Una taza. Y un vídeo budista.

Os voy a contar lo que me pasó ayer por la tarde.

Al subir al metro, una señora quiso pasarnos por encima y no dejé que ocurriera. No suelo hacer estas cosas, y son cosas pequeñas. A continuación, viendo que mi cuerpo y el de otro viajero le impedía colarse, la señora me empujo. Es decir, me puso la mano en la espalda (¡¡contacto, contacto!!) como si me conociera y me empujó. Mi reacción no fue normal. Me giré y le dije:

-¡Ah, hola! Uy, pero si no te conozco. Creía que te conocía. Pero no...

La señora era de mi edad. Y claro, que te hable una desconocida rompe tu frenesí de estrés. Ella se dio cuenta de que tenía el mismo derecho a tocarme que yo a darme la vuelta y ponerme a conversar como si fuera mi tía Margarita.

Pero fue raro. Es decir, otro ser humano le diría: ¡¡señora, no empuje!!

Me senté y ella se sentó a mi lado. Entonces dijo: "Perdona, te he empujado ¿verdad?".

Jo, si me había empujado. Me sentía agredida. Pero seguí sonriendo como Soujiro. Ése del guerrero samurai que era super-peligroso pero se negaba a aceptar ciertas emociones. O más bien a demostrarlas. Yo le contesté:

-¡No, que va, es que pensaba que usted era otra persona!

Menuda pedazo de mentira. Lo sabía ella y lo sabía yo. 

-Es que si no nos da tiempo a subir.

(¿¿Perdona?? pensé).

-¿A subir dónde?  -me hice la loca.

("Vamos a ver hasta donde llega su estupidez...").

-No, al metro -me contesta ella.

-¡Ah! ¿Por qué? ¿Por qué no te iba a dar tiempo? Yo pesaba que eras otra persona. Y que por eso me habías empujado para saludarme cortesmente, pero luego que vi que no...  

("Tengo que dejar de hacer estas cosas")

Yo estaba muy nerviosa. Seguí a mis cosas, leyendo mi móvil. Y de repente escucho:

-Lo siento, es un mecanismo de defensa.

Ni levanté la cabeza.
Pero eso sí lo oí.
"Es un mecanismo de defensa". 
Necesita un mecanismo de defensa para subir al metro....

La señora se puso en pie y cambió de asiento. Debía de sentirse terriblemente incómoda. Y yo lo había hecho a posta. Pero muy a posta. Lo que tampoco me hacía sentir bien a mí. Debatía internamente sobre si lo correcto era dejar que te pisen o actuar de semejante modo que impide que los demás te vean y -bueno, ella sí me había visto a fin de cuentas-, ... no sé si la había ayudado. El mensaje era: no empujes a la gente al subir al tren. Vamos a entrar todos. Y si no, no pasa nada.

Ese era el mensaje. Y la respuesta de ella, fue: ".... casi os paso por encima a ti y a otro viajero como mecanismo de defensa".

¿¿?? He ahí un dilema. 

Y justo entonces me llega un aviso al móvil (todo esto es real, lo digo porque parece tan extrañamente oportuno que... no sé, cuesta creerlo).

El aviso dice: Tú página budista te ha mandando un vídeo. (Youtube).

-...??? 

Llevo meses sin recibir esos avisos. Abro el vídeo bajando las escaleras, de camino al tren: "Estrés y ansiedad, estrategias budistas".

"Venga ya!"

¿Dios me manda un vídeo sobre el estrés?

¿En serio?

Lo abrí. Y empezaba por: "No hay un texto para la ansiedad, lo que es raro, pues hay millones de textos para millones de estados mentales pero para este no, así que lo hemos debatido y vamos a analizarlo y daros estrategias de (dijo un nombre de un guía importante) y bla bla bla..."

Normalmente, tenemos cosas que hacer y no podemos escuchar una conferencia durante una hora y pico. Pero da la casualidad de que yo tenía que subir a un tren que viajaba hacia el oeste... y tenía una hora y pico de viaje, y no me apetecía seguir jugando a videojuegos sino entender. Y resultó que la guía budista, la ciencia, la psicología congnitiva y el que yo llamo Muso, decían lo mismo. 


El cielo estaba realmente precioso, azul con un montón de nubes al salir de la ciudad, y se fue poniendo todo dorado. Y viendo el cielo dorado y escuchando enseñanzas budistas pensé... "qué bonito es el cielo de la Tierra". Tenemos un cielo precioso, la verdad. No me canso de mirarlo. Y todo era como muy "adecuado" para escuchar enseñanzas. ¡Vamos! Si veis el cielo, con la guía hablando y todo cada vez más dorado y mas hermoso pensáis... ¡vaya!

El vídeo hablaba de conectar. No hablaba solo de ansiedad y estrés. Hablaba de darte cuenta de que puedes ayudar mejor (o ayudar, simplemente) cuando sabes lo que está sintiendo otra persona. A mí me es más fácil ayudar (o debería) si sé de lo que hablo. Por tanto, dijo la guía, ¿Cómo vas a yudar al que está triste por una pérdida si tú no sientes eso? ¿Cómo vas a ayudar al que tiene miedo si tú no sabes lo que es tener miedo?

Ninguna emoción era mala de por sí. 

Eso, cambia mucho las cosas. Si ciertos problemas menores que me cabrean un montón, son enfocados desde la perspectiva de: "Vamos a ver cómo soluciono yo esto, para luego poder ayudar a otros a solucionarlo". Eso es diferente. Tampoco hace falta que te propongas ser el mejor profesor, es solo que cuando alguien viene y te cuenta algo y tú sabes lo que es, puedes conectar.

Entonces me di cuenta de que el Muso es un experto en conectar. La experta en psicología conductual que yo conozco no conecta conmigo (no es su intención), sino que está ahí y acompaña. Pero el otro sabe conectar. Yo también sé lo que es, porque cambia la mirada de la gente. Me pasa en el trabajo, de verdad, les cambia algo en la mirada cuando se dan cuenta de que has conectado y comprendes lo que les ocurre. Lo malo es que conectar todo el tiempo es difícil y da miedo. 

La conferencia iba de conectar con el presente, para huir de los miedos imaginarios. Cuanto más creativa sea tu mente, peor para esta tendencia a imaginar escenarios terroríficos. 

"Sí, me lo va a decir a mí... " pensé. Prueba a salir de casa visualizando mil tragedias en las que tú eres culpable de todo y luego dime si consigues frenar esa Ola de emociones con la que no sabes qué hacer. 

La que daba la conferencia decía que estamos enganchados a las redes para evitar nuestra ansiedad y distraernos.

En fin.

Después de eso, y casi me da la risa, habló de "¿Cuántos de vosotros habéis llegado a un sitio y al ver basura habéis pensado: jo, la humanidad, qué asco, qué maleducados, cómo esta todo..."

¡JAJAJA!

Habló de la motivación. En mi curro, alguien dejó una taza con café (encima, con café) en una mesa. Yo sé quién fue, porque fui testigo de la entrega del café de una persona a otra. "Te regalo este café". Bien, pues la taza (es un vaso, realmente) al día siguiente estaba allí. Yo sé que las de la limpieza no la limpiaron como protesta. Y lo entiendo. Pero la taza se tiró allí 24 horas y al día siguiente... estaba en mi mesa.

Yo tengo unos aspectos de la personalidad que rozan las manías de Sheldon Cooper, jajaja. Así que aquel vaso en lo impoluto de la mesa me estaba sacando de quicio. Podría haberlo bajado a la cafetería pero no es mi labor. Y eso es un tema que debo arreglar así que me negué en redondo a bajar el vaso (debe de seguir allí). La guía budista dijo: "Yo puedo hacer dos cosas. Para que veais la diferencia con la motivación. Primero, recoger la basura pensando que la gente es lo peor, que vaya panda de guarros... " No lo dijo así, pero voy a resumirlo. Bien, es una opción. Yo podía bajar a la cafetería pensando que "ya estaba bien. Siempre me toca a mí... es que es increíble. Soy una imbécil". Me iba a sentir tan mal con ese pensamiento, que me pasaría 24 horas cabreada por una estúpida taza de café.

Y luego dijo la guía: "O... puedo pensar... voy a dejar este lugar más bonito que como lo encontré".

El acto es el mismo, la motivación no.

Fijaos, me vi a mi misma llevando la taza a la cafetería y pensando: "Aaay, estos compis,... bueno, la quito del medio porque así dejo el lugar más limpio".

Y me di cuenta de algo. El acto es el mismo: devolver el vaso a la cafetería. Pero con lo primero yo me iba a sentir fatal. (No os hacéis una idea). Y con lo segundo, todo era paz y armonía.

"Un momento, un momento..." pensé para mis adentros " pero... entonces esto no va de la acción en sí, sino de mí para mí". Más bien le dije a esa cosa interior que era algo "entre nosotros". De lo que yo le decía a esa cosa interior.

Y curiosamente, sentí que acertaba. 

"Esto no va de fuera. Va de dentro" pensé.

Y me acordé del Muso. ¡Es una de las piezas que me faltaba de él! Años observándole y pensando: "¿¿¿cómo lo hace??? ¿¿Por qué hace esto??? ¿¿¿Por qué lo otro??" Y una de las piezas es: No va de lo que hace hacia fuera, sino de él para él.

Aaaahhhh!!!!

Y el tren siguió su curso.

Al llegar a destino, y con una ilusión grande sobre eso de la motivación. Bajé del tren, pensando: "Ya está, lo tengo todo resuelto con estas enseñanzas maravillosas, a partir de ahora...."

Se oyeron unos gritos.

Y aquí viene la parte que no entiendo. Un atardecer maravilloso, el sol poniéndose en un cielo dorado (ahora que lo pienso, es curioso que no cambiara a rosa, ¿no? ¿qué pasó con el añil, el violeta y los otros colores?) unas nubes volviéndose de oro también... y de repente, al poner un pie en la estación y con la farolas ya encendidas porque se había hecho de noche, veo a una chica forcejeando con un guardia de seguridad. Gente corriendo y tumulto.

Allá va todo mi buen rollo.

No era nada grave, era alguna infracción. La chica era joven, adolescente, y gritaba mientras vi correr otras piezas de un puzle que no supe montar.  

No sé para qué el mundo me pone eso delante. Primero todo es enseñanza y clarividencia y salgo y me topo con un conflicto. Hombre, no. Es raro. 

En fin, C`est la vie....

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