En el que echo de menos a mi abuela... y otras reflexiones extrañas


Es curioso como funciona la mente.
Ayer estaba poniendo la ropa a secar. Era una bonita noche de las que anuncian la llegada del bueno tiempo y, como siempre, me gusta mirar para arriba y ver el trozo de cielo con un par de planetas brillantes y -si tengo suerte-, parte de la constelación de Orión.
(..ahora los más estudiosos estarán pensando, ¿hacia dónde está orientada la casa de Nelly, situada en el hemisferio norte?)

Justo colocaba una pinza sobre una camiseta cuando, al mirar hacia arriba, vi una de esas estrellas brillantes y me dijo: "lo más probable es que sea Marte o Venús". Y entonces, en ese momento, me acordé de mi abuelita. 

Es curioso, digo, porque murió hace unos meses, y me acordé con una claridad tremenda de la noche aquella en que subía yo las escaleras hasta el porche de su casa y le pregunté: "¿Qué haces?" y contestó: "Saludo a mi estrella".

Esa respuesta, en una mujer pragmática y luchadora, una mujer de las que sacan adelante la economía familiar con un huerto y lo que hoy (jajaja!) se llamaría "agricultura ecológica" y mucho esfuerzo. Esa respuesta me llamó la atención. 

- ¿Tu estrella? -le pregunté.

- Sí, mira, está ahí todas las noches. Y es la misma. ¿La ves?

Claro que conocía aquella estrella. La conocía porque como romántica empedernida venida de la ciudad, me pasaba las noches mirándola y mirando el monte que había bajo ella. Y mirando el mar. Ahora, que la mirara yo que venía de una urbe de hormigón y humo... vale. Pero que la mirase mi abuela ya.... era una novedad. A fin de cuentas, yo me escapaba por la ventana para ver la lluvia de las Perseidas... pero dudo mucho que aquella mujer fuerte, trabajadora y luchadora, entendiera de cosas que yo pensaba que eran cursis y mías. 

- Es mi estrella -dijo- Todas las noches la saludo y hablo con ella. Y siempre está ahí.

"Para empezar" pensé, "es un planeta y no una estrella. Y en segundo lugar, se mueve, eso seguro. Porque yo sé que el firmamento cambia y las estrellas se mueven". Abrí la boca con intención de decírselo a mi abuela pero no salió de ella una palabra. ¿Acaso no me quedaba yo también embobada mirando la estrella? Planeta, o lo que fuese...

- Es muy bonita -le dije.

Ese recuerdo estúpido, de hace una docena de años, me golpeó ayer la nariz como si fuera una pelota de bolei ball. Pero metí la cabeza dentro de casa, con la ropa y la pinza (antes de que se me vaya, pensé, jajajaj). Y... como que sacudí la cabeza diciendo: "¿a qué viene esto ahora?". Tomé otra prenda de ropa... y buah!, ¡tengo que verlo otra vez!. Asomé la nariz al cielo y allí estaba brillando ese planeta, ese Venus, ese Marte... lo que sea y pensé: "Fíjate, ahí está. Hay que ver. Le estrella de mi abuelita".

La estrella está pero mi abuela no. No sé, fue un momento raro. De verdad, raro. Muy raro.

Pero no le di importancia.

Esta mañana me levanté y preparé el desayuno. Estaba terminando un bote de cola-cao, y tuve que abrir uno nuevo. Tal que lo abro, pienso: "¿Y si hiciera lo que cuando era pequeña?"

Cuando era pequeña, en casa de mi abuela (donde pasaba los veranos), metía la cuchara en el cola-cao y me la llevaba a la boca mientras ella preparaba el desayuno. Siempre me decía a mi misma: "¡esta vez no voy a toser!" Y cuando el cola-cao me salía por la nariz y me hacía estornudar, yo sola tosía, me partía de risa y me iba hasta el grifo más cercano. Y me reía más.

Tal que meto la cuchara en el bote nuevo de cola-cao y me la meto en la boca, ....¡viajo en el tiempo!.
Pero viajo en el tiempo de verdad. ¿Recordáis vuestro cuerpo con 9 años? Lo fácil que era todo, lo cerca que estaba el suelo, lo fácil que era correr... aquellos veranos, la misma sensación.

Toso. ¿Pero qué pasa aquí? Toso con el cola-cao, saco la cuchara de la boca y en vez de reírme, como cuando niña, me digo: ¿¿qué está pasando??.

Es como si mi abuela estuviera de visita en casa. Primero, la estrella. Ahora los desayunos.

De todos modos, la mente es extraña. Porque ayer y anteayer también, pensando, me acordé de una frase:

- ¿Quieres que te traiga algo de Irlanda? -le pregunté al Muso.
- No, gracias -contestó-. Tengo un cuerpo humano. Todo lo que necesito en esta vida.

¿Veis que frase tan sencilla?
Ya.
Pues cuando te das cuenta de ella en medio del silencio... se vuelve curiosamente importante. 
Saludos!!!!




2 comentarios:

José Cruz dijo...

Muy bien todo, buena historia, bla, bla, pero me dan ganas de asesinarte por ese "hecho" que en realidad es "echo". Grrrrrrrrr.

Nelly dijo...

Ay!! Que me he caìdo de espaldas al darme cuenta (menos mal que sobre la cama)...lo cambio ahora mismo. Y me autoimpongo 10 minutos adicionales de lectura diaria para corregir futuros errores. Gracias, José!!!😉

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