En el que empiezo a entender mi inspiración.

 No falla.

Se marcha el actor. Doy un par de vueltas, distraída, hablo por teléfono, leo las noticias de un grupo literario....Me preparo un café. Soy consciente de mis sentimientos que cambian rápidamente porque estoy desasosegada. Y entonces respiro hondo, y pienso en mis opciones.

El manuscrito de primavera me está costando muchísimo. Pero ahora me siento, lo abro y mi mente está más que dispuesta a trabajar en él. Apetece.

¿¿??


Ahora está todo clarísimo.

Mirad, ayer tenía un problema porque una de las líneas argumentales implica explorar una casa. Y cuesta un poco hacer eso cuando partes de "Voy a hablar con los invitados". No. No vas a hablar con ellos, necesito que el lector explore la casa. Ayer puse de fondo un par de pelís de acción y de repente me dije, "¡qué diantres!".

Explorar la mansión te puede ser útil.

Ya está. Y por si fuera poco, un diálogo: -¡Deja los interrogatorios para después! Vamos a...

Y listo. El lector se deja conducir. ¡Es mi trabajo conducirlo! Me estaba atando yo sola las manos a la espalda. ¡Normal que me estresara no tener hojas suficientes para la trama! 

Y ahora tengo muchas, muchas ganas de trabajar, porque os sonará a locura, pero a mí el actor me hace escribir. También el Muso, no os creáis. Los libros que me descubren (ambos), y poder hablar con ellos y aprender a estar tranquila. 

Ahora el misterio es por qué. 

Es como si al no poder hacer yo nada para controlar una situación (que es justo lo que me da más miedo), en lugar de presa de mis temores, fuera libre.

Y si eso no es una puñetera contradicción de ser humano... no sé cómo llamarlo. 

Chesterton tenía razón o fue sabio al señalar todas las contradicciones que nos rodean. ¡Jajaja!

^_^ Hala, a currar un poquito... 

Por cierto, me he acabado El Infinito en un Junco, voy por la mitad de Animales imaginarios de Borges (que tiene gracia, yo metí un Catoblpeas, jajaja ya sé en que libro!!! En el de la yotuber! jajaja, y sale en esa novela de Borges, ... ) y he empezado Diario de las Estrellas donde un astronauta está debatiendo consigo mismo porque se ha metido en un bucle temporal.

Hacía años que no tenía tantos buenos libros a mi alcance. De niña tenía muchos y un día se agotaron. Me dieron las llaves de la biblioteca, me dijeron: "No queda nada más". Luego pasé años sin leer. Releía mucho. Entonces llegó el Muso. El Muso me descubrió otras tantas novelas, maravillosas todas. Cada una era una joya. Acabaron por definirme como lectora. Pero un día el Muso empezó a estar ocupado con otros estudios y se acabaron las novelas. Y entonces llegó el actor. Y me regaló 34 libros.

¿Y sabéis qué? Son todos joyas.

=D ¡feliz sábado! 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises