En el que veo El Fantasma de la Ópera y vuelvo al Cluedo.
El sábado por la mañana, harta de sufrir, bajé a la Farmacia. Hay un jarabe que me sienta muy bien porque tengo una particularidad que me acompaña desde hace tiempo y tardé en darme cuenta de ella. Veréis, hay un tipo de constipado que deriva en ataques de tos y falta de respiración. El caso es que suele ser un catarro que no conlleva fiebre, ni malestar que impida hacer vida normal, así que -en cuanto me siento un poquito mejor-, me pongo a hacer vida normal y esta se interrumpe de repente al...
empezar a toser.
El problema de esa tos es que de pronto, sin previo aviso, se me cierra "la garganta". O lo que sea, yo no soy médico. A resultas de esto, toso más y me pongo aún más nerviosa, lo que a los pocos segundos hace que me quede sin respiración. La vez más aparatosa yo viajaba en el metro y, claro, tuve que bajar, boqueando como un pez. Lo terrible fue que, sentada en banco de metal más cercano, de pronto vi que una señora se sentaba a mi lado.
Con toda la buena intención del mundo.
Y la señora me dijo:
-¿Quién te ha pegado?
De por sí, la situación era cómica. De hecho, internamente yo me reía de lo cómico de la situación. Lo malo es que externamente era un ser humano ahogándose. Y eso, para los demás, no tiene ni pizca de gracia.
Cuando no respiras, lloras. Así que mientras la señora pensaba que yo estaba llorando, yo trataba de abrir internamente ese conducto de respiración para poder, ¡al fin! secarme las lágrimas y decirle, con una sonrisa afable:
-No... nadie me ha pegado, estoy bien. Es que me ahogo a veces.
¿Explicación? Ninguna. Me pasa también en raras ocasiones al comer chocolate negro. Y mira que me gusta, pero como me pase, voy volando a la cocina a por un vaso de agua porque sé que acabaré boqueando como un pez.
Por lo demás, .... el catarro sigue su curso y es leve.
El problema de los ataques de tos es que si tienes entradas para El Fantasma de la Ópera... pues.... Así que bajé a la Farmacia. El día anterior, la noche anterior, estaba absolutamente agotada. Un dolor de cabeza terrible y cero ganas de moverme. No podía hacer nada. El problema, supongo, es la congestión.
Como ya me voy conociendo y no me sorprende si el anestesista no me encuentra una vena o si me sacan una foto porque soy alérgica al níquel (material hospitalario) y ya me voy acostumbrando a que se me pose una mariposa y me salga un moratón (PAS, jijijiji), pues en lugar de enfadarme, me fui a por el remedio.
Me tomé el jarabe y en veinte minutos dejé de tener congestión y dolor de cabeza.
Oh, sí, eso era otra cosa.
La de felicidad que trae el conocerse, oye. Es que cambian las cosas un montón. Así que pude ir a ver El Fantasma de la Ópera pensando: "No va a valer para nada". Diréis, ¿por qué te dices eso a ti misma? Porque adoro ese musical. ¿Habéis visto la película cuando él canta a Don Juan? o cuando ella dice: "Tu odiada faz no es tu gran deformidad; en tu alma está y esa es toda la verdad...". En fin, que puede ser un poco largo y demás pero cuando empezaron a cantar....
Incluso antes, cuando entré en el teatro (¡Menudo teatro!) ya me maravillé. Y cuando empezó la obra pensé: "Nah, no es posible, no cantan ellos".
Pero sí cantan ellos.
Los dos dueños del teatro (la parte cómica) me tenían loca. Esas conversaciones tan divertidas, cuando el fantasma les manda cartas y cada cuál canta su canción. La diva se queja, la chica que tiembla, los dos dialogando, el amante pensando...
Cada vez estaba más fascinada.
Y el fantasma, el actor, al ser más mayor que ella... le daba un toque más malvado, más de abusador y ella la pobre tan sola, tan sin saber si ama a qué ama en realidad... o es confusión.
Me pasé la obra con los ojos como platos hasta que nos involucraron en la parte del Carnaval. Yo miro a los actores pero a veces ellos me miran a mí y me sonríen. Es mutuo. Los adoro.
Aplausos, aplausos y más aplausos.
¡Qué voces!
Y hoy, fuimos a un Cluedo.
Era un Cluedo interactivo de Harry Potter. Nada más bajar a la sala (yo ya he hecho tres de esos, somos fans), había una mesa repleta de personajes y yo le dije a mi yo interior: "Bueno, pues a ver, Griffindor o no se qué... no?"
Entonces vi uno.
Y me encantó.
"Pero.. pero ¿sin leer los demás? ¡No puedo elegir el primero que vea porque eso es una..."
Y noté en el fondo de mi mente con cierto retintín:
"¿Casualidad?"
Yo sola, allí, de pie, plantada, me dije a mi misma: ¡Puñetas! ¡Sí! ¡Vale! Entendido. No existe la casualidad.
Cuando le di la vuelta a la tarjeta (¡jajajajaj!) y leí al personaje, pensé: "Santo Cielo, pero si soy yo".
Y de lo de "su amiga Madison" mejor ni hablamos. Porque es casualidad que yo llegué a cierto foro porque vi el avatar de Madison. (Le encantan los animales, la naturaleza....)
Muy bien, empezó el juego.
Debéis saber algo, no puedo destriparlo, pero debéis saber también que me encanta dirigir una sala repleta de personas. Basta con hacer las preguntas lo bastante alto como para que lo entiendan.
Mirad, allí hay un autor. Le conozco porque escribe todos los Cluedos. Y es bueno. Por eso tiene tanto éxito la actividad, porque es buena.
A medida que avanzaba la trama y en las pausas, te dejaban preguntar. Observé que la gente pregunta por "donde estaba usted" y no por ¿Qué relación tiene usted con...?
Me explico: BUSCA EL MÓVIL.
Si das con el móvil, das con el asesino (o ladrón).
En una de estas ocasiones, hablé con el que iba encapuchado y le dije: "¡Menudo juramento, el de su juventud!".
El actor se giró hacia mí, me miró bajo la capa y dijo:
-¿Perdone?
Fue ahí donde me di cuenta. Yo tenía la pista, él no en la ficción.
Acababa de traicionar al resto de actores.
-¿De qué habla usted?
Y salí por la tangente con algo muy divertido:
-¡Verá es que yo... no me haga caso porque... a veces veo cosas!
¡JAJAJAJAJJAJAJA! Y ME REÍ POR DENTRO y por fuera.
-No, no, acláremelo -respondió el actor.
Estaba siendo un Cluedo muy divertido.
Puse cara de inocente y al rato, pregunté:
-¿No cambiaría nada de su juventud..? no sé... No hay nada... sucio por ahí que preferiría que no hubiera pasado.
-Señor Harry -dijo mi profesor, alzando el tono-, no tengo la más remota idea de lo que me esta hablando.
-No, ni yo -insistí-, de hecho apuesto a que fue un alumno de lo más aplicado.
-Y yo noto por su sarcasmo que le estoy enseñando bien la materia.
Sonrisa. Cara de inocente y:
-Si me disculpa, voy a hablar con el director -me escabullí.
Es otra cosa que me encanta hacer, preguntar y salir corriendo.
Realicé dos preguntas a una profesora cuyos ojos se agrandaron en la primera:
-¡¿Cómo sabe usted eso?!
La pregunta no era: "¿Dónde estaba usted?" o "¿A quién vio usted?" La pregunta era:
-¿Trabajaba aquí cuando robaron la piedra por primera vez?
Ese "primera vez" cambia toda la trama.
Así que la gente dio un brinco... y la profesora OTRO. El más divertido, claro, fue el de la profesora.
-¿Cómo saben tanto tan pronto? -preguntó.
Porque Coso escribe libros.
Y estoy buscando el móvil.
En seguida capté la relación entre tres alumnos. Y sabía que el móvil venía de ahí.
-¿Sabes ya quién es el malo? -me preguntó mi compañero de teatro (la otra compi se puso mala)
-No. ME FALTAN DATOS
Y ya era avanzada la obra pero hay un agujero grande sin cubrir. Cierto. No podía aventurar al malo. Pero sabía algo: que no podía aventurar al malo.
Es importante, no estaba confundida entre dos malos. Sabía que aún no podía saber quién era el malo.
Cuando se dijo la pista que me faltaba, me levanté y fui directa a por el escritor.
Hacía de profe de Defensa contra las Artes Oscuras.
-Verás -le dije-, tengo un dilema.
Me miró.
-No sé si el móvil es XXXX o el móvil es XXXX. Si es el primero, esta persona es la culpable. Si es el segundo, esta otra persona es la culpable. Pero -añadí-, como usted es buen actor no me lo va a contar.
Yo sostuve la mirada y él no varió un ápice. Cosa que yo, sinceramente, no sé hacer. Cuando alguien me mira me pongo DE LOS NERVIOS. Salvo mi actor, claro. Es el único en cuya mirada te puedes refugiar. Puedes mirar y te pueden mirar y no pasa nada. El compañero de trabajo también tiene ese don. Es como si fueran, transparentes. No juzgan, solo ven. Aceptan. Es maravillos@ sentirse aceptado. No te tienes que esconder. Es respeto. (es Amor, lo omitimos)
Bien, pues él no bajó la mirada. Sólo dijo:
-¿Actor? ¡¿Qué es un actor?!
-¡Perdone, perdone! -me apresuré a decir-, es que a veces... no sé, se me va la mente y digo cosas sin sentido. Cosas de... ya sabe, otros planos de existencia.
NOS REÍMOS LOS DOS.
Me dispuse a irme.
-Señor Lee -dijo mi profesor.
Me giré.
-Céntrese en lo último que ha sido descubierto.
(AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH !!!!!!)
Tengo el móvil.
-Tengo el móvilllllllllllllllllllllll
Fui directa a la persona y le dije (esto es ser un poco mala):
-Perdone, ¿podría por ejemplo hacer esto si usted tuviera esto otro?
La persona me miró con sorpresa. Respiro y contestó:
-Sí, podría.
¡resuelto!
Dado que había ido indicando a los demás mi línea de investigación a base de preguntas dirigidas (tal como esta última, pregunta directa por el móvil) acertó el Cluedo un total de 26 personas.
Felizmente, averigüé el móvil.
Yo no busqué al cómplice, pero 7 personas (por tanto, mejor investigadoras que yo) descubrieron el cómplice (eso me daba igual, yo quería saber el motivo. El motivo era noble)
Me divertí un montón.
^^ Me encantan esos Cluedos. Hay uno de la época victoriana. Tengo que hacerlo, también.
Y ya os digo que el escritor, que seguramente es director, además de actuar, es el que hace que funcione. Obviamente, el elenco es estupendo, el escenario y demás. Pero las obras son geniales. La anterior, la del tren nazi no la acerté. Tiene un giro estupendo. Sólo acerté una parte, pero no el móvil. El móvil cambiaba el género del relato (fijaos si era importante). Sí que me dirigí a un personaje y le dije:
-¡Usted no es quien dice ser!
Y me soltó:
-Y usted es una impertinente.
Me puse más que roja. Porque, claro, tampoco puedes ir por ahí diciendole a la gente: usted es un mentiroso. Pero es que no había una manera más delicada de decirlo. De hecho, creo que mi frase fue: usted es un embustero.
Sí, esas fueron mis palabras.
¡Jajajajaja!
Si me disculpáis, voy a leer. ¡Adoro los libros!
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