Historia de una planta de albahaca

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 -Oye, ¿Lidl está abierto?

-Sí.

-¿Te importa si vamos? -pregunto-, tengo que comprar café. Y no sé por qué el Nescafé está a 2 euros ahí y a seis euros en el que está junto a mi casa.

-Qué raro.

-Y que lo digas.

Entramos en el supermercado, bajamos las escaleras mecánicas, y cinco minutos después resuelvo el misterio.

-¡Ah! Mira, resulta que no había leído el cartel correcto.

Observo el precio del café con preocupación y finalmente, me decido por la marca blanca. ¿Por qué? Porque antes de hacerlo saco mi móvil y mi aplicación favorita actual:

-Jamás debimos enseñarte Yuka.

Ahora lo yukeo todo. El scaner me muestra una valoración: Excellente / Excellente. La marca cara y la marca blanca tienen las mismas buenas propiedades. Ambas son sólo café.

Más feliz que una perdiz me doy la vuelta con mi buena compra en la mano. "Ahora un poco de lejía y listo". Camino despreocupada hasta que topo con la sección de plantas y allí... la veo.

A primera vista, un matojo desaliñado y a punto de morir de un tipo de planta herbácea. Es de esas macetas que deberían tirar esta misma noche. Las demás están bien, pero esa planta verde está moribunda. Necesita agua. 

Cosa que no debería importarme de no ser por el tremendo grito de socorro que siente Coso y que ancla toda mi atención. 

"Ni se te ocurra" pienso, "otra vez, no".

Pero es tarde, porque Coso y la planta son lo mismo, lo que hace que el grito de socorro se me enrede en la barriga y atraviese todo mi cuerpo de la nariz a los pies, y si pudiera entender lenguaje plantiano no habría estado más claro el grito de axulio de aquel ser vivo. "Quiero vivir, pero necesito agua. Por favor, ayúdame".

(Quiero vivir, puedo vivir)

"Ay señor"

Me acerco. 

Levanto la planta. Esta más que fea, está moribunda. Pero inunda todo de un olor maravilloso. Da pena verla. Nadie en su sano juicio compraría un planta mustia. "Si quieres una planta de albahaca" me digo, "elige la que está a su lado que es verde y lozana"

(Esa no necesita ayuda)

"No fastidies", me digo. "A ver, ahora va a resultar que la mejor campaña de publicidad es vender plantas mustias. Es ridículo... Bueno, si me la dan por la mitad de precio, la rescato, pero es..."

Se acercan dos mujeres que me obstaculizan. Al final, muevo yo posición y ellas se ponen delante de la planta. La he soltado.

"No seas idiota, no te compres una planta moribunda. La gente te va a mirar mal", me digo.

Me doy la vuelta, respiro, me acerco a las ensaladas y pienso: "Nah, ha sido mi maldita impulsividad".

(¿por qué gastar tres euros en salvar una planta? Qué tan alta inversión en comparación con la felicidad para ese ser... es carísimo)

¡Jajajajja!

Odio a Coso.

Me paro.

"Está bien, compraré la estúpida planta". 

Y justo en ese momento me doy la vuelta y veo a mi amigo con la maceta en la mano. Se acerca y me la da. Frunzo el ceño.

(¿Lee mentes?)

-¿Por qué me la das? -pregunto.

-No lo sé.

-¡Jajajajaj!

Llegamos a la caja. Mi acción se convierte en foco de atención. Una cajera avisa a otra. Me miran.

-¿Te.. te la vas a llevar? -miran la planta con compasión, otra la valora con duda.

-No sé -dice la otra cajera-, no sé si saldrá adelante.

(Oh, saldrá. Vaya si saldrá. Coso lo sabe)

Sonrío.

-Sí, bueno... es que la he visto y...

la frase correcta sería: (la he sentido y he sentido lo que necesitaba y solo quiere atención y cuidados y se los puedo dar).

-... y, en fin, me ha dado pena.

La cajera sonríe más.

-A mí se me moriría.

-No creo -contesto.

-¿Habéis visto? -dice una a otra-, se lleva la planta más mustia de todas, porque la quiere salvar.

¡Jajajajja!

Genial. Vamos a convertir el supermercado en un Centro de Práctica de la Compasión.

Salgo con la pequeña maceta. No sólo son las cajeras, hay personas en la calle con las que me cruzo que me miran un poco extrañadas.

"Sí, me la han regalado" me digo a mi misma. Si no hubiera gastado dinero en salvarla... a nadie le importaría.

¿Queréis ver la albahaca? Bueno, voy a poner una foto:


Y ahora, pienso yo en lo siguiente. Imaginad que sois la albahaca y vais a morir de sed en un supermercado por el que pasan cientos de personas, pero nadie os da agua. Bien, ¿qué tipo de mecanismo cósmico hace (jajaja, la casualidad)..?  Jajajajaja... seamos serios... Me refiero a: esa albahaca necesitaba agua y cuidados. Yo tengo espacio en casa, agua y cuidados. Vale, pues... ¿no os parece raro cómo ocurren las cosas?

Diréis: "No, Nelly, no veo nada raro en que te compres una planta en el súper". ¡Pues yo sí! ¡Porque esa planta no se imaginaba todo lo que la iban a cuidar al terminar el día!

Lo que irremediablemente nos conduce a la causa-efecto.

Yo decido que no me queda suficiente café --> y esa planta salva su vida. Y todo lo que nos pasa es así.

Vivimos en un caos interconectado de decisiones aleatorias. 

¡Fin!

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