Los trucos de Nell...

 Esto os va a parecer una tontería:

* Hace poco compré un taburete bajo, de plástico o similar, plegable. Muy bonito porque no ocupa nada, me recuerda a una ficha gigante de Lego, y llevaba meses pensándolo. La llegada del taburete al piso fue ordinaria, normal, simple. Pero... entonces ocurrió una cosa, y es que con el taburete, llegaba a todos los armarios altos de la cocina. No soy baja, ni alta, mido un metro sesenta y nueve. Pero para llegar al último estante, me tenía que estirar, con la idea constante de "me va a caer un vaso en la cabeza", lo que hacía que estirarme me enfadara. Mucho. Pero como es de esas cosas que "no te das cuenta"... Un día, pensando en "cambio mi casa por completo", me decidí al comprar el taburete.

Taburete = uso de armarios altos = clarificación de la cocina completa = orden = confortabilidad:

A los pocos días cambió la manera en que yo usaba mi cocina. Porque ahora, de hecho, paso más tiempo allí. Lo extraño es que, "disfrutar de un desayuno sin prisa" es = comprar un taburete. ¡Jajajaja!

No he comprado un taburete, he comprado una cocina. ¿No es raro?

* Otro ejemplo: desde hace años, yo tenía una tabla para cortar quesos de madera. Pero le acabó saliendo una mancha oscura y diminuta, pero yo la miraba con tanto recelo que dejé de usar la tabla. Y allí seguía, tabla para arriba, tabla para abajo, tratada con cierto desdén imperceptible. Un buen día, un familiar sacó una tabla de plástico delante de mí. En su cocina. Y meses después, cuando me preguntaron qué deseaba de cumpleaños, respondí: De cumple quiero una tabla de plástico para cortar.

Quienes oyeron esta petición me miraron con sorpresa. ¿No quieres un colgante? ¿un bolso? ¿unos zapatos? ¿un descapotable azul? No. Quiero una simple tabla de plástico.

-Nell, ¡ese regalo es muy absurdo!

¿Creéis que me bajé del burro, como se suele decir? ¡No! ¡Tabla de plástico!

El primer día que saqué mi tabla de plástico del cajón, la puse sobre la encimera, y saqué un cuchillo, instintivamente fui a la nevera y en lugar de carne! carne, carne! saqué algo con que usarla. Es decir, zanahorias, calabacín, pimiento verde y una cebolla. Sólo por oír el sonido cuando atravesaba con el cuchillo esas texturas y el ¡clonc! ya merecía la pena. Y de pronto descubrí que cocinar es un placer. O más bien cortar es un placer...

Luego tabla de plástico = cortar verduras = comer verdura a diario.

Igual a perder peso = tengo la piel mejor = cambiar toda una dieta.

Creo que ya veis por dónde voy. Inicialmente, una tabla de plástico no tiene nada que ver con que yo abra la nevera y todo sea fruta y verdura. Inicialmente. Pero es lo mismo.

Soy tan fan de la tabla de plástico que tengo que comprar cosas para poder usarla. Y con cosas me refiero a verduras! muchas verduras!

Pero si yo le dijera a alguien, ¿quieres la dieta que mejor funciona? ¡Compra una tabla de plástico! Me mirará como si estuviera loca. Y con razón. Muy cuerda no sueno. Es más, arruinaríamos a cientos de personas dedicadas a que alguien pierda peso, si supieran que basta disfrutar del clonc! al cortar verduras.

El que no me enseñaba budismo me dijo una vez algo sobre pequeños cambios que llevan a otras cosas. Y ese es otro truco. Me regaló un libro donde una mujer muy muy muy muy (muymuy) gorda fue a miles de médicos y ninguno la ayudaba. Hasta que llegó a un médico que le dijo: "camine usted un minuto frente al televisor". La señora contestó que con esa metodología iba a tardar dos mil años en perder un kilo, y que si estaba de guasa. Llevaba razón. Pero es que la siguiente vez que fue a ver al médico, el doctor le dijo: "¿y en dos minutos qué otro ejercicio podría hacer?". Y la señora hizo ejercicio en dos minutos, porque hacer uno le había parecido muy sencillo. Esto os va a parecer una "chorrada", pero cuando yo no tengo tiempo para hacer pilates, pienso: "No, claro, es que no debes de tenerlo. No se trata de hacer pilates, se trata de que hagas 5 abdominales en un minuto, máximo.. Nada más que cinco."

Eso sí me anima. Me tumbo, saco la esterilla y a los 5 abdominales sé que eso es pan comido y pido hacer otros diez más, y otros diez... y un par de sentadillas y ahora levantamos las manos y... Total, que al día siguiente te miras al espejo y dices: ups. ¡Jajajajaj! Qué mona. Igual me pasé de abdominales, jajaja.

Ese es otro truco. No hagas "el todo", tú cambia algo pequeño... y avanza. 

Y lo mismo hago con las novelas. A veces, me atasco. Me atasco en los encargos, porque es obligación. Yo me pongo super exigente y coso (imaginación, intuición o lo que sea que me da las historias) entra en bucle y colapsa. Y cuando esa cosa "colapsa", la liamos. Y si encima le dices a esa cosa: "hazlo como quieras pero dame el puñetero libro porque hay un compromiso", entonces... entonces es mejor que no sintáis eso. Es como estirar de un chicle por los dos extremos. No es que tu "yo interior" se quede bloqueado, es que se enfada contigo. Y el problema no es la novela, es la forma de exigirle que la termine. 

Hace tiempo aprendí a decirle a mi  "yo interior": "No, claro, claro... pero es que no tienes que hacer una gran novela. Ni mucho menos. La novela es mala porque tiene que serlo. Es lo que estás haciendo "una novela mala". Se llama así. Novela mala".

Y sigo y luego te dicen que la novela es buena, que me encanta, que... 

Ese es otro truco.

Ahora bien, esto de "hacer poco" os digo para lo que no funciona. No funciona cuando hay algo emocional en medio. Es decir, yo puedo "intentar meditar" cuando algo no va bien. Y decirme a mi misma: "Ah, venga, me pongo 4 minutos, no más..." En eso no funciona. No funciona con los miedos. Tampoco. Te da pánico salir de casa y dices ¡no, venga, vamos a dar un paso sólo! No funciona.

La mente ahí es puñetera, hay que encontrar su tabla de plástico. ¡Jajajaj! No va como queremos, en esas cosas. 

Es en esas otras cosas en las que hace falta ayuda externa. =)

Saludos!!! 


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises