En el que me obligo a concentrarme en la novela.
He pasado la mañana discutiendo por la dichosa factura. Y al final he escrito al editor, no he entendido su respuesta, y me he quedado en ese stand by.
Entre medias, como ya dije, desbloqueé al actor. Le conté la buena noticia y le conté porqué lo había bloqueado. Su respuesta fue: no pasa nada.
Cómo me recuerda al Muso este hombre.. ¡jajajaj!
Esta bien, noté un pinchazo en el ombligo, luego me obligué a concentrarme en los otros tropecientos mensajes. Uno de ellos de mi buen amigo Davidel, quién señala que llevamos 8.643 descargas de un cuento que hicimos juntos.
Y yo preocupada por una factura mínima.
Empiezo a darle vueltas a algo.
Entre tanto, escribo al actor: "¿Sabes? yo de amiga soy muy maja". A ver, él no tiene la culpa de que yo esté como unas maracas. No soy buena gestionando emociones. Todo es muy OOOOOH o muy AAAAAggh!! No hay términos medios. Pero esta falta de control me viene compensada con una exagerada visión realista. Y la parte realista me advierte: Si tú dices a alguien "te bloqueo" y éste te contesta "está bien", hay muy pocas probabilidades de que vaya a aparecer en la puerta de tu casa con un ramo de rosas y un caballo...
(estoy pensando en el color del caballo....)
... a rayas.
Bien, por tanto, asúmelo. Vale. Empezamos de nuevo: "Me llamo Eva y soy una amiga muy maja". Y es verdad, tengo unos amigos maravillosos. Explico y argumento la maravillosa idea que es hacer borrón y cuenta nueva. Sólo amistad. Qué bonita es la amistad.
De hecho, tras mandar el mensaje informo a dos de mis seres cercanos. Uno se echa a reír. ¿Qué? Y el otro, cuando le llamo, se echa a reír más aún. Hum. ¿Qué ocurre? "Nada, nada, Nelly, es que te conozco un poco... y eres una romántica de libro". ¡¿Yo?! Dios me libre...
Tras exponer mi brillante plan. A-M-I-S-T-A-D no dejo de darles la barrila hasta que uno de ellos dice: vale, vale. Está bien.
Me siento y medito.
No hay forma.
Así es imposible. Que si hace frío, que si a ver si te pones con el libro, que si el correo del editor, que si el patatín patatán.... No sé porqué, visualizo un gato panza arriba (chiquitín) jugando. Así no se puede. Me imagino que acaricio al gatito que se acaba calmando pero me clava las uñas. Y muerde.
"Aaaay!"
Vale, dejamos la meditación para otro momento. Enciendo una velita.
Como y miro la tele. Me preparo un té.
Y me pongo, POR FIN, con la dichosa novela del Muso.
Mira que me cuesta.
Abro el capítulo dos, y la primera palabra es el nombre del actor... jajajaj! Golpe bajo.
"Te recuerdo que el personaje termina siendo una gran desilusión" me digo mentalmente. "Y ya está bien de ver casualidades en todas partes..."
La prota se parece a mí pero ... el nombre del otro fue casual. Y además, ella está (o termina) más bien enamorada de otro. Uno que es un actor de primera.
Sí, ya sé que es casualidad que la novela vaya de actores, pero está escrita un año antes de conocerlo.
Tras volverme loca releyendo tres páginas me doy cuenta de porqué me cuesta avanzar. Estoy corrigiendo una novela ya corregida.
-¿Y si todo esto no es por que deba corregirla una vez más sino porque debo enviarla?
Hum.
Por si acaso, la voy a releer esta semana. Y luego la mando.
Y luego dirán que no... todas las editoriales del mundo.
Y acabará en un cajón, olvidada.
Necesito más té.
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