Los juegos de mesa


Ayer, tras trabajar unas horas, nos fuímos (el copiloto y yo) a un pueblo de la sierra pobre. (Anota eso de "sierra pobre" porque ni idea de quién eligió ese nombre para un paraje tan bonito. ¿Será que no hay árboles? Si parece un paisaje del señor de los Anillos...)

Tras un café, y mientras le cuento el argumento de la novela, se inicia una fantástica discusión sobre: "¿Por qué hay fotos/actitudes en las Redes que me molestan y otras no?" Me explico. Empezamos a hablar de la envidia. Si era buena, mala o neutra.

Yo argumenté que, basicametne, lo envidio todo. Vamos, veo cosas bonitas en todo el mundo que quisiera tener para mí. Mi copiloto me dijo que la "envidia" era un gran malentendido. Dio sus razones, que cuando sentíamos envidia mirábamos al otro y nos olvidábamos de nosotros. Como gran entendida en la materia, le dije: "ya, pero es que cuando estas en esa situación... no puedes verte a ti mismo o a ti misma, creéme, lo intentas pero te da igual. Lo que quieres es lo del otro."

Y ahora vamos a la segunda parte. ¿Qué es envidia? Desear algo bonito, noble y maravilloso de los demás, para ti. Ok, entonces trabajo por tener eso. Se podría decir que a mí la envidia me impulsa a mejorar. El copiloto dijo que la envidia te da información de lo que deseas. Bien, y ahora la segunda parte: ¿por qué puñetas, y hablando en general, la gente desea cosas malas a los que envidia? Aquí le dije yo: "si envidio cómo pinta ... DaVinci, ¿me pongo a destruir sus cuadros? ¡No!" ¡Me quedo sin ellos! No puedes.... querer destruir lo que envidias porque sería una pérdida para ti mismo.

Sin embargo, cuando alguien de tu entorno te envidia (y esto lo sé por experiencia) es peligroso porque esa persona, te hace daño, tarde o temprano.

Por tanto, ¿qué puñetas es la envidia? ¿es desearle el mal al otro... o solo anhelar algo que tiene o sabe hacer?

Todo este tema venía porque a mí me encanta ver las fotos de viajes de un compañero de trabajo que cada finde solo viaja, por el mundo. Yo veo esas fotos y, ¡me animo! y él me dijo un día: "Nelly, esas fotos provocan muchas envidias" Pues no lo entiendo.

Sin embargo, hay otras fotos que sí que me parecían mal. Abandoné un grupo de amigas porque pasaron una noche cenando en un sitio y solo se hacían fotos y no vi el mismo buenrrollismo que pretendían aparentar. ¿Por qué unas fotos sí y otras no? Yo misma pongo fotos. 

Tras muchos ejemplos (fotos de mi amiga en París, fotos de paisajes, fotos de...) mi copiloto dijo:

- En unas fotos lo importante es la persona, mientras que en las tuyas, lo importante es lo que la persona está haciendo.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaahhh!!!

¡¡Repite eso!!

Se lo hice repetir tres veces. 

(Sigo luego, que me toca ir a una mesa electoral... =)
No me toca quedarme en la mesa, así que continuemos.

Le hablé al copiloto de lo que veía en su foto y en la de mi amiga de París. Por la parte suya, se quedó muy sorprendido.

- ¿Acerté, verdad?
-¿Todo eso puedes ver en una foto?

Las fotos cuentan historias. Transmiten muchísimo.
Y ese tipo de fotos, me gustan.
Sin embargo... no comprendo ni las fotos de comida ni todas esas otras fotos de chica guiñando el ojo en primer plano o presumiendo de ropa. La explicación de copiloto (lo que haces) me aclara por qué mis fotos de perfil de whasap (que cambian unas tres veces o más al día) nunca son selfies. Rara vez. Y si me pongo un selfie suele ser porque estoy triste, aunque sonría. Sólo tenía un selfie que me encantaba y estaba dentro de un coche, mirando para el mar. No se veía nada, más que un perfil, y el sol, y yo mirando por una ventanilla. Pero sentía tal paz y alegría en aquel momento que la foto era preciosa. Y si fuera al polo norte y viera un iceberg, ¡claro que haría una foto con el iceberg detrás!. Pero para compartir el iceberg. No sé si me explico bien. Por contra, para qué sacarle una foto a un plato de comida si al publicarla pierde su sustancial sentido y es: el gusto. ¿Puedo acaso probar una foto? No. De nada sirve que me pongas una foto de comida, es ... ridículo.

Aunque la ética de cada uno es la ética de cada uno. A mí me gusta ir poniendo pistas y que cada cuál monte su historia.

Esta apasionante discusión fue interrumpida por un e-mail de mi editor. Y al continuar con el paseo, llegamos a una calle inclinada, con algún que otro gato, y muchas flores. Fue en ese momento raro en el que pensé: "¿cuánto llevo de vacaciones?" Y me di cuenta de que era sábado y llevaba solo unas horas fuera de casa.

Ahí empecé a preguntarme cosas sobre el copiloto.
Leí una frase hace poco que decía: "si no amas, la vida te pasará en un destello". En cualquier otro momento habría ignorado por completo la frase. Pero tras la meditación de la mañana que pareció dilatar el tiempo y ese extraño momento en la calle... lo empecé a considerar de otra manera.
Vamos a aclarar las cosas: yo no digo "te quiero". Y tampoco quiero a nadie.
Partiendo de esa premisa, lógica y racional, .. jajaj! Partiendo de eso, reconozco que sin el copiloto los días son una sucesión de cajas horarias completamente llenas de trabajo. Y esta bien. Pero quizá con el tiempo pasa lo que decía Einstein, cuanto más te mueves, más despacio va. Y eso explica ese momento de confusión de "no sé de dónde vengo, no sé a dónde voy, pero estoy en una calle con flores".
Anotaré eso en mi manual de: "el cerebro y su raro funcionamiento".

Tras este día maravilloso, regresamos a la ciudad y fuímos a casa (o local, más bien) de un amigo mío que lo dejó todo (y con todo me refiero a trabajo en Teleco) para abrir una pastelería. Lo raro, es que otro amigo mío le conocía y tuvimos una conversación muy graciosa en la que yo le dije: "Esa historia del que dejó Teleco te la conté yo.." y mi amigo dijo: "No... es un conocido mío". Y nos quedamos callados como idiotas en el metro y de repente dijimos a la vez: "¿¿¿Menganito???" y yo añadí el sobrenombre por el que le conocíamos en la Universidad. Nos echamos a reír, y fuimos a verle.

Esto fue hace dos años. Él dice que vernos entrar juntos en la pastelería fue algo muy raro. ¡El mundo es un pañuelo! jajajaj! Recuperar las "tardes de juegos" fue un poco como volver a esos 17, 18 años... que tan increíblemente bien comenzaron y tan estrepitosamente mal acabaron. Pero aún así, era bonito poder quedar.

¿Y para qué quedamos? Para jugar a juegos de mesa.

A esas tardes de juegos él añadió a su vez a amigos del instituto. Y así, nos vamos juntando.

El motivo principal de esta entrada es que ayer, al repartir cartas, nuestro anfitrión dijo:

- Lucía, no vale hacer trampas. Nelly, no vale ayudar a nadie.

¡jajajaj!
Me mostré indignada.

- ¡¿Cómo?!

- No ayudes a los demás, ¡conecta con tu maldad interior! ¡Tienes que ponerles la zancadilla!

- No quiero -repliqué.

Siempre hacemos la misma broma, que los juegos que me gustan son los de colaboración, y estos juegos de cartas son de "fastidiar al otro". El juego se llamaba: "cuenta kilómetros". Y mientras miraba mis cartas ese algo interior me hacía notar que estaba muy presente si yo quería mantenerme en jugar "sin perjudicar a nadie".

Bien. Esto es lo que pasó:

Mi copiloto se descartaba, por error, varias veces, en contra de las normas del juego. Haciendo trampa sin saberlo, a pesar de que yo pregunté que algo raro había en sus turnos. En cuanto a mí, jajajja!
Me lanzaron cartas de ataque: pinchazo, sin gasolina, accidente, ....

Pero fue tal que así:

- Pinchazo.
Saqué una carta:
- Rueda de repuesto.
Siguiente ronda:
- Accidente
Saqué otra carta:
- Repara accidentes.
Siguiente ronda:
- ¡Calle cortada!
- Vehículo prioritario
- ¡Corte de vía!
- Inmunidad diplomática.
- ¡Nelly, por favor, ataca a alguien!
- No quiero.

Y ya al final, alguien preguntó por una carta y el anfitrión dijo:
- Sí, de esa no te libras, a no ser que seas Nelly que tiene la carta de "flor en el culo" y tiene remedio para todo.

¡JAJAJAJ!

Y esto enlaza con lo que trataba de explicarle yo al copiloto de que existe algún tipo de relación entre lo que somos y hacemos y el Universo. Y es algo que la ciencia acabará explicando. Como ejemplo: los piquituertos de Darwin. Es evolución. Resulta muy curioso que la mutación de pelo blanco surja solo en los Osos del polo norte, no sé si me entendéis. ¡Qué casualidad, ¿no?!. Algo hay entre lo que eres y lo que haces y lo que te llega. Son como pruebas. Y también son casualidad. Creo que existe como un montón de cosas entrelazadas, cientificamente azarosas, frías y objetivas. Y creo que a la par, esas cosas entrelazadas, surge de la relación de nosotros con el Universo. O sea, que es casualidad y no lo es. A la vez.

El resumen es: ¿construimos la realidad a la vez que la percibimos?


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