Resulta que me encantan los manteles blancos con flores cuando vienen invitados a comer.

He puesto la mesa y me ha entrado una alegría al verlo. Más que con el mantel morado. Debería replanteármelo. Si lo que me gustan son manteles de colores, puedo comprarlos así .. pero ¿blanco? ¿Por qué blanco?.. ¿Serán las margaritas?

He tenido tiempo de ordenar la casa, las facturas, tirar cosas, podar unas flores, ir al supermercado, hacer que Puca pruebe el kiwi y sentarme con un café (y otro kiwi para mí).

Ventilador puesto. El toldo bajado. Una penumbra agradable. Y luminosa, ... y fuera un sol que te pasas.

Y entonces he pensado: "¿Al editor le habrá llegado mi libro?"

Porque el plazo cumple dentro de seis días y... Debería escribirle un correo electrónico. 

De seguir con esta calma... hasta podría animarme a meditar un rato, pensé. Y entonces desvié la mirada hacia la otra novela. La del Muso, que está sobre el escritorio. Ayer pensé en cambiarle el nombre a un personaje pero es que le he dado tanta presencia que no quiero cambiarlo. Y luego la dedicatoria está totalmente fuera de lugar. "A XX... por no tirar la toalla" pfffffffffff! Podría poner: "A todos los que se han sentido abandonados" pero esa dedicatoria lo que te dice es que el autor está un pelín dramático.

Total, que he abierto el libro y he pensado que incluso queda bien así. Tú puedes dedicarle un libro a alguien y ser mentira (jajaja) Bueno, a ver... digo yo. Además, podría ser: "... por no tirar la toalla... con los demás" ¿Eh? Yo no he dicho que la dedicatoria esté completa. "Por no tirar la toalla con todos menos conmigo porque no tengo remedio y estoy super-loca". 

Y fue su idea, de verdad... bueno, pues ya está así se queda.

Edito para añadir: No iba a publicar esta entrada por no ser tan pesada pero es que me he leído dos capítulos de la novela y ¡¡qué buena es, puñetas!!
La voy a sacar así y con dedicatoria. Aunque él no me hable.