Sueños que son historias: la garza real.


Extraña historia se ha inventado mi cabeza mientras dormía. Comienza con que me voy de vacaciones. Cerca del mar. Y tengo un perro. El perro a ratos parece Pancho (el perro de la lotería) y a ratos un cocker spaniel con las orejas al viento mientras mira hacia el océano.

Decidí salir a dar una vuelta y cuando abro los ojos de nuevo estoy (estamos, éramos varios conocidos) en una tienda de colchones. "¿Y esto? ¿Por qué estoy durmiendo en una tienda de colchones?". Uno de los que aparecen en el sueño me contesta: "Es que nos encerraron dentro".

- ¡¿Cómo?!

Y entonces llega en encargado. Y dice:

- Mis disculpas. Lo lamento muchísimo, no sabíamos que había clientes y....

Claro, habíamos dormido todos en la tienda. Le dije al encargado:

- ¡¿Pero le parece normal cerrar la tienda con gente dentro?!

Y contestó:

- Por lo que les ha pasado van a tener colchones gratis los próximos veinte años.

(¿en serio? me pregunté mentalmente)

- Eso sí, de exposición.

(¡Ah, de exposición! ¿Quién quiere un colchón de exposición? )

Por si la historia no fuera lo bastante surrealista, nos fuimos todos a pasear y yo iba pensando: "¿un colchón de exposición no vale...?" y mi pensamiento me contestó con una idea. Venía a ser: tú vas a una tienda, esperas a que un colchón nuevo sea puesto como exposición y dices: ¡este, quiero este! jajajaja!  Así era nuevo.  Y no de exposición. O buscas una excusa para que te lo cambien porque le dices al dependiente: "oiga, este se ha manchado". Entonces él lo cambia y ¡zas! les enseñas el papel donde dice que tienes derecho a colchones gratis...

Me senté en un banco. En un parque con árboles. Y me puse a mirar fotos de las vacaciones. Una de ellas me llamó la atención, era el perro mirando el mar con las orejas al viento. "Si no fuera imposible diría que está disfrutando de sus vacaciones como un ser humano..." pensé. Y trataba de dilucidar qué miraba cuando escuché unos pájaros. Alcé la cabeza. 

"Pinzones".

Eran pinzones. Y pinzones negros. Es raro que sepa el nombre, ¿eh? Tuve un pasado de ornitóloga.

- Qué raro... -me dije-, ¿qué hacen aquí?

Estaban arrancando ramitas. Hojas. Por cientos. 

Y entonces pasó un pájaro blanco por encima. Posiblemente una garceta. Sólo que el pico era naranja (qué casualidad, mientras escribo esto se pone a cantar un pájaro en mi ventana). El canto del pájaro era muy bonito y muy agudo pero al verlo cruzar el cielo sobre mi cabeza, me dije:

"¿Ves? Es un canto precioso pero es muy probable que sea una alarma. Los humanos lo vemos bonito pero semejante canto... es un aviso".

Y, efectivamente, todos los pinzones se fueron volando. Todos. Me quedé yo sola en el parque. Y al poco miré hacia arriba y vi una garza real. Volando. Pero muy, muy, muy, muy grande. De hecho, no sería la imperial por los colores, pero tampoco era una garza normal. Y detrás iba un águila pescadora.

Es mi favorita, de todas las águilas. Pero si eres una trucha o un salmón seguro que no te gusta un pelo.

Yo ya he visto un ave rapaz cazar al lado mío porque se lanzó contra una bandada de palomas que, prácticamente, se me echaron encima para evitar al animal y ... bueno, fue bastante impactante. Tanto cómo caía el águila desde el cielo, con las garras por delante y las alas plegadas como en una V. Y por el sonido del aire cuando todas aquellas alas asustadas cambiaron de dirección. Pero sobre todo fue el ZZZUUUUUUMMMMMMM del pájaro predador. Nadie te dice que esos pájaros hacen ruido cuando bajan desde el cielo. 

Me puse en pie mientras el águila caía en picado y la garza, como podía, huía delante de ella.

Yo pensaba, por una parte, "debería intervenir. ¡Intervengo! ¿?" Pero por otra no. Veréis, es como si un gato va de caza y ... claro, por un lado te da pena pero por otro... no creo que se deba intervenir. El águila está buscando su sustento. Aún así, me levanté, eso lo hice de modo inconsciente.

A menos de un metro del suelo vi a la garza darse la vuelta (lo cuál me produjo mucha pena) y poner las patas hacia el águila como si fuera a defenderse. Si una garza se da la vuelta y pliega las alas, como os podéis imaginar, ya de volar nada. Era como un acto defensivo. Me dio una pena tremenda.

Entonces llegaron al suelo y se oyó. ¡clic!

El águila se transformó en un ser humano. Yo me acerqué corriendo. El "clic" era que había cortado una cuerda que ataba las patas de la garza. 

Me quedé de lo más perpleja. 

- ¿Pero qué...? ¿¿??

- ¿Creías que le quería hacer daño? -me dijo aquel... chico-. No nos dedicamos a eso.

Lo dicho, yo seguía perpleja.

- Nos dedicamos a liberarlos -me dijo.

Echó a andar y yo corriendo detrás de él. ¿¿Pero quiénes sois, un grupo ecologista??

Y entonces me desperté. Curioso JAJAJAJA!! Me despertó la vecina haciendo ruido con las cuerdas de la ropa. No sabéis lo que chirrían.


Feliz jueves!!!!


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