Una mezcolanza de cosas.

 Os quiero contar muchas cosas así que esto va a ser una auténtica "mezcolanza". 

Empezaré diciendo que mis últimas 72 horas fueron de tantos nervios que terminé en urgencias y antes de que nadie se asuste... aclaremos un poco la situación.

Me da mucho miedo el cambio.


Lo que para muchos es apenas una frase de pensamiento: "Nah, pues venga, me hago el interrail...", "Nah, pues venga, me cambio a este otro barrio...", "Nah, pues sí, claro, nos casamos...", "Nah, pues..."

Esas decisiones para mí llevarían meses.

Si tengo que decidir con la cabeza... son meses. Cuando me dieron la hipoteca, hace muchos años, le dije al director de la oficina:

-¡Póngase en lo peor! ¡Viene una catástrofe nuclear y suben los intereses al techo más alto que usted pueda imaginarse... ¿qué pasaría con la letra?!

Yo tenía 27 años por entonces. Y, claramente, había tres escenarios a valorar: todo sale lo mejor posible // hay subidas y bajadas // el escenario peor.

-Lo peor que podría ocurrir es... (y dijo un tipo de interés)

Yo estaba pidiendo la hipoteca joven de la comunidad (sin gastos, todo fijo, bajísimo interés) pero quería un escenario apocalíptico. Y el del banco me respondió:

-Se te duplicaría la letra.

Eché cálculos. Si el peor escenario era asumible entonces el riesgo es bajo. ¡Anda! ¡Riesgo bajo!

Estupendo.

Pero ahora enfrentaros a elegir una carrera profesional. Algo que los mayores se encogían de hombros para mí fue un mundo. Porque veía toda mi vida decidida en un instante. No, hombre, no, ¿qué mente puede soportar eso? ¿Es que tú puedes elegir algo que va a condicionar toda tu vida? 

¿Y yo qué sé qué me va a hacer feliz?

Lo pasé fatal, mis carencias en mates y física (las odiaba) borraban toda una serie de caminos relacionados con la ciencia. De cría cantaba las diferencias entre las plumas del vencejo, la golondrina y el avión común, de memoria. Soñaba con trabajar en un Oceanográfico. Las orcas son de mis animales favoritos. 

Pero si no eres capaz de entender fórmulas matemáticas... todo eso descartado.

Pensé: "¿Periodista?" (La Brujita Gari) Una vez leí un libro de una niña que acaba estudiando para ser bruja, harta de no saber qué contestar a sus mayores. Después de un sinfín de aventuras, mira su propio futuro y se da cuenta de que va a ser periodista.

((Pero no soy libre)), pensé. Ellos escriben para intereses.

Vale, ¿qué queda?

Abogada, notaria, puaaj.... todas esas cosas que me recomendaban mis mayores. Nada. Descartado. Yo era muy buena escribiendo, había ganado premios y dinero ya con trece años. Así que, me dije: "Te gusta pintar, inventas mil historias, devoras libros... escribes, ¿por qué no te haces publicista? Ellos tienen creativos".

Y elegí publicidad.

Trabajé 5 años en publicidad.

Y salí huyendo de la publicidad.

Descubrí que me gusta trabajar para empresas grandes. Y me refiero, al edificio. Me da tranquilidad. Puedo escurrir el bulto y hay cientos de cajitas-oficinas para averiguar a qué se dedica cada uno...

Pero esa es otra historia...

El caso es que me da terror tomar decisiones así de grandes. 

Y de pronto salió un anuncio (secreto) que me hizo prever un escenario y me entró el pánico.

Como siempre, intenté averiguar qué me haría más feliz (viviendo a tres años vista) es decir, no era decisión para tomar ahora, pero da igual. Incapaz de descubrirlo pero visualizando y sintiendo escenarios desagradables me dije a mi misma que estaba metiendo la pata....

.... lo que llevó a: "Todo lo que haces está mal". "A estas alturas de tu vida..." "Fíjate en tal amigo...", "Es que tu vida es un fracaso..."

Alerta mental.

Sí, pero yo no la vi. Hace tres días, no la vi.

(******)

"¿Y a mí qué me dices? ¡Pues habrás empezado a equivocarte de niña y ya está todo mal! ¡Mira qué edad tienes! ¡¿Y te estás planteando ahora un cambio!? ¡Tú estás loca!... bla bla bla"

Lo malo es que se me junto con dos elementos estresantes que ... bueno, no quiero entrar en detalles. El caso es que horas antes de acabar en urgencias tuve una terrible pesadilla.

Pero en realidad era un regalo.

No sé si habéis visto una película que se llama "En un lugar tranquilo" o algo así. Yo no. Pero la conozco porque he tenido el "placer" de verla "a saltos". Me he encontrado con ella varias veces. Trata de un mundo silencioso porque unos bichos marcianos horrendos atacan lo que hace ruido. Yo no la pienso ver. Pero sé que existe. Conozco la escena del niño, el juguete y el puente. 

Tampoco sé si conocéis It Follows. Está sí la vi. Aunad ambas, un monstruo horroroso con manos que son como ... no sé, las garras de una mantis... y totalmente espectral... aunad eso con el concepto de: vayas donde vayas te seguirá.

Ese era mi sueño. Así que... el peñazo de que ese monstruo horrible estuviera en todas partes, da igual donde te escondas, era un pesadilla... Porque además parecía real. Te ibas a un edificio y aparecía. Ibas a otro y aparecía. Te escondías en un portal y acababa saltando sobre la azotea... No sólo a mí, estaba aterrorizando a toda la ciudad. Pero era la manía de lo inevitable lo que desquiciaba a cualquiera. ¿Qué sentido tiene correr de algo si él no va a dejar de perseguirte nunca? Nunca. Por siglos. 

Era horroroso.

Y, claro, era una pesadilla de gritos y carreras, pero ocurrió que el sueño me habló.

-¡¿Qué hago para que deje de perseguirme?!

-Tienes que hacerte invisible para él. Así no te verá y no tendrás que huir.

-¡¡¿Y CÓMO?!!

Internautas, en medio de una huida desesperada, gritos y terror, no prestas mucha atención a estar hablando con un sueño. Tú hablas y esa voz te contesta. A quién le importa lo que sea esa voz. No es momento para pensar...

-Deja de tener miedo. Cree en ti. Si dejas de estar asustada no te verá.

Yo no caí entonces en que el sueño era un regalo en realidad.

-¿¿¿QUE DEJE...?? ¿¿CÓMO VOY A HACER ESO???

"Asustada" era mi segundo nombre esa semana.

-Cree en ti. Estás haciendo las cosas bien. Deja de tener miedo. Lo estás haciendo bien, no te asustes.

Si un sueño te dice eso y acto seguido escuchas un estruendo y ves esa criatura horrenda bajar las escaleras desquiciadamente y ves sus dos metros y medio de altura, su aspecto de monstruo del inframundo, sus brazos de casi tres metros y en vez de manos tiene cuchillos afilados (podría pintar al marciano pero no voy a hacerlo) y no tiene ojos y es horroroso... ¿Te paras a evaluar tu estado emocional?

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH! -del grito me desperté.

Y eso fue unas horas antes de acabar en urgencias.

Resultó que hace un año tuve un incidente (no grave, pero escandaloso) y al ir al médico casi lloraba. Parecía una alergia, pero se descartó rápidamente, pues podía respirar bien. Resultó ser un problema que algunos seres humanos tienen con las glándulas que producen la saliva. Si vosotros no sabíais que podía pasar,... yo tampoco.

El síntoma se repitió solo que con una vez de experiencia ya sabía lo que se venía, así que apenas me empecé a "inflar" fui corriendo al médico. Me dijeron lo que tenía que hacer y regresé a casa.

"Vaya, qué casualidad".

Es que vaya casualidad... que justo ese día me ocurra... tras un año entero sin ningún problema. En fin. Unas horas más tarde estaba en una estación. Le conté a mis amigos lo ocurrido. Y me dijeron:

-Lo increíblemente bueno del asunto es que lo tienes muy identificado.

Y otra amiga:

-Pues sí, deberías trabajarlo... 

Qué casualidad, uno es periodista médico y la otra es psicóloga. ¡Jajajajaja! Vaya casualidad de amistades. En fin.

-Lo fantástico es que te conoces bien -repitió mi amigo, y me pregunto unas cuantas  cosas más.

Pero movámonos un poco a lo que ocurrió entonces...

La cafetería de la estación tenía más de 14 clientes en cola... Dos colas, una máquina de café gigante con 10 dispositivos para servir el café. Mientras aguardaba en la cola mi yo interior me dijo algo sobre (vas a tomar un café con el aparato dental? Está prohibido) Primero, no lo está. Se supone que se ensucia pero me lo cambio en una semana y... segundo, lo más importante, acabo de tener un ataque de ansiedad, si me apetece tomarme un café con el aparato, me lo tomó.

(******)

Os lo traduzco: ¿Y por qué no solo el agua, mejor?

Respuesta mía mental a Coso: "Haré lo que me de la gana, ¿vale? Llevo días muy  malos. Tómate el café, que el café te gusta y te hace sentir bien".

Atentos a lo que pasó.

-Un café con leche fría -digo.

La chica se gira. Da al primer botón. Espero y ella sigue atendiendo. Vuelve. Mira el vaso. Frunce el ceño, pasa el vaso al segundo servidor, da a la botón... se marcha. Vuelve. Golpea el servidor con la mano...

"Algo va mal", pienso.

Cambia el vaso del servidor. Da al botón. Saca todos los cubiletes con café de su sitio, los cambia. Da al botón.

"Nah, ahora te lo trae. Se ha quedado sin café".

Luz roja.

Me fijo en la luz roja de la gigantesca cafetera. Mide dos metros y pico, es parte de la tienda. 

"Eso es porque hace café" me digo.

La chica vuelve. Mira mi vaso. Mira a todos. Se gira y se acerca al mostrador.

-LO SIENTO... SE HA ROTO.

Una cola de veinte personas.

(******)

(¡JAJAJAJAJAJ! Coso eres tremendo)

Me mira, lo está pasando fatal la vendedora.

-No hay... por favor... vayan a la otra cafetería. No hay...

La gente se pone a gritar. Por un café, qué estupidez. Yo que tenía mis dudas y pensaba en tomar solo agua, me digo: "Lógico". Esperable. Vamos, es que no veo la más mínima...  no sé deciros. Esto no se puede llamar casualidad. Que tú digas "quiero café", Coso diga que no es buena idea, y cuando te lo van a servir se rompe la máquina... pues.... ¡Jajajaja! Solo puedes reír. 

Una mujer se pone a gritar a la camarera. Que ella es la clienta, que lleva esperando mucho...

Y yo pienso: "¿Está culpando a la camarera de que una máquina de más de media tonelada de peso no funcione?"

Vamos a ver, no hay más que mirar a la camarera y ver todo lo ocurrido para saber que gritarle a ella es como irte a un safari de África y gritarle a una cebra porque te ha venido un impuesto de circulación más alto que otros años. O protestarle a la cebra porque el semáforo de tu calle no funciona. ¿Dónde le ves tú la relación?

Pues la mujer sigue gritando. El caso es que la camarera me tenía que dar el cambio. Como la otra no dejaba de gritarle, se detuvo y yo cedí. Aguanté mientras le decía: "oye, a mí me miras que soy la clienta...", aguanté y esperé mientras decía: "¿y para qué aguanté la cola...?...", y hasta no dije nada cuando le dijo: "¡Pues soluciónamelo! Yo soy la clienta...!"

Y la pobre camarera, ayudándola: "Allí hay otra cafe..." Nada, no la dejaba ni hablar. Ya por fin, intervine, no a por la clienta, sino a por la camarera:

-¡Disculpad! ¡Voy a perder el tren!

La clienta dijo: "Anda y yo!" y yo dije:

-¡Sí! ¡Pero ella me estaba atendiendo a mí, Y YO TAMBIÉN SOY CLIENTA!"

La camarera se gira y viene a mi lado. Tiene los ojos llorosos. 

-Lo siento... se ha roto.

Claro que se ha roto. Y no has sido tú, ha sido Coso. Y Coso aquí es el tejido mismo de la existencia. Y no debes llorar porque esa pobre ignorante que no para de repetir que es la clienta lo  que está es estresada. 

-Ya lo sé -contesto-, lo he visto. Por cierto, tú no tienes la culpa.

La camarera me mira a los ojos y yo la miro a los ojos. Y me dice: "allí hay otra cafetería".

-Lo sé, pero el agua me va bien. Y, por cierto, tu trato al cliente es fantástico. ¿Lo sabes, verdad?

La camarera se para. 

-Ella no tiene razón. La máquina se ha roto, no es culpa tuya, bastante la amabilidad con la que nos estás tratando a todos.  

-¿De veras? -me pregunta.

-Pues por supuesto -contesto-, la amabilidad, la paciencia y la cortesía. 

-¿Lo podrías poner? -junta las manos. Ella es más mayor que yo, y me lo pide con las manos juntas.

-Pues claro. 

Sonríe.

Me voy a mi sitio con una botella de agua.

"Al final no hay café" (le digo a Coso, mentalmente)

Abro mi botella y bebo agua.

Cuando voy a bajar al tren la gente "en muchedumbre" me saca de mis casillas. En serio, no puedo. Yo andando soy como el madrileño medio con el coche. En coche, no, pero ellos en coche se me cuelan donde no cabe ni un alfiler y yo andando soy super-rápida y voy esquivando obstáculos. Porque la gente, en masa, se despista. Esto hace que se planten delante de unas escaleras a mirar el móvil o que no te esquiven al andar o, peor aún, abren una puerta y se ponen justo al cruzarla a mirar goolge maps. Y tú que vas detrás, piensas: "¿¿¿Pero usted no es consciente de que esa puerta está siendo atravesada por mil personas a la hora??? ¿¿¿¿SE CREE QUE VA SOLO???"

¿Dónde está la eficiencia del equipo? Eso se siente. No hay que pensarlo, nos sentimos.

Pues no.

Así que mientras Coso me decía algo sobre (mira su estado emocional) yo contesté que a la porra su estado emocional, ¡eran ineficientes! y Coso me comentó algo sobre (¿por qué es ineficiente ir tranquilo?) . La respuesta es obvia: ¡PORQUE SÍ! Son lentos. ¡Muy lentos! ¡Van como borregos!

Avanzaba saltándome maletas innecesariamente detenidas en medio del camino. Y así, como es natural, bordeé el andén pisando las baldosas amarillas.

Y sonó  una bocina. No una cualquiera. Casi fue como si respondiera Coso mismo.

Un chico de la estación me mira y me hace un simple gesto con la mano indicándome "muévete un paso a tu izquierda", cuando lo hago, noto el aire y me roza la mano la superficie de un tren de alta velocidad.

Me llevo la mano al corazón del susto. Es aerodinámico. El chico se lleva la mano al corazón como si fuera mi espejo. Pero lo hace lento. En realidad parecemos dos mimos. Es joven, tiene los ojos castaños y sonríe.

-¿No has oído la bocina?

Claro que la oí. Pero que te pite un AVE no es algo que pase todos los días. El chico se para a hablar conmigo o, más bien, me paro yo al pasar junto a él.

-¡ANDÉN 18 POR EL TUNE! -grita a los viajeros.

-Lo siento -contesto.

-¿Por qué no te has apartado antes?

La respuesta más sencilla es: porque estaba enfadada.

Y entonces se para una señora de mi edad:

-¿Pero no se puede pisar esas baldosas amarillas?

Me giro:

-Indican peligro -respondo-, son rugosas para que los ciegos sepan que a menos de medio metro se acaba el andén. Son la frontera.

Obvio, no pasa nada si las pisas porque todo el mundo las pisa alguna vez. Pero un "larga distancia" no es como otros trenes. El problema no es solamente que te pueda dar, el problema es el viento.

Claro que a la estación va muy despacio.

En realidad... el susto no era tan grave. Pero no conviene andar por allí. Y Coso me lo había dicho. 

Vuelvo a mi velocidad de crucero y busco mi vagón. Cuando llego, aún diciéndome a mi misma: "Esto es más eficaz" ocurre lo de la cafetera (preparaos para reír)

Llego al vagón y hay gente lenta en la entrada. Pero yo ya he llegado. Da igual que sean lentos. Gracias a mi super-velocidad he llegado. De repente suena:

PIPIPIPI.

Una alarma.

Y justo está saliendo una chica del tren que trabaja en el tren y lleva uniforme. Ella sale cuando yo voy a entrar, y empieza la alarma, y ante mis narices la puerta de embarque se cierra.

Observo que una Luz Roja parpadea como la cafetera. Esta está al lado de la puerta. Casi parecen la misma luz. 

NO me alarma eso. Me alarma la chica:

-¡AY, NO, NO, NO... NO NONOOO! -exclama, como si fuera algo muy grave.

La puerta se cierra inexorable. Delante de mi nariz. 

La chica nos mira y usa su walki talky.

Los viajeros nos miramos.

-Bueno, ábrala -pide otro viajero.

-No se puede.

Adiooooooooos.

¿QUÉ?

Miramos todos, todos, ella, yo... y seguro que el de atrás... lo mismo a la vez: el reloj. 

(Una vez cerrado el Embarque no se podrá acceder al tren)

Ay, Dios mío, ¿¿¿a que me quedo en tierra por NO HABER CORRIDO LO SUFICIENTE????

Miro atrás, el vagón 11 está abierto, tiene cola. Parece que POR ERROR, un error desconocido, algo que según la chica no debería ocurrir, se nos ha bloqueado el acceso.

¡¡Mi inteligencia nos salvará!! pienso, y mientras Coso señala algo, yo respondo:

"Ese vagón está abierto, luego entras y vas por dentro del tren"

Pero Coso señala algo. 

Ni caso le hago y entro por el otro vagón pero claro, hay un trillón de obstáculos. Y mientras yo estoy allí, diciéndole a Coso que así es la vida, que empujas o te empujan y que así es la vida, y avanzo laboriosamente y no hay quién cruce entre tanta maleta y viajero... mientras todo eso pasa, oigo:

-PI PI PI  -y la puerta de mi vagón se abre de nuevo y oigo a la trabajadora del tren:

-MENOS MAL, YA LO HAN ARREGLADO.

Y yo estoy donde no debo y tengo mil obstáculos más por no habérmelo tomado con calma.

¡jajajjajajaja!

Lo de la máquina de café, bueno, pero esto ya es el colmo.

(********)

Vale.

Lección aprendida: la calma no es ineficaz. A veces es más ineficaz no ser ineficaz. Si en lugar de buscar una solución en tres milésimas de segundo me hubiera quedado con los otros viajeros (pasmada) pues habría entrado por el vagón doce. Y no habría armado la que armé para llegar a mi sitio.

Luego resulta que era el vagón del silencio. Hice un viaje maravilloso. 

Ya por último, hablé con el actor. Le conté cosas, me contó otras y me dijo: "Sí, hoy suenas menos estresada" y yo le hablé de los libros y concretamente de Los Vagabundos del Dharma.

-Me lo recomendó XXX (mi compañero de curro, el que me enseña budismo) y me encanta, está muy bien. Verás, se trata de unos autores que son como de los años sesenta y se llaman Generación Beat. Claro, tú no los vas a conocer pero...

-Ah, sí, William S. Burroughs.

-¿Qué?

Estas son las cosas que a mi me admiran.

-La generación Beat -me contesta el actor.

-¿¿?? Los... conoces?

-Sí, claro. Allen Ginsberg, William... por cierto, se pronuncia Kerouac. 

(¿Sabéis la escena esa de Gabana se escribe con V o con B?)

¿De dónde sacan ese conocimiento? A mí me da igual el futbol y sé muy poco de las cosas, pero es que mi compañero de trabajo es como una fuente inagotable de cosas "guays". Libros. Música. Cosas "guays". Y resulta que el actor también entiende de literatura una barbaridad.

Son joyas. En serio. Son maravillosos.

Y hasta aquí llega esta historia.

Por cierto, el libro habla del Zen y de cosas estupendas. De momento han subido y bajado una montaña y ha ocurrido un suicidio (de un personaje muy tangencial). La parte de la montaña tampoco era tan hippy como yo me temía que pudiera ser. No sé, lo lees y te dan ganas de comprarte una mochila e irte al monte. 

:) Saludos!

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