Creo que he lanzado el corazón por una ventana...



Después de una serie de cosas no relevantes, aunque importantes, para entender lo que pongo hoy aquí, ayer me puse las deportivas y salí a la calle. En cazadora vaquera, y sin mascarilla.

Lucía el sol. Fui a la compra, y luego al cajero. Al llegar al cajero, un joven con carrito y braga azul, me dijo:

-Ya no dejan entrar de dos en dos, aunque hay dos cajeros. De ahí que tengamos que esperar.

-No importa -contesté.

Eso fue antes de tirarme diez minutos ahí plantada. De repente, oigo:

-¿Qué? ¿Eres inmune o qué?

Me giro. Es el mismo chico. Me mira con su braga hasta la nariz como si fuera un ninja. Su tono es dulce. Me quedo mirando sus ojos negros. Sonrío. Sin ganas.

-No... no lo sé. Lo que quiero es sentirme normal.

Y sentirme normal pasa por poder salir a la calle con una cazadora vaquera en un día de sol. 

-No llevas mascarilla.

Antes de salir de casa, le dije a mi "yo interior" que no era obligatoria. Y, además no tengo. Es la misma sensación del día anterior al encierro, cuando quedé a tomar un café, y andábamos todos histéricos (yo la primera) pero precisamente por eso, necesitaba un café con mi mejor amigo en una plaza, al sol.

-No, no llevo mascarilla -le digo.

"Cumplo todas las normas". 

Le miré de nuevo. Al irse del cajero me saludó con mucha cortesía.

Regresé a casa, hablé con un amigo. Zascandileé mucho y por la tarde hice boxeo. Luego una ducha. Si alguien me hubiera preguntado, "¿qué sientes?" la respuesta es: Nada. Estaba de vacaciones de mis sentimientos. 
Con la cabeza empapada y un grueso albornoz, subí las piernas al sofá, me senté sobre mis rodillas (encima de una manta peluda) y alargué el brazo hacia el bote de patatas pringels. Por no sentir, no sentía ni hambre.
Mi "yo interior" me preguntó sin palabras desde cuando se come en el sofá, sin funda, a lo que yo repliqué en un pensamiento:"Yo no mancho ni hago migas, y tendré mucho cuidado". ¿Qué peligro podía haber? Encendí el televisor. Seleccioné el pendrive titulado "Películas Nelly" y me demoré unos segundos mirando ese nombre. Nelly. Sacudí la cabeza, "bueno, qué más da"  y pensé "vamos a ver qué tengo por aquí".

Es curioso lo de este pendrive. Casualmente, he ido a encontrarlo en el mejor momento: una cuarentena.

"Bien, veamos... Her... no, ufff, esa pelí sólo va a decir que es mejor tener la compañía de una máquina que la de un ser humano. ¿El asombroso mundo de... ? No leo el final, paso. ¿Hotel Budapest? mmmmh, no, no me llama. Magical Girl, otra vez no... Intocable.. me da mucha pereza, no sé por qué" 

Escrutinio la pantalla. "Pues a lo mejor no hay nada para ver..."

Paro el cursor en la que me queda...

Crazy stupid love.

Titubeo unos instantes. Le digo a mi yo interior: "bueno...¿es española? va a ser una tontería romántica". Muevo el cursor hacia arriba pero acabo bajándolo de nuevo. Crazy stupid love. Está bien.

Le doy.

Arranca con una escena de un restaurante con muchos zapatos de tacón elegantes y muchos zapatos de hombre lustrosos. Y algunas caricias.

"Sí, vale, la gente se enamora... mucha, una gran cantidad". De repente el plano corta a una escena de unos zapatos bajo la mesa, con una mujer en tacón y un hombre con unas zapatillas que -dicho sea de paso-, yo tengo en mi armario. La mujer dice: "Quiero el divorcio". Es Julianne Moore.
El hombre que siempre tiene papeles de no enterarse de nada, mira a la mujer con esa misma cara. Y más tarde en el coche, cuando el ella sigue diciendo cosas, entre ellas, que le es infiel, él se lanza del coche en marcha.

-¡Jajajaj!

Llega a casa con aspecto de haber sido atropellado. A su hijo le gusta la canguro, a la canguro le gusta él, a él le gusta su mujer, su mujer se ha liado con otro. Esta todo mal.

Me río. Si es un comedia que trata de lo mal que va el amor, entonces es adecuada.

La escena cambia y sale un bar de moda. Pues muy bien. Una chica está hablando con su mejor amiga, quien la acusa de llevar una vida apta para todos los públicos. La otra, bien dicho, contesta que no sabe de qué le está hablando. Y mientras yo tiro de la tapa del bote de patatas fritas, sintiendo empatía por ella, aparece Ryan Gosling en traje.

-¿Ese es.. Rya...???

Las patatas vuelan y aterrizan por todo el sofá.

"¡¡NO!!"

-¡ajajaja! -paro la reproducción.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ay!!!!!!!! ¿¿¿¿Pero qué clase de película es esta????
Yo no hago migas cuando como con los pies sobre el sofá. ¡El sofá no tiene funda! ¡Y ahora hay patatas por todas partes! Y Ryan Gosling tiene una cara de pícaro seductor congelada en la pantalla.

Vamos a intentar explicar lo que siento yo por este actor (ya es casualidad, tenía que salir este actor), que además de ser Noa, (a todas nos encanta Noa), tiene .... este otro papel:




Y aunque no me gusta en La la land (ni fu, ni fa), me pones Drive y hay partes que no puedo ver, y hay otras que... 

Total, que dudo si seguir con Crazy Stupid Love o no.

Pero al final la pongo. La película trata de que ese hombre "abandonado", conoce a Ryan en un local. Un local al que iba a quejarse y beber. El mismo local en el que este guaperas iba de caza tirándose a todo lo que se ponía a su alcance.

Miro la pelí pensando: "al tradicional y casado le comprendo... al otro no". De verdad, ¿por qué elegí esa película? jajaja! 
No os voy a contar el final (para mí falla un poco, tiene como una escena que parece que es el final, pero todavía le dan otra vuelta). Es comedia americana, de esa de happy end. Donde todo acaba bien y son felices, pero se pasan de pastelosos.

Me he reído mucho. Me reí cuando el guaperas intenta enseñar al hombre casado y tradicional. Y me reí mucho con la escena de la profesora. Esa no la esperaba, la del colegio.

¿Sabéis? iba a seguir con la entrada pero Real Hero me está distrayendo. Me he acercado a la librería pero no la tengo. 
Mira que quedarme encerrada sin Drive.


Ahora mismo, es una buena película porque él es fuerte. Ayer tuve una conversación de cuarenta minutos con un amigo sobre la vulnerabilidad. Y le dije: "Ni tú, ni Menganito sois débiles". La respuesta fue una risa. Y aún se estuvo riendo un rato.

Total, esta mañana me he levantado y leo en Twitter: "El gobierno va a declarar obligatorio el uso de mascarillas". Vaaaale.... ya estamos. Que si ayer me empeño en salir sin...  Me asalta una duda interior, que se convierte en cabreo....

(si alguien me preguntara, ¿qué siento? Seguiría diciendo: vacía...) No siento nada, sólo destaco la ineptitud e irracionalidad de obligar a los ciudadanos a usar mascarillas, cuando no hay en ninguna farmacia.

Me levanto, limpio, recojo la casa... uuuuy, hoy tenemos día eficaz. Mi yo interior me señala que en casa hay una mascarilla. Respondo pensando "creo que la tiré...". Me acerco al botiquín. Tiro del a cremallera. No puedo creerlo. Me queda una.

Llamo a una farmacia, me dicen que no hay. La chica es amable, y me explica dónde están y lo que tendrán que hacer el lunes para conseguirlas. Cuelgo el teléfono y abro twitter: Decirle a un ciudadano no puedes salir sin mascarillas y que no haya mascarillas en venta, es decirle a un ciudadano "no puedes salir". Yo doy por sentado que el que me gobierna es inteligente... Pero tengo uno de esos días en los que admiro la eficacia y las tonterías humanas me distancian barbaridades de mis congéneres. Como anuncie que no se puede salir sin mascarilla, sin darme opción a comprarlas, te aseguro que pierde mi confianza.

Mi yo interior sugiere: (prueba en otra farmacia)

Llamo a otra, esta vez el dependiente no tiene interés en el tema de las mascarillas. "Ni hay, ni vendrán".

Cuelgo. Por una vez mi yo interior se equivoca.

(prueba en otra... hacia el sur)

¡ajajaja!
Esto me lo dice mi interior, sin palabras. Más como una intuición. Pero no voy a chequear todas las farmacias de aquí a Lima. Tengo una mascarilla. La miro, y pienso: "de paripé". Porque no es lo que el gobierno quiere que tenga. Me froto el entrecejo pensando... que serán listos y no harán cosas que se ven de lejos a que llevan.

Por algún motivo incomprensible me recuerda al funcionamiento de una empresa (colectividad). Porque hay ambigüedades, situaciones, giros y factores que a mí se me escapan. Pero antes de ponerme a decidir como gobernar un país... me doy cuenta de que tengo pendiente una novela.

¡Puñetas! ¡Cómo me gustaría ver Drive hoy!.
JAJAJA!


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