Sueños que son historias: el tren.
He tenido un sueño muy largo y muy raro. Pero el final del mismo era que íbamos hacia algún lugar, o puede que a ver a alguien, no estoy muy segura. Y por el camino cruzábamos por una especie de estación o museo, donde una de las cosas que se ofrecía al público era montar en un tren de altísima velocidad.
Yo vi el tren desde el suelo. Hacía loopings, giros, subía y bajaba...y me recordó a las montañas rusas y pensé: "Ni de broma". Pero el que viajaba conmigo se empeñó. Creo que era una mujer, no estoy segura. Sí sé que vi a una chica que conozco y que bajó del tren absolutamente angustiada. Y le dije: "¿Es por el tren? ¿Te has mareado?" Ella no contestó.
Miré el tren y la gente empezó a subir (tenía hasta cola, como las atracciones) Y me dirigí a la puerta y pensé: "Pero qué estoy haciendo, si es que sé que lo voy a pasar fatal. Pero fatal" No debería ir. Me paré. Los que viajaban también conmigo se apelotonaban por entrar. Claro, a la gente le gustan las atracciones.
Titubeando, me acerqué primero a la puerta y casi dejé que la inercia de la muchedumbre me empujara en esa dirección. Pero aquello no era buena idea. "Lo voy a pasar fatal, ¿no has visto a qué velocidad va?"
¿Y entonces para qué subes?
Esa pregunta me la hizo mi pensamiento. Una voz interior... extraña. A veces no son ni palabras pero sé lo que me dice.
"Pues... no lo sé. Porque es un tren del futuro. Yo que sé, ¿qué hago? ¿Me espero? ¿NO voy? Es mala idea, ¿verdad?"
(..silencio...)
Ya estamos. ¡Ahora es cuando necesito una respuesta clara! Pero no había nada más que mi propio terror. Jo, pues no estaba asustada ni nada. Bueno, venga, -me dije-, es un tren del futuro. Subes, cierras los ojos, no miras nada, aguantas el mal rato, bajas y sigues tu estúpido viaje...
La persona que viajaba conmigo (viajaban muchos pero al parecer una me era más cercana), entró la mar de feliz y se fue a sentar junto a una ventana. Yo nada más entrar me di con las paredes del tren que resultaron ser acolchadas, de un material rarísimo, se deformaba completamente, lo más parecido al tacto es una almohada. Y entre empujones de unos y de otros, perdí un zapato.
"¡Hala!"
Llevaba unos zapatos muy raros porque eran muy sencillos y abiertos por detrás. Casi parecían zapatillas de andar por casa.
Me agaché de inmediato: (en medio de la entrada)
- Perdón, perdón... disculpe, mi zapato... sí, perdón... oiga, ¿se puede quitar?
Me miraron enfadados los otros viajeros. ¡¿Qué queréis que haga?! ¡No tengo zapato!
El tren cerró la puerta.
"Ahora no hay marcha atrás. Seguro que lo paso fatal. Pero si me quedo aquí sentada en el suelo y cierro los ojos pues ya está". Estiré la mano debajo de un asiento, recuperé mi zapato y allí me quedé.
¿No vas a mirar por la ventana?
Sentada en el suelo estaba bien. Acurrucada en el suelo.
"¡NO!"
¿Y para qué has subido?
La chica que guiaba la excursión se puso a hablar en francés. Bueno, un español con marcado acento.
Miré hacia arriba. Los demás viajeros iban encantados. Yo allí estaba muy bien. Ya verás cuando empezaran los loopings y lo pasara fatal.
El viaje comenzó y ... continuó.
Me levanté y me senté en un asiento cercano. Por el tiempo transcurrido, el tren debía de estar haciendo ya parte de los loopings y las subidas y las bajadas que yo vi desde tierra, a trescientos kilómetros por hora.
"No... no se nota nada" me dije. Miré por la ventanilla. El tren iba a unos cincuenta metros del suelo. Era bellísimo. Volaba. No volaba en realidad claro, pero... lo que fuera que servía de raíl. (electromagnetismo) lo conducía por aquella altura. Se veía la tierra verde debajo.
Madre mía, era precioso.
En serio, alcé las cejas con perplejidad. Dentro, no se notaba nada.
"¿Cómo puede ser?" me pregunté.
Toqué uno de los asientos, era acolchadito y cómodo.
Desde fuera, el tren era una montaña rusa, pero para nosotros, los que íbamos dentro...
"Estamos parados" me dije "Ni siquiera lo notamos, ¿cómo puede ser?"
Es la velocidad.
Miré de nuevo por la ventanilla. "¿Es porque... el tren va cerrado?" No lo entiendo, me dije. Y entonces dijo la que guiaba la excursión:
- Los antiguos viajeros no tenían freno - y algo se rompió dentro del tren pero es un poco difícil de explicar porque...más bien fue, bueno..., no es difícil, es imposible-. Ellos no me enseñaron a manejar el tren.
- ¿Qué? -dije entonces en voz alta.
Y me desperté.
¿Qué hace que cuando vamos en un tren...
No, espera, esa no es la pregunta.
Desde fuera veía una cosa, desde dentro (del tren) veía otra. Ambas realidades son ciertas a la vez.
¡¡¡Demasiado complicado para un sábado por la mañana!!!
JAJAJAJ!! =))
Saludos !!!
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