El extranjero - Albert Camus.

Es curioso este libro.



La forma de narrar es muy atractiva. En su inicio y, especialmente, cómo describe la calle que se pasa horas observando, me encantó. Es decir, el día que pierde el tiempo en su apartamento, observándolo todo, sin hacer nada... me gusta.

Cuando María dice: "Deberíamos casarnos" y él contesta que no la ama, pero que si quiere ella, se casan, me extrañó. Ya me había reído con lo de "bueno, verdaderamente no te amo", porque eso lo entiendes porque ocurre, y a ella se lo dicen varias veces en el libro. Pero en ese punto de: "No, no te quiero pero psss... vale, si quieres nos casamos", es que me dieron ganas de decirle: "¡Eh, señor Meursault! No se puede ir por la vida con tanta pasividad". Una poca indiferencia está bien. 

Cuando ocurre el giro... y empiezan los interrogatorios, la cosa cambia.

Tras el primer interrogatorio (ojo, destripo todo, así que igual no debes leer esta entrada), pensé: "¡Uff, está sacando de quicio al juez porque no lo entiende!" (hablo de a los pocos días del hecho delictivo). El abogado tampoco parece muy feliz con él. Es a lo largo de estas páginas donde me doy cuenta de una cosa: "Es un psicópata social". Usando mal el término, ¿de acuerdo?

Psicópata=persona incapaz de sentir emociones/conectar con las cosas.

Es decir: las entiende. Pero es como si le faltara "la otra parte", el corazón. Así que me veo treinta páginas pensando si este hombre tiene un problema mental. Porque me lo parece. Y ya la novela, que me gustaba, declina un poco en mi escalafón. 

Sigo leyendo.

Pueden pasar dos cosas: la primera, que se rompa y me demuestre que en realidad hay una razón para que todo le importe tanto, que bloquea sus emociones. Esto sería un desenlace lógico. Como el entierro de su madre cobra una divertida importancia (lo siento, estas cosas sí son surrealistas, como se enlazan... es una genialidad ese punto en el juicio), pues pienso: "podría acabar llorando por su madre". Por ejemplo. Esto diría al lector: en el fondo le importaba.

Pero es que no.

A menos de dos páginas del final, busco a Camus en Internet.

-A ver, hijo -pienso-, ¿qué intentabas transmitir con esta historia?

Porque, repito, no se puede ir tan "pasivo" por la vida.

Leo en internet: Es una metáfora de la indiferencia.

Alzo las cejas.

El texto añade de los días próximos a la II Guerra Mundial y la sociedad.

Llego al final.

Y lo que pienso al terminarlo es: "No quiero tener cerca a este tipo"

¡Jajajajajajajaj!

Ese es mi resumen de la novela. "Eh, Nelly, ¿qué te pareció "El Extranjero"?" "Me pareció que no quiero tener cerca a un tipo como ese". Ya está. Fin.

A ver, está muy bien el valor de la obra, pero Albert, con todo el respeto, no lo acabo de entender. Igual debería leerlo dos veces. Nadie en su sano juicio aborda todo, especialmente el final, así. Salvo que te falten uno o dos tornillos. Cosa que quizás, lo de la playa, demuestra. Ante la duda de si te faltan dos tornillos o no, prefiero no coincidir con un personaje con esos problemas. No es que no entienda lo de la madre o lo del sol, que también me hizo sonreír y es que es verdad. Yo puedo entender que ver un pájaro te haga subirte a un autobús. Puedo pensar: "Son estas absurdeces como lo de la madre y el juicio, la manera de enlazarse las cosas en el mundo humano...". Pues sí.

Pero cinco meses contando sombras en una celda.

Que te de lo mismo casarte o no.

Que escribas la carta a ese vecino.

Y lo de la playa...

Ante la duda, yo mandaba al extranjero a un extranjero lejano, dígase a Marte, por lo que habría titulado la obra: El Expatriado de la Tierra. 

=) Y Camus me habría dicho que no entiendo el espíritu de su obra. 

Fin.  


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