Un libro sobre Kaizen.

 


Tengo que admitir que ver la segunda película de terror de la entrada previa ha sido una absoluta pérdida de tiempo. Así que al acabar puse una comedia que ya había visto tres veces sólo para cambiar de registro la mente y una vez que llegué al final, elegí sintonizar una chimenea en el televisor (cosas de Youtube), me tapé con una manta y me puse a leer... Un libro que me regaló el Muso. Bueno, yo lo llamo Muso, porque hay que proteger su nombre.  

Trata sobre algo llamado Kaizen.

Apenas llevo 30 páginas y podría confundirse con la auto-ayuda. Os voy a mostrar un ejemplo de kaizen en mi vida y así os acerco el término. Resulta que un amigo de la ciudad de Toledo decidió lanzarnos un reto hace unas semanas: conseguir 300.000 pasos en un mes. Yo al leerlo lo vi inalcanzable, pero es que mi amigo puso una tabla de excell con lo que hacíamos cada día, y yo le dije:

-Por favor, ¡quita eso de ahí que yo trabajo por objetivos!

Y nos reímos todos.

En el grupo no recogió "el guante" nadie. Bueno, no estoy siendo exacta, lo recogió una amiga que lleva una pulsera y nos manda pasos un día sí y dos no. Por supuesto, el que había puesto el reto... y yo pensé: "bah, esto es imposible, pero bueno, venga... suma lo que puedas".

El domingo pasado caminé 31.600 pasos. ¡Una barbaridad! "Ya con esto me paro y no camino más" les dije. Pero al día siguiente hablé con el actor. "¡Si hacer la compra ya son cuatro mil pasos!". Lo sé, le contesté. El problema era seguir el ritmo. 

Así que el miércoles de esa semana decidí hacer lo siguiente:

"No pienses en hacer 10.000 pasos diarios" me dije, "piensa en hacer sólo... 1000 más".

Cada vez que me levantaba en la oficina, o si salía al descanso, pensaba... "haz mil". Y si te levantas tres veces al día... cosa que seguro haces, pues resulta que sumas 3000 y no cuesta tanto. Como entre ir y venir del garaje sumas otros 1500.... el paseo tras la comida son 2000... en fin, no sé vosotros, pero yo juntaba cada día 8000 pasos... sin hacer "nada".

Y claro... de 8000 a 10.000 hay apenas un paseo.

Tampoco hay que forzarlo... que un día te quedas en 8.600 (como hoy) pues tan feliz... Pero sea como sea, 8000 está muy lejos de 0.

Eso es kaizen. Más o menos.

Se trata de una filosofía de "mejora continua", y cambios a través de pequeños pasos, que tienen una gran influencia en el resultado final. Por no decir que lo determinan. Es lo de "un detalle puede cambiarlo todo". Y así es. 

Sólo voy por la página 30 del libro.

Estaba leyendo y pensaba: "Pero, ¿qué quieres cambiar?". Se me ocurren algunas cosas, bueno, en concreto, una, pero... sólo he logrado cambiarla siendo radical. Estoy pensando que como ese cambio es emocional y pasa por otro tipo de aprendizaje igual no es lo más adecuado para este método... pero lo puedo intentar.

Pone el ejemplo, el autor del libro (que seguro que queréis saber qué libro es pero... me da un poco de vergüenza, mejor lo acabo primero y luego en otra entrada os desvelo el título siempre que me convenza del todo) a una mujer que no tenía tiempo para hacer gimnasia pero estaba mal de salud y tenía sobrepeso. Lo ideal era que hiciera una hora al día de ejercicio, obvio, pero si le propones eso iba a pasar lo que con el reto de los pasos. ¿Qué han hecho mis amigas? Pues pasar del tema. Normal. Ya tienen bastantes cosas por las que estresarse,... como para andar contando pasos. Bien, lo que hace el autor del libro es decirle a esa mujer: "camina delante del televisor un minuto". Eso la mujer acepta hacerlo... y en la siguiente consulta estaba super-feliz. Claro. Normal. Es que la otra cara de no intentar ir a por un objetivo es la alegría de saber que puedes conseguirlo. El autor no lo dice, pero lo que tiene esa mujer la segunda vez que va a consulta es autoestima. Y ya no le parece tan mal caminar un poco. O hacer un minuto de abdominales... o tres... o seis. Paso a paso.

Así que el libro te habla de cambiar paso a paso. Y sentada en el sofá pensé:

"¿Qué puedo hacer para ser más feliz cada día?"

Lo que dio paso a un intenso debate conmigo misma... porque yo no creo que el happicismo sea ventajoso. Es decir, la pregunta me asaltó sin más. Y a esa pregunta, mi parte racional contestó: "Nada. Porque la felicidad depende de factores externos". Y, como os podéis imaginar, el libro resbaló entre mis dedos mientras yo fijaba la mirada en la chimenea de mentira... y seguía este hilo reflexivo.

"¿Depende de factores externos?"

Pues claro. A ver, si te pisan un pie, gritas, te duele, te enfadas... y el día se estropea. Ergo la felicidad, como tal, depende de las condiciones externas. Pero esa pregunta absurda chocaba con mi forma de entender el mundo. "¿Que qué puedo hacer yo para ser más feliz?" La pregunta no hablaba de emprender acciones sin ton ni son. Hablaba de responsabilidad. ¿Qué puedo hacer yo..? proactivamente.

Y en esas me he quedado. Empieza una leyendo kaizen... y acaba reflexionando sobre responsabilidad personal. 

¡Qué cosas!

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