Sigue siendo un misterio lo que hace mi mente por las noches. Recuerdo que anoche antes de acostarme me senté a meditar (muy poco rato), respiré hondo, luego me fui a dormir. Estaba demasiado cansada para leer, pero escuché un audio, hasta que me quedé dormida y un mensaje de whasap me despertó.

"Pues muy bien...." me quité los auriculares, dejé el teléfono en la mesita sin enfadarme y seguí durmiendo.

Me he despertado con una sensación de 0 preocupaciones maravillosa.

Y lo raro es que recordaba el último sueño (digo raro porque no le veo relación con tan buen despertar):

Era una especie de ¿rampa? escaleras, camino empinado. Más bien desnivel. Y había mucha gente allí. Mucha, muchísima gente. Estudiantes. Y yo estaba a mis cosas, con algunas amigas. Pero de repente, perdí mi móvil. Y me puse a buscarlo. Por lo que abandoné a mis amigas. Lo que es normal, todos cuando perdemos algo dejamos lo que estamos haciendo y lo buscamos. En el caso del móvil, como locos.

La única forma de buscarlo era registrar cada lugar, cada grupo, y yo tenía la ventaja de poder volar. En alguno sueños puedo. La altura me gusta. Así que venga para arriba y para abajo. De lo alto de la rampa, donde había como un desnivel y podías ver a gente que estaba bajo un techado (no sé explicarlo mejor, seguro que ese lugar existe, había un río a la izquierda. No hay más que buscar un camino de cemente junto a un río, en cualquier ciudad. Y con desnivel y un tejado de uralita...) Bueno, el caso es que allí, bajo el tejado, había una fiesta, y un actor. Y yo pensé, "¿no es ese un actor famoso?". Y él me miró. Y yo estaba volando en ese momento pero... no pareció asombrarse. Pues vale, yo busco mi móvil. A seguir buscando.

De pronto, cada vez más estresada, me fijé en un grupo de estudiantes muy alegres que presumían de robar carteras.

Yo buscaba mi móvil. Y ellos hablaban -entre risas-, de las carteras de los demás que se habían llevado.

-¡Eh! ¡Eh, vosotros! -me acerqué, empujé a uno, así, de malas formas-, ¿y mi teléfono?

-¿Perdona?

-¡Que dónde está mi teléfono! ¡Mi móvil!

-Oye, no sé de qué me hablas.

-¿Qué no lo sabes? 

Tal cual le tenía agarrado hice mi truco de volar, con lo que ahora lo tenía agarrado y a bastante distancia del suelo. Obviamente, esto en la vida real sería impensable. Era un chico, y era más fuerte que yo.

-¡¡Que me devuelvas mi móvil!! 

-¡No lo tengo! No sé de qué hablas, tía...

-¡Ya! ¿Y esas carteras? -lo empujé contra una pared-, ¿os gusta robar a la gente? ¡¿Eso es lo que hacéis?! ¿Robar a las personas? 

Jo si estaba enfadada.

-¿Y mi móvil?

-No tenemos móviles, sólo carteras.

-¡Y una mierda! -le empujé de nuevo y miré hacia abajo. Como le soltara....

-Va en serio, ¡solo carteras! No robamos móviles, los móviles los clonamos. No los robamos, ¡palabra! Sólo los clonamos. No nos interesan los móviles, sólo las carteras... las tarjetas, la documentación, los carnets...

Le solté, pero con calma, en el suelo.

-De verdad, tía -me dijo-, que no te hemos quitado nada.

Él y sus amigos me miraban ya nada felices. 

¿Pero dónde puñetas está mi móvil?

Hay una forma de buscar menos divertida pero bastante eficiente, en lugares cerrados. Consiste en agachar la cabeza, como cuando miras debajo de una cama, y ves si algo destaca sobre el nivel del suelo. Pero hacer eso en un lugar inclinado es difícil. Lo intenté. Vi una cartera bajo la mesa en la que estaban sentados los chicos, y algunos objetos más. Nada de eso era mi movil.

-¡Oh, señor!

"Me he quedado sin móvil", "¿cómo puedes ser tan idiota?", refunfuñando, volví donde mis amigas. Ellas eran felices también. En este sueño, todo el mundo era feliz y estaba a lo suyo menos yo. Y entonces pensé, ¿y mis cosas?

-Chicas, vuelvo ahora, voy a....

-¿A dónde? 

No contesté, bajé hasta el final del camino, donde había unos árboles y una bolsa negra. Es mi bolsa del trabajo, es la bolsa de mi portátil. Estaba vacía.

-Oh, de verdad, cómo puedes perder el....

Registrando a fondo la bolsa... encontré el teléfono móvil. ¿Esto os ha pasado alguna vez? Y yo gritando a los otros chicos y poniéndome de los nervios y no era más que un estúpido olvido. Al ponerme en pie de nuevo pensé que era hora de volver a casa y justo en ese momento me encontré mirando de frente a un desconocido. Era un chico, joven, pero no sé decirlos la edad. Su cara era muy afable, una expresión limpia, honesta. Tenía los ojos negros.

-Hola

-Hola -contesté.

-¿Qué? ¿Ya estás más tranquila?

-Sí, pensaba que había perdido mi móvil...

-Te gusta que los demás te vean, ¿no? Porque sabes que te han visto.

-¡¿Qué?! No... ¿de qué hablas?

-De estar aquí con Eva y su ego. Hemos visto las dos cosas. No una, sino dos.

Toma ya. ¿Y este de qué va?

-¿¿Perdona?? Oye... sólo estaba buscando mi móvil.

-Lo sé. Volando de arriba abajo. Todos lo saben,... te has dejado ver. 

-¿Y qué? ¿Que saben qué? ¡Pero si nadie me hacía caso! 

-Claro. 

Me quedé callada y me sonrojé, se quedó callado. De pronto le miré:

-Oye, ¿tú dónde vives?

El chico sonrió.

Y me desperté.

... bueno, es que no tiene explicación alguna. Voy a buscar "ego" en el diccionario... pero según leo aquí el "ego" es la "identidad". Y perdonadme si peco de iggggnorante, pero decir mi nombre y a continuación tu identidad es reiterativo. "Tú y tu identidad". ¿Entonces que es el tú?

Bah, paso... 

Me voy a tomar un café con virutas de chocolate.