Que a fin de cuentas, también son cuentos....

Hoy he soñado que estaba en una ciudad como Madrid, pero que no era exactamente Madrid.

Y me perdía.

Tenía que llegar a algún sitio, pero no veía más que calles desconocidas. Un laberinto de edificios y avenidas amplias y rectas, luminosas, coloristas, pero... es que no sabía dónde estaba. No sé si alguna vez os habéis sentido así. A mí me da miedo perderme en la ciudad.

En estas, vi pasar un taxi. Y lo llamé. Los taxis te llevan a dónde tú quieres, se supone. Pero éste taxi ya iba ocupado por cinco personas.

Me monté y me apretujé en el asiento de atrás, y los ocupantes iban hablando de cosas. Me sentí muy sola, la verdad, ni les entendía, ni a ellos les importaba. Así que miré el taxímetro (ayer volví a casa en taxi, ¿os lo había dicho?), y como la gente que ya lo ocupaba venía de muy lejos, iba por unos treinta euros...

En un momento dado vi algo conocido (una calle, cerca del Retiro) y grité:"¡¡Pareeee!!" Yo me bajo aquí.

Y paró. Y entonces... me pidieron el dinero de la carrera de todos. Porque cada vez que paraba el taxímetro se ponía a cero, funcionaba así y no se podía cambiar. Y aunque ellos seguían, yo estaba tan triste y me sentía tan mal que lo pagué. Y salí a la calle y me enfadé conmigo misma porque ¡¡había hecho el idiota!!!. No estaba en mi destino. Sencillamente estaba en un lugar que conocía, en la parada inicial del autubus que me lleva a casa. Es decir, no había hecho nada.

- Para esto podía habérmelas apañado sola -dije.

Y entonces me di cuenta de que mi autubús estaba en la parada, y eché a correr, pero la gente no me dejaba pasar, y me tiraron al suelo. Un transeunte se paró y me cogió de la mano:

- Lo cierto es -me dijo-, que te lo podrían poner todo más fácil.

Sonreí.

- Gracias -le contesté.

Dejé de sentirme sóla porque vi a otras personas que casi no llegan a tiempo. Pero al final tuve suerte y todos pudimos coger el autobús.

Eso he soñado hoy.

Y vosotros, ¿recordáis vuestros sueños?

Feliz Finde,

Nelly.