas de colores comenzó a pavonearse delante de su reflejo.
Sí, porque, veréis, el pez no se reconoce así que se pega contra su propio reflejo. Se pasa el día peleándose consigo mismo.
Pero... ¡esta contento! Come un montón, y además ha hecho un nido de burbujas, que eso es algo que hacen cuando quieren... rollo, ja,ja,ja...
No para quieto.
Así que, como premio, le voy a comprar una novia.
Sólo espero que se lleven bien.
Saludos,
Nelly.

2 comentarios:

Violeta dijo...

Un pez suicida?? Es la primera vez que conozco uno... bueno, que se de uno, que aun no lo conozco personalmente :p

Ya nos enseñaras a la parejita, eh?? Seguro que si se llevan bien, ya verás.

Besos

Nelly dijo...

Ja,ja,ja,ja... je,je,je,je, "El extraño caso del Pez Suicida"... pues oye... ji,ji,ji,ji... sería un buen título.

¡Muchos abrazos, wapetona!

Ojalá se lleven tan bien como Eco y Raistlin ;)

Besos,
Nelly.

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