Interacción.

 


Me levanto, unos pelos de león que dan miedo... Y he quedado para desayunar. 
Me escribe un amigo: "Estoy fatal".
Hum.
Le contesto. Me contesta. Mientras me levanto, me visto, hago la cama, me aliso el pelo... en Twitter una chica pone una foto despidiéndose de la edad que tengo yo. La foto me encanta. Se la ve tranquila, serena y no está posando. Es un selfie pero no presume, sino que dice esta soy yo. Sin más. No mira a la cámara ni alegre, ni triste. Tiene ese color de ojos que parece que va a juego con el pelo de algunas mujeres que son rubias como el desierto cuando atardece (y pensaréis, "si no me habías dicho que eres escritora con esa forma de ver el universo ya me hago a la idea de que lo eres"). Es así. Y mientras me impacta lo hermosa que es esa chica pienso en mí y en los tres meses que llevo deprimida por tener la edad que ella dice que abandona hoy. Yo veo a esa chica en esa foto y quiero ser como ella, y tener la edad que tiene ella... Y resulta que la tengo. De repente me siento joven, llena de posibilidades e increíblemente feliz.
Todo porque la mujer decidió colgar un selfie. 
Mientras mi amigo se queja de las cosas que le duelen pienso en mi profe de Dharma. Yo creía y creo que dar espacio a una persona y escucharla es lo mejor que puedes hacer para ayudar. Pero resulta que no. Si yo doy espacio a mi amigo.. pasará de "me duele la cabeza", "estoy cansado", "me siento apático" a.... soy un absoluto desgraciado y necesito que me compadezcas.
Y llegados ese punto, a él no le ayudo... y yo estoy temblando al teléfono.
Este es uno de los grandes aspectos de mejora de mi personalidad. Me afecta muchísimo lo que me digan los demás. Y como los entiendo y comprendo a todos, mezclo empatía con dar la razón. Y es un desastre. Sin embargo, mi "no profe" budista... no es así. 
Así que me impuse yo:

-Mejora la comida... ¿eso que tienes que hacer es urgente o era algo de ocio? ¿y qué más da si te quedas un día en casa más tranquilo?

No sé cómo llegamos a:

-¿Trabajas hoy en turno de....? -me pregunta.

(uff, pues menuda agenda tengo hoy)

-Eh...Tengo vacaciones.

(Aquí se abrió un pequeño debate interno. Esa "cosa interior" sin palabras, a la que llamaremos "hemisferio derecho" señaló: se lo has dicho hace tres semanas. ¡Me parece increíble! A lo que yo respondí: "Vale, ahora ves cómo está la gente,... y que no te escuchan. Pero no lo tomes a mal... en realidad es una prueba para que veas que no todos controlan la agenda de medio planeta. La gente se despista, la gente va a lo suyo).

Volví a la conversación:

-Pero tengo un curso de teatro.

-Ah... ya... bueno.

(Quiere quedar)
(¡¡.!!)

-¿Quieres quedar?

Bien, aquí respondió antes mi hemisferio izquierdo.

-Sí, bueno, podemos ir a un parque o.... 

(A ver, si cuadro esta hora con esta otra, y paso el desayuno a media mañana y si calculo el logaritmo neperiano de las horas por ....)
(novela)
(Ya, bueno, la movemos...)
(asldkdfj ñsajfkl!)

-Creo... creo que podré tomarme un té como Alicia en el País de las Maravillas a eso de... ¿las cuatro?

-Vente y luego te acerco yo a teatro.

Cuelgo el teléfono.
Y entonces ya, sí, debato con mi yo interior.

(¿Q-u-é e-s-t-a-s h-a-c-i-e-n-d-o?)

Me lo pregunta lento, despacio y algo molesto. 
Suspiro.

"Vamos a ver" me digo "que te apuestas a que haces más cosas y terminas la corrección precisamente porque no tienes tiempo".

La respuesta es "Sí". Porque si miro atrás a la última década, he escrito 8 libros trabajando y haciendo otras cosas porque me organizo de maravilla. Pero esto es conocerse. 

Tras esto, me acerco a Correos, donde tienen para mí un regalo: una profesora de un Instituto donde hice una presentación me ha mandado un paquete. Lo abro muy feliz. Contiene La cocina del escritor y El tic de escribir.

Sonriente, subo en el ascensor.

Enciendo el ordenador, me preparo para escribir, miro hacia la ventana y me digo: "¿Puedo abrir la ventana?" y ese hemisferio izquierdo contesta:

Puedes.
Y puedes tomarte un café.

¡Hum! ¡Caféee! ¡jajajaj!
Ahora ya sí, tengo todo. Voy a dejar que esa otra parte... escriba.

=D 

Esto me recuerda un poco a la Mitad Oscura de Stephen King, ¿no? ¡jajajaj! 

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