Ejercicio de narración con el Caso Bourne.


Anoche llegué a casa y encontré un cartel en el ascensor.

"Si vuelven a utilizar las cisternas y desagües entre las 9 y las 16:00 les vamos a cortar el agua
Atentamente: el equipo de obras".

Y debajo las fechas en las que no podemos usar nuestros propios baños. Sólo que estaban tachadas. Ponía una fecha y encima, otra. Ya estamos con las cosas ambiguas. ¿Cuál es la fecha correcta? Recurrí a la lógica: ¿pone día 15? y también día 11. ¿Será el 15 porque se van todo el fin de semana? No me aclaro, entonces: ¿mañana podemos usar el agua o no?

Tras varios segundos frente al cartel, me di cuenta de algo:

"Qué más te da, si te levantas más temprano de la hora que indica el cartel".

Como siempre es: una opción es mala, la otra también, pero no importa porque me busco un truco. Ains. Con lo fácil que sería un universo cuadriculado. 

Al llegar encendí el televisor. Echaban El Caso Bourne. Supe enseguida que me iba a quedar con esa película porque me cae muy bien él. En cierto modo, habla sobre la identidad. Y mientras veía a Matt Damon bajar por la fachada de una embajada me vino a la mente las características necesarias para ser un buen escalador. Concentración y buscar un nuevo camino. A mí no me gusta la escalada, me provoca estrés. Una vez hablé con un escalador. Me dijo que había dos variantes de personas: a las que esa sensación de estar atrapadas en una pared vertical y tener que buscarse la vida les encantaba, y las que sentíamos (curiosamente) claustrofobia en situaciones así. 

Pero para el personaje de Matt, lo de bajar por una pared de aspecto no imposible sino improbable, pegaba mucho. Y lo de que le persiga toda la policía y se mueva sin estrés pero concentrado, también.
Y ahí que ver qué atractivo está en esa película, simplemente intentando pasar por normal. Podría aprender a moverme así en situaciones de estrés. 

Una pizza y un helado de chocolate más tarde, utilicé un intermedio para regar las plantas. Hay que ver qué sed tienen las pobres. Y pasando delante del espacio de mi Budita, sobre su mesa de color negro que refleja todo, me paré y me dije: "Hum, me apetece hacerle un regalo". Le suelo poner monedas, pero me apetecía más unas flores, o una vela... abrí el armario. ¿Por qué no tengo velas? Ains, qué cabeza... no hay velas. Las habré gastado. Pues tiene que ser algo con luz...

(una bombilla)

Sí, claro, que tengo yo bombillas led aquí escondidas... ¡ah! ¡tengo incienso!

Enciendo la barrita de incienso. Le soplo. Se apaga.
La acerco al Buda y va y sale una llama.
Le soplo de nuevo. Se apaga. La acerco al budita para ponerla en la tabla donde encaja y va y sale de nuevo una llama.
Me mosqueo.

(¿no querías luz?)

Le soplo por tercera vez. Como vuelva a encenderse sola os prometo que la tiro a un cubo con agua.

La coloco en su lugar.
Vaya.
La barrita de incienso da luz. Así que apago las demás y sigo viendo la película.

Invariablemente, a los diez minutos me viene a la mente el Templo al que iba yo antes.

"Es el olor" me digo, "resulta sorprendente cómo nos puede transportar a otros lugares. Es el sentido más relacionado con las experiencias".

Así que acabo de ver El Caso Bourne con la sensación de estar en un lugar en el que no estoy. Es como ver la tele en el Templo de Buda. Y entre la oscuridad y el olor... la sensación se vuelve más poderosa. Tanto, que empiezo a ser consciente de mis pies, mis piernas, mis brazos, el peso de mi cabeza y  todo lo demás.

Acaba la película. ¿Están en España? ¿En qué playa acaba?

Me levanto, me desperezo. Qué silencio.

Miro la barrita que se ha consumido del todo y me voy a acostar, no sin antes reparar el absoluto y maravilloso silencio que hay.

Ni recuerdo dormirme, ni recuerdo nada tras apagar la luz.

Me despiertan unos ruidos.

Yo soy de levantarme a las ocho de la mañana, o a las nueve.
(Recordad lo del cartel)

"Nah, serán las 8...  así que hala, que tienes una hora..."

Abro un ojo. Los sueños se desvanecen -cosa rara- y no los recuerdo. Miro el reloj.

Tengo que pestañear porque no me lo creo.

¿LAS DIEZ? ¿ESTAMOS DE COÑA? 

Persianas arriba. ¿Pero qué? 

Un sonido me avisa de mis mensajes. Es Maeva, la editorial. 

¿Pero cómo?

Me enfado, ... pero, ¿para qué?

Manos a la obra, contesto a Maeva. ¡Cielos, no he desayunado! Tengo que desayunar y mandar el otro libro al otro editor.

¿Cómo he podido dormir tanto? 

Saludos!!!

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